Uribistas se escandalizan por vandalismo, no por desfalco a bienes públicos

Por GERARDO FERRO

El debate sobre no destruir el mobiliario de una ciudad porque son bienes públicos, es muy válido. Lo púbico es sagrado. Y la vida, mucho más. Hay quienes parecieran llorar sobre una pared rayada, mientras son indiferentes ante la sangre de un joven inocente que marchaba pidiendo un país mejor.

Una profunda contradicción queda en evidencia cuando el argumento de no vandalizar lo público es utilizado por quienes defienden el partido político que más ha destruido los bienes públicos en Colombia.

Caricatura de Vladdo, tomada de Cronicón Virtual.

Los dineros de la salud fueron saqueados con reformas como la presentada por Iván Duque, que espera ser aprobada en el Congreso. Los dineros de la educación también son públicos, y el pillaje que cayó sobre ellos en la era Uribe ha dejado al país en la ignorancia. Los dineros que se desviaron de Agro Ingreso Seguro eran públicos.

La hacienda Carimagua era un bien público, y fue destinada para beneficio de privados en el gobierno Uribe. Los dineros que se robaron en el megafraude a la DIAN eran públicos. El desfalco al Fosyga fue de dineros públicos.

Los títulos mineros entregados a dedo durante la administración del Ubérrimo se hacían sobre una tierra que es de todos, es decir, pública. La entrega de miles de hectáreas por parte del Incoder en el período del ‘Matarife’ a testaferros del narco paramilitarismo, era una malversación de bienes públicos.

Los escándalos en la contratación vial del exministro Andrés Uriel Gallego, el caso Nule (socios del uribismo), el escándalo de Fondelibertad, el del préstamo a los floricultores y un largo etcétera, todo eso es vandalismo contra lo público. Pero hoy los uribistas de a pie ponen el grito en el cielo porque se rayan paredes, rompen vidrios y queman CAIs, cuando han apoyado con sus votos a aquellos que más vandalismo han hecho contra los bienes públicos de la nación.

No se trata de justificar los actos vandálicos de quienes destruyen parte del mobiliario urbano, pero debemos entender que esa expresión de violencia subjetiva es el resultado de una mucho más profunda, sistémica, estructural y objetiva, que violenta lo público cercenando cualquier posibilidad de vida digna. Es la manifestación de la rabia y la impotencia por el accionar de otros vándalos, estos de cuello blanco, que siguen desangrando lo público con total impunidad.

@GFerroRojas

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