Ya viene la instalación
ordinaria del Congreso,
que ha perdido tanto peso
por no ejercer su función.
Pues, valga la aclaración:
para no ser contagiada,
sugiero sea vacunada
con un desparasitario
de los fondos del erario
esa costosa manada.
Y entonces, la medicina,
para salir del enojo,
sin que el precio sea un despojo,
ha de ser la Ivermectina.
Con ello se determina
que en las plenarias de ruido,
con tan poquitos sabidos,
no habrá gritos, no habrá insultos,
ni acusaciones, ni indultos,
habrá tan solo bramidos.
Por darnos la solución
esta quintilla termina
con aplausos de emoción.
Que comience la sesión
y ¡Viva la Ivermectina!
Gerardo Martínez Martínez