Por HUMBERTO TOBON*
Las novedosas tecnologías de la información, que permiten una comunicación instantánea, han hecho que los ciudadanos se conviertan en comunicadores, no en periodistas, que divulgan sin ninguna responsabilidad hechos no verificables o de una crudeza que raya en lo indecente.
Esa multitud de ciudadanos convertidos en informadores y la cantidad de información que se emite a través de redes sociales y plataformas digitales, solo aporta a la confusión, la cual se acentúa cuando los acontecimientos que se difunden son falsos.
Infortunadamente algunos periodistas se han trenzado en una competencia brutal con los improvisados comunicadores de las redes, bajo el entendido de que entre más amarillistas sean, más éxitos conquistarán.
Por esta degradación del comportamiento de algunos periodistas-comunicadores, es que su agenda de contenido es penosa. Por ejemplo, hacen un seguimiento diario de una vendedora de queratina, que tiene una novia y varias amantes; no le quitan el ojo a una señora a la que le han practicado muchas cirugías para ser la “Barbie colombiana”; publican periódicamente si una sexagenaria actriz se erizó o no; o conmocionan a los seguidores de las redes por la cirugía estética de un actor.
Lo anterior explica por qué los temas significativos, que afectan el bienestar de la colectividad, se abordan de manera marginal y superficial. No les parece que en la agenda informativa sea necesario analizar las causas y consecuencias de la inflación; ni las políticas que existen para salir de la pobreza; ni la manera cómo viven las familias en las zonas de riesgo; ni el seguimiento a la ejecución de los presupuestos; ni el impacto socioeconómico que tiene la construcción de una vía; ni el valor de la inversión privada; ni los avances tecnológicos que se realizan en el país; ni los aportes de los científicos nacionales.
Es evidente que se requiere de un periodismo capaz de proponer una agenda informativa que contribuya a que la discusión nacional sea seria, tranquila, inteligente y aleccionadora.
Qué oportuno es que los periodistas, aprovechando la celebración de su día tradicional, dimensionen la importancia de su trabajo y de su responsabilidad social, y entiendan que de la agenda informativa que le propongan al país, depende en grado sumo la construcción de una comunidad mejor informada, más sensible, más solidaridad y con mayor capacidad para tomar decisiones.
El periodismo tiene que ser militante de la verdad, del bien común y de la construcción de una sociedad equitativa.
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional
* Foto tomada de La Kalle