Por CAYO MARIO SEPÚLVEDA*
Causó mucha sorpresa lo que el actual gobernador encargado de Arauca, Miguel Navas, manifestó durante visita a Saravena, donde en consejo de seguridad se evaluaba la conflictiva situación de orden público que vive Arauca.
Asombra que Navas haya impartido un arte de tranquilidad al afirmar que la situación está controlada y manifiesta que gracias a un despliegue de fuerzas por tierra, río y aire, las cosas están bien.
No está ni tibio, su visión optimista de las cosas riñe con la verdadera situación de Arauca, donde reinan el miedo y el terror, y hay desplazamiento y muertos por doquier.
Me cuesta entender que en un departamento militarizado, para el que se le anuncia el envío de varios centenares de soldados y que además tiene un gobernador militar encargado, en lugar de mejorar la situación de orden público, las cosas marchan en peores condiciones. Con solo mencionar que algunos medios de comunicación reseñan cómo guerrilleros patrullan uno de los barrios más grandes de Arauca. Esto no es normal yo diría que nunca visto.
Hoy vemos unas autoridades afanadas en minimizar las acciones que alteran el orden público, de no reconocer el número de muertos como tampoco de desplazados, anunciando una falsa tranquilidad cuando la verdad sea dicha la parte rural del departamento reina el miedo, la angustia y la sensación de orfandad y falta de confianza en las autoridades legítimas.
La pregunta que resulta es: ¿cómo se pueden dar soluciones a los problemas de seguridad que sufre la sociedad araucana, si se desconoce la verdadera realidad, inclusive por parte de la primera autoridad regional?
La solución a los problemas de Arauca no es el componente militar. Primero se debe propiciar la participación de la sociedad mediante una convocatoria a las autoridades civiles, gremios y voceros de los grupos insurgentes, que permita abrir espacios de convivencia mientras se busca un diálogo franco con el gobierno nacional, como única manera de salir de esta guerra.
Esto se le salió de las manos a los gobiernos nacional, regional y local. Hoy a la sociedad civil le corresponde liderar propuestas que permitan recuperar lo que el gobierno no fue capaz de brindarles a los araucanos, esa paz que es esquiva, que parece lejana. Hay que ensayar maneras más civilizadas, diferentes a la guerra abierta. Ni convertir el departamento en un teatro más de guerra, donde no sean las cifras de desplazados o muertos lo que identifique al departamento.
Con base en lo anterior hacemos un llamado a los gobernantes a reconocer el problema y dejar de creer que las cosas se solucionan con consejos de seguridad a los que solo asisten las autoridades regionales. Se requiere es hacer presencia en las zonas de conflicto y dejar participar a los dirigentes sociales que están en las zonas más conflictivas, para que estos cuenten cuál es la verdadera realidad que hoy se vive en Arauca.
* Comunicador social y líder social y político de Tame. Exdiputado de Arauca.