Por JORGE SENIOR
El triunfo de la novena de los Caimanes de Barranquilla representando a Colombia en la Serie del Caribe es histórico y se constituye posiblemente en la victoria colombiana más importante de los últimos años en un deporte colectivo. Sin embargo, en el interior del país difícilmente se aprecia su dimensión. Esto obedece a que el rey de los deportes, como se suele denominar al béisbol, no hace parte de la cultura andina. ¿Cuántos colombianos del interior saben que Colombia ha sido dos veces campeón mundial de béisbol? Sucedió en 1947 y 1965, en tiempos de auge del deporte amateur (ver aquí).
Por el contrario, la pelota caliente es tradición arraigada en el Caribe colombiano a pesar de que es un deporte costoso, que demanda implementos como el bate, la manilla y una buena provisión de pelotas, además de un terreno adecuado para su práctica. Mientras el fútbol se practica adaptado a cualquier potrero con un simple balón -y ahora se ha puesto de moda en las “jaulas” conocidas como canchas sintéticas-, el béisbol resulta más exigente, dificultando su masificación. De todos modos, la imaginación popular creó versiones como la “chequita”, que se solía jugar en La Arenosa del siglo pasado. La “checa” en la Costa es el nombre de la tapa que traían las gaseosas. Con esas tapas y un palo de escoba, más unas reglas especiales, los niños de otrora inventaron un juego inspirado en el béisbol. En cualquier pueblo del Caribe se podían ver niños jugando “chequita”.
La popularidad del béisbol era tal que el gran duelo entre las selecciones de Atlántico y Bolívar cautivaba la atención de todos en Cartagena y Barranquilla. Hay que reconocer que los bolivarenses tenían la paternidad y aún hoy, en los Caimanes campeones, son mayoría los bolivarenses sobre los atlanticenses, aunque el equipo profesional pertenece a Barranquilla. Este clásico beisbolero rivalizaba con el superclásico costeño de fútbol cuando se enfrentaban las selecciones de Atlántico y Magdalena o, a nivel profesional, el Junior y el Unión Magdalena, famoso Ciclón Bananero que fue campeón antes que el Junior y ha sido tan de malas que cuando iba punteando el campeonato en 1989, rumbo a su segunda estrella, el campeonato fue cancelado por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega.
Aunque el béisbol tiene en Estados Unidos su superliga multimillonaria profesional, el carácter caribeño se observa en la multitud de estrellas de las Grandes Ligas que provienen del Gran Caribe: las Antillas, Centroamérica, Venezuela y Colombia. El béisbol es el principal deporte en Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, Panamá y Nicaragua. También solía serlo en el Caribe colombiano, mostrando cómo este territorio en el norte de Colombia tenía mayor identidad con los pueblos de las islas antillanas y de la cintura de América. Además, era un puente de identidad entre San Andrés y Providencia con los costeños del norte de Colombia. Tampoco olvidemos que Panamá era parte de Colombia hasta 1903 y hacía parte de esa misma identidad: ¡y vaya si le ha ido mejor al independizarse de Bogotá!
En los siglos XIX y XX la identidad Caribe se expresaba en muchas formas: el acento, el vocabulario, el biotipo, la forma de ser, la música, la flora, la gastronomía, como producto de las rutas de navegación que propiciaban la circulación de personas y mercancías de puerto en puerto por el mar Caribe. Y es que en el Siglo XIX Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y Riohacha estaban más cerca de La Habana, Santo Domingo o San Juan que de Santa Fe de Bogotá. Por tanto, había mayor contacto. Durante la colonia los españoles habían construido un “tinglado” con fortificaciones en Cartagena, Veracruz, La Habana y San Juan, convirtiendo al Mar Caribe en nuestro Mediterráneo, el Mare Nostrum, hostigado por piratas ingleses y corsarios franceses. Tras la guerra de Independencia y con la nueva tecnología de barcos a vapor, el Caribe se convirtió en un territorio acuoso transfronterizo y multinacional (Uninorte publicó un libro en 2021 con este título y tema). Una ciudad como Barranquilla, por ejemplo, siempre se ha caracterizado por ser abierta, moderna y cosmopolita, en contraste total con ciudades coloniales como Popayán, donde el béisbol no existe.
La tecnología de navegación fue la plataforma que permitió forjar la identidad Caribe multinacional, pero los nuevos avances de las tecnologías de transporte y telecomunicaciones en la segunda mitad del siglo XX empezaron a debilitar esa identidad en un mundo cada vez más globalizado. Hoy por hoy, nuestra identidad Caribe se encuentra en peligro de disolución. En este contexto resalta la Serie del Caribe de Béisbol como un evento de resistencia cultural. Y la victoria de los Caimanes es un hito que suscita reflexiones más allá de lo deportivo: ¿tiene futuro la identidad Caribe? ¿Hacia dónde se dirige nuestra deriva cultural como pueblo mestizo integrado a la nación colombiana?
Coletilla: si el lector está interesado en ampliar el tema, éste es el enlace a un libro que publiqué en 2012 con una editorial universitaria (ver sobre todo los dos últimos capítulos).