«Mi mamá se casa»: Iván Duque

Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ

Una madre atribulada
por un hijo calavera,
vio que la solución era
no ser “viuda abandonada”.
Entonces, la afortunada
consiguió su prometido,
que, al convertirse en marido,
asumió paternidad,
aunque, en la realidad,
en gran lío quedó metido.

¡Qué boda tan oportuna
esta de tercera edad!
en la que, a decir verdad,
no habrá miel y menos luna.
Claro, todos por fortuna,
sin Chávez, Maduro o Castro,
de la farándula el rastro
da cuenta que el presidente
no tendrá más acudiente,
ahora tendrá padrastro

Matrimonio a los setenta
no es noticia, eso es tragedia.
Como dice Wikipedia,
es boda de muerte lenta.
Comidilla suculenta
sin que haya excusa que valga,
que en los noticieros salga,
que al mal presidente Iván,
su padrastro, sin afán,
fuetazos le da en la nalga.

Hijastro que fue mal criado,
como niño consentido,
a las alturas subido
sin mérito y con pecado.
En el solio ya sentado
se convirtió en dependiente,
muy sumiso y obediente,
de un líder en decadencia:
Por eso en la presidencia
ha sido sub presidente.

Salgamos de todos
En la pelea Uribe – Santos
ya pidió cupo Samper,
pues ninguno como él
alborota los espantos.
Que llegue Andrés con sus cantos
de sirena el veinticuatro,
y alisten anfiteatro
porque el combate es a muerte,
y, entonces, teniendo suerte,
pues salimos de esos cuatro.

Quedará César Augusto
y un Duque sin realeza,
que nos producen pereza
y olvidarlos será justo.
Son dos que producen susto
porque son malos al cien,
y muy perversos también,
que merecen un malhaya,
y, con tal de que se vayan,
aunque les vaya muy bien.

ÑAPA
Año pasó de carrera
con rimas de novedad.
Décimas de fregadera
terminan de esta manera:
Una Feliz Navidad.

@pedrojdelvalle

* Foto de portada, de Semana.com

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