Alejandro Gaviria, el neoliberal progresista

Por DIEGO OTERO PRADA

En la literatura política se habla de Johanna Brenner, Nancy Fraser y Naomi Klein, y del neoliberalismo progresista en que caben muchos de los que se llaman socialdemócratas.

Esta especie comprende individuos ortodoxos en lo económico y defensores abiertos del capitalismo, que mantienen posiciones progresistas sobre temas de valores, como el aborto, el matrimonio de sexos iguales, en respuesta a los movimientos feministas, de LGBT, afros e indígenas.

La crisis de la pandemia les ha hecho aceptar ciertos aspectos redistributivos, pero siguen siendo neoliberales.

En Colombia hoy nos presentan a Alejandro Gaviria, un representante ilustre del Establecimiento, como algo nuevo, fresco, independiente, brillante, inteligente. Como siempre, la oligarquía ensalza a su gente. Nos lo presentan como alguien que es moderno y progresista, y ahora se dedican a elogiarlo en todo momento.

Muy difícil aceptar que alguien que trabajó como subdirector de Planeación Nacional en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y como ministro de Salud de Juan Manuel Santos, nos lo presenten como independiente. Fueron dos cargos de alto nivel nacional en que uno debe estar de acuerdo con el gobierno. Y así fue, y actuó como un verdadero neoliberal, defendiendo al establecimiento, la ley 100 y a las EPS.

Igual pasó con Macron en Francia, que se presentó como un político progresista, ni de derecha ni de izquierda, de centro como se dice cuando se teme que se le trate a uno de derecha. Igual que Gaviria, con carisma, brillante, nuevo, que iba a cambiar a Francia. En la realidad Macron era un derechista autoritario disfrazado como lo ha mostrado su gobierno. Le dicen el presidente de los ricos.

Alejandro Gaviria es el Emmanuel Macron colombiano.

El Neoliberalismo progresista

Es una idea que nació en los Estados Unidos para explicar fenómenos como el de Bill Clinton, Hillary Clinton y Barack Obama.

Los analistas estadunidenses (Johanna Brenner, Nancy Fraser y Naomi Klein, entre otros) explican el fenómeno Trump como una reacción contra el neoliberalismo progresista, caracterizado por la defensa de la globalización y la desindustrialización, la unión de los capitalistas financieros con las elites urbanas y los movimientos emancipatorios (feministas, antirracistas, LGTB). Es una unión del neoliberalismo puro con el progresismo en aspectos sociales.

Dice Fraser (2017, p. 2) “Lo que sus votantes rechazaron (los de Trump) no fue el neoliberalismo, sino el neoliberalismo progresivo.  Esto puede parecer a algunos como un oximoro (una contradicción), pero es real, sí perverso, un alineamiento político que es la clave para entender la elección en los Estados Unidos y tal vez algunos desarrollos en otras partes.  En su forma estadounidense, el neoliberalismo progresivo es la alianza de corrientes principales de los nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo, y LGTB), en un lado, y el sector de negocios y de servicios (Wall Street, Silicon Valley y Hollywood), de otro lado.  En esta alianza, las fuerzas progresistas están unidas efectivamente con el capitalismo cognoscitivo, especialmente el financiero. Sin embargo, inconscientemente, el primero presta su carisma al último. Ideales como diversidad y empoderamiento, que en principio podrían servir diferentes fines, ahora se aplican a políticas brillantes que han devastado la manufactura y lo que fueron vidas de clase media”.

La socialdemocracia neoliberal progresista

Esta es la visión predominante en la social democracia  a partir de los años ochenta, que fue la gran traición  a los trabajadores. La socialdemocracia europea se transformó al neoliberalismo, que con el tiempo fue su fracaso, ya que los obreros la abandonaron y entraron apoyar partidos de extrema derecha nacionalistas, antiglobalizadores.

El mejor ejemplo es el de François Mitterrand, presidente de Francia, que llegó al poder en un Frente de izquierda con los comunistas, que en 1981 dio una vuelta de 360 grados y se convirtió al neoliberalismo y fue el autor con los alemanes de las nuevas reglas de la Unión Europa, sobre relaciones del déficit fiscal y el endeudamiento como proporción del PIB, sacados de un sombrero, sin estudio, igual que en Colombia. Así se aprobó que el déficit fiscal no podrá superar el 3,0% y el endeudamiento público el 60,0%, y una inflación de 2,0% anual impuesta por el Banco Central Europeo, criterios que no siempre se han cumplido completamente.

Siguió Schroeder, del Partido Social Demócrata Alemán-SPD alemán, que hizo aprobar una serie de reformas cuyo propósito era el de bajar los beneficios para los trabajadores. A continuación, tenemos al hombre de las falsas armas de destrucción masiva en Irak, el señor Tony Blair del partido laborista inglés, con su Nuevo Laborismo de la Tercera Vía. Y siguieron todos los demás partidos socialdemócratas europeos y del mundo, asociados en la Internacional Socialista, que se convirtió en una defensora de la globalización neoliberal. Están los ejemplos de los partidos socialistas de Italia y Grecia, desastrosos, que entregaron el poder a la derecha. De Francia, con el señor François Hollande, que dejó de sucesor al derechista Enmanuel Macron.

Al final, hoy todos estos partidos están muy debilitados y casi desaparecidos, y en su lugar los obreros se han ido hacia partidos de extrema derecha, como el de Marine Le Pen en Francia, Trump en los Estados Unidos, Boris Johnson en Inglaterra, Liga de Salvini en Italia, los gobernantes actuales de Hungría y Polonia, de Jair Bolsonaro en Brasil, de Nayib Bukele en El Salvador.

Los partidos socialdemócratas se olvidaron de los trabajadores ya que su composición de clase cambió, dominados por los tecnócratas globalizadores centrados en las grandes capitales, beneficiarios de las nuevas realidades capitalistas, pero que se olvidaron de los trabajadores y de las clases explotadas en general. Naomi Klein llama a estos partidos, Neoliberales Progresistas, que son liberales en algunos aspectos sociales, pero neoliberales en lo económico y el resto. Ejemplos los hay en Colombia, de precandidatos presidenciales y de agrupaciones políticas.

El programa de Alejandro Gaviria

En su lanzamiento, Alejandro Gaviria presentó un ideario en 60 puntos, una especie de programa de lo que piensa. Es una mezcla de ideas generales, de las que muchas se aceptarían, como el respeto a disentir, el respeto a los demás, la defensa de la libertad, temas o ideas muy apropiadas para lo que se llama neoliberalismo progresista.  En lo económico es muy vago, pero tiene una impronta neoliberal a morir.

Divide su ideario en 12 grandes tópicos, y en cada uno presenta sus  ideas sobre el tema.  Los tres primeros:” las formas importan en política, el cambio social requiere voluntad y método y la libertad es un valor supremo”, están llenas de lugares comunes, frases generales y algunas ideas muy peligrosas.

Dice: “La violencia es inaceptable como instrumento de cambio social”. No ha habido un solo cambio importante en la historia de la humanidad sin violencia: revoluciones francesa, inglesa, estadounidense, latinoamericanas, la descolonización, la primavera árabe, rusa, mejicana, boliviana, cubana, portuguesa, española, china, vietnamita, afgana, italiana, salvadoreña, nicaragüense, Occupy Wall Street, los Chalecos Amarillos en Francia, en fin, revueltas en todas partes.  Marx lo decía, la violencia es la partera de la revolución. Por supuesto, lo ideal es el cambio pacífico, pero, al final, se llega a la confrontación violenta si se piden cambios profundos. Recientemente, en la región, se han dado, para pedir cambios, insurrecciones populares en Ecuador, Perú, Chile y Colombia. O, los pueblos tienen derecho a rebelarse contra dictaduras y cuando los caminos democráticos están cerrados. En la concepción revolucionaria marxista, leninista y trotskista se habla de insurrecciones populares no de luchas guerrilleras.

Como neoliberal progresista que es Alejandro Gaviria, habla de derecho al embarazo, a morir dignamente, a la descriminalización del uso de las drogas, a eliminar la xenofobia, es decir, a valores de los movimientos liberales feministas y de LGTB, no con una posición de clase sino de la liberación femenina corporativista, de meritocracia, de emprendimiento, muy cara a la señora Claudia López que llenó las juntas directivas de las empresas distritales del elitismo femenino de la Universidad de los Andes y de sus colaboradoras en la alcaldía, por eso les gusta Alejandro Gaviria.

La crisis ambiental

Sigue el bloque de “la crisis ambiental es nuestro principal desafío a mediano plazo”, que es pobre pero muy pobre en su diagnóstico y soluciones. Sus propuestas van en la línea del Pacto Verde neoliberal europeo, el ejemplo para todos los neoliberales.

Defiende el impuesto al carbono, no lo menciona pero debe estar a favor de utilizar sistemas de comercio de derechos y compensaciones de emisiones carbónicas (“olvidándose de las personas, en concreto, de aquellas obligadas a respirar el aire tóxico de las instalaciones de las refinerías que se han mantenido abierta gracias a esos trato en las trastiendas del poder, y de aquellas otras apretadas de sus bosques tradicionales, convertidos de pronto en “compensaciones”, Klein, p.352), ideas criticadas por partidarios de un Nuevo Pacto Verde progresista, que en la práctica significa que las multinacionales de la energía sigan contaminando, que no van a funcionar si no se acompañan de una intervención fuerte estatal, con inversiones, normas, controles y regulaciones, un  gran cambio del capitalismo, de acabar con el énfasis en el crecimiento infinito y unos modos de vida consumidores de energía, y no se rompe con las compañías que explotan y defienden el consumo de combustibles fósiles. Flojísimas sus propuestas ambientales, el reto más grande que enfrenta la humanidad.

Papel redistributivo del estado

No habla de la distribución de ingresos y del capital. Sí, todos estamos de acuerdo en la equidad e impuestos progresivos, pero no habla si la salud, la educación y el cuidado infantil  deben ser gratuitos, financiados por el estado con instituciones públicas o manejadas por la comunidad sin fines de ganancia.

Habla de la necesidad de una reforma pensional, pero no menciona nada concreto, sobre el papel de lo público y lo privado, repite el argumento de los neoliberales de eliminar las inequidades existentes, pero que en el fondo lo que quieren es eliminar a Colpensiones. ¿Defiende a Colpensiones o a los fondos privados? ¿O tiene la posición de los ortodoxos de volver Colpensiones algo mínimo y todo para lo privado, donde domina el señor Luis Carlos Sarmiento Angulo? ¿Es el candidato de este grupo y del sindicato antioqueño?

Las fallas del mercado

En el capítulo sobre “las fallas del mercado coexisten con las fallas del Estado”, su posición es netamente neoliberal. Defiende la economía de mercado como la panacea, olvidándose de los desastres que ha causado un mercado sin control, y la libertad de empresa, así como la independencia del banco central, el punto clave del neoliberalismo. Habla de la promoción de la competencia y del papel del estado en la regulación de los mercados monopólicos.

Hoy, con décadas de desastres por esa ideología asfixiante del libre mercado, que ha dado lugar a desigualdades y corrupción crecientes, lo que hay que hacer es cambiar de paradigma. Esa ideología de libre mercado que promueve el individualismo egoísta, el consumismo, que ignora lo colectivo, lo comunitario, lo comunal, lo civil, cívico, hay que romperlo con nuevos valores.

En su último libro Thomas Piketty (p.p.13-14) lo expresa muy bien:  “Como muchos, en la década de 1990 fui más liberal que socialista, orgulloso como un pavo real de mis observaciones juiciosas, desconfiando de mis mayores y de los nostálgicos, y no soportaba a los que se negaban decididamente a ver que la economía de mercado y la propiedad privada eran parte de la solución”.

“Hete treinta años después, en 2020, el hipercapitalismo ha ido demasiado lejos. Ahora estoy convencido de que hay que pensar en la superación del capitalismo, en una nueva forma de socialismo, participativo y descentralizado, federal y democrático, ecológico, mestizo y feminista.”

Es, por supuesto, un defensor del capitalismo de mercado, sus ideas representan lo que se llama en Alemania el ordo liberalismo, una economía social de mercado, en que el Estado cumple el papel de regulador para que funcione el capitalismo, para que se respete la propiedad privada, en ninguna forma, para modificarlo. También es muy pobre en sus análisis y propuestas, no habla de la concentración de la riqueza y la renta, ni del papel del sector financiero como el verdadero poder dominante en Colombia y el mundo.

La corrupción

Sobre la corrupción, su tono es igual, moralista, le falta solidez, un ataque frontal a los partidos tradicionales corruptos y clientelistas, un  ataque de fondo al gobierno corrupto de Iván Duque, un ataque sin piedad a los políticos. Muchas ideas generales, nada concreto.

La igualdad de género

Sobre la igualdad de género sigue el mismo tono de lugares comunes y generalidades, nunca habla de la mujer obrera, ni de la explotación sexual, de la discriminación de las indígenas, las afro, las trans, de las diferencias salariales. Correcto, mayor participación de las mujeres en posiciones de liderazgo, pero no para las burguesas y elitistas de las universidades privadas, es decir, nada de feminismo liberal, lo que otros llaman corporativismo feminista.

Sobre los jóvenes, no plantea la educación gratis para todo joven en las universidades públicas, pero para que esto sea una realidad requiere aumentar la cobertura. Un gobierno progresista habla de la universidad pública, no de la privada, la mayoría de mala calidad, y costosa en las universidades elitistas. Nuestro papel de izquierda es la universidad pública, no la privada, para nosotros lo clave es aumentar la cobertura y gratuidad de la universidad púbica.

Desarrollo rural

Sobre el “desarrollo rural es clave para la superación definitiva del conflicto” hay ideas que se pueden compartir, como eliminar la fumigación con glifosato, definir un catastro rural moderno y aclarar los derechos de propiedad de muchos que fueron desplazados y cuyas tierras las apropian los terratenientes, paramilitares, bandidos y gente corrupta. Pero nunca menciona el término reforma rural integral. que es mucho más que el simple desarrollo rural, ya que implica entre oros puntos, devolución de las tierras apropiadas a los campesinos y la legalización de estas.

La recuperación de la seguridad territorial

Aquí, Alejandro Gaviria, como hombre de Juan Manuel Santos apoya la implementación del proceso de paz, lo cual está muy bien así como la presencia estatal y de la justicia  en el territorio. Sin embargo, no hay un ataque al paramilitarismo, a las bandas delincuenciales y a la muerte de líderes sociales y a la guerra de los terratenientes contra los campesinos que quieren recuperar sus tierras.

Por último, la “ética de la verdad define mi concepción de la política” es un conjunto de ideas vagas que no definen ni concretan nada y que a los pobres, a los marginados, a los explotados no les dice nada. Son las posiciones de un intelectual cuyo contacto con los pobres y las regiones es escaso.

Pero más importante que lo que se dice, es lo que no se menciona. Por ejemplo, qué opina de las relaciones internacionales: ¿vamos a seguir siendo el perrito faldero de los Estados Unidos y dedicarnos a intervenir en los asuntos internos de otros países, seguiremos atacando al gobierno venezolano?

Y sobre la paz, ¿la buscará con el ELN y las disidencias? ¿Y sobre el paramilitarismo y los hombres de bien armados atacando a indígenas y jóvenes?

Respecto a la salud, ¿seguirá la privatización, es decir, la mercantilización de esta, el poder para las EPS como en su ministerio? Y sobre la salud pública, porque al final de su ministerio la encontramos acabada, la prueba es como nos encontramos para enfrentar la pandemia. Hospitales públicos quebrados, manejados por los clientelistas, llenos de corrupción, sin suministrar buen servicio a los colombianos ¿Qué piensa de la ley 100 de salud?

Y sobre las privatizaciones, ¿seguirá con Ecopetrol y lo poco que resta del sector estatal?

Y sobre la transición energética, seguirá como en este gobierno, creando empleo para los países desarrollados, ya que todo se trae del exterior, ¿en lugar de utilizar esta coyuntura para crear un nuevo sector industrial? ¿Cree que con impuestos carbono se llegará a la transición energética?

Entonces, son muchas las preguntas que debe responder este neoliberal progresista, que en esto se asemeja mucho a Sergio Fajardo, a quien poco se le conocen sus propuestas, excepto sus frases generales de cajón, de buenas intenciones.

Conclusión

Para finalizar, a Alejandro Gaviria se le ´puede caracterizar como un neoliberal progresista, el Macron colombiano, el hombre de los ricos, el hombre que quiere el sistema y los globalizadores de las grandes ciudades beneficiados por esta, el sector financiero, el neoliberal César Gaviria, la prensa y los intelectuales de centro derecha y centro que defienden al capitalismo colombiano, hoy un sistema excluyente, desigual en lo social, político y económico, corrupto, manejado por los terratenientes, el sector financiero y todo tipo de mafias.

Bien venido señor Gaviria para contribuir con el fin de derrumbar a Gustavo Petro y seguir consolidando a este capitalismo colombiano de los “hombres de bien”.

@DiegoOteroP

Bibliografía

Brenner, J. (January 14, 2017). There was no such thing as “Progressive Neoliberalism”. Dissent.

Fraser, N. (January 2, 2017). The end of “Progressive Neoliberalism”. Dissent

Klein, N. (November 9, 2016). It was the democrats embrace of neoliberalism that won for it Trump. Guardian.

Klein, N. (abril 2015). Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima.  Paidos. Argentina.

Piketty, T. (2021). ¡Viva el socialismo! Editorial Planeta Colombiana S.A. Bogotá.

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