La mirada que amplía el ritmo de la obra


Por Olga Gayón/Bruselas

Ella sabe que es una privilegiada. Su oficio le permite todos los días relacionarse con el arte, pero no ese de las mayúsculas que algunos incautos todavía creen que es solo para las miradas expertas.

Era la Bienal de Venecia de 1962. El fotógrafo Alexander Artway capta esa mirada que, según quien la vea, transmite las más variados y múltiples lecturas. Para mí es una mirada que pregunta muchas cosas al tiempo que se conmueve con la obra. La señora, sin quererlo ni saberlo, crea una hermosa composición artística entre su mirada, su cuerpo, los elementos de su trabajo diario y las esculturas de Giacometti.

«Es una mirada que pregunta muchas cosas, al tiempo que se conmueve con la obra».

Personalmente, siempre he sentido un poco de envidia con los limpiadores, celadores y vigilantes de salas de los museos. Creo que ellos han encontrado uno de los trabajos más hermosos del mundo. No sé si la mayoría son conscientes de ello. Pero cuando visito las galerías o los museos, siempre reparo en su aparente frialdad frente a los tesoros artísticos que cuidan, o los suelos, ventanas, baños, escaleras y salas que limpian. Y me pregunto: ¿aparentan esa indiferencia frente a lo que cuelga de las paredes o todo aquello que está instalado en las salas, solo por fingir ante sus empleadores que cumplen a cabalidad con su labor de vigilancia o limpieza? No lo sé…

Pero esta limpiadora de la Bienal de Venecia de 1962, me transmite toda esa calidez que creo que todos ellos esconden a los ojos del público que todos los días transita por allí y que es de muy diverso pelambre. Creo que ella, la posición de su cuerpo, el recogedor y la escoba, amplían el mismo ritmo de la obra de Giacometti. Si yo fuera la artista, pensaría que ella es quizás, una de las más honestas miradoras de mi obra. Posee esa mirada limpia de todos aquellos que no se creen los grandes entendidos, apartada de la arrogancia de esos que jamás ven arte en las numerosas propuestas, corrientes y movimientos artísticos de los siglos XX y XXI.

No sabría decir si admira las esculturas, pregunta por qué hay tanto revuelo por «estas cosas tan fáciles de hacer», intenta entender en donde se encuentra lo sublime de la obra o, está simplemente atrapada por la belleza que ella transmite. Cualquiera que fuese la respuesta, cumpliría con uno de los objetivos principales de la plástica: que el arte se encuentra en la mirada del espectador y en la relación entre este y la obra. Y aquí, yo veo perfectamente un diálogo entre ella y las esculturas de Giacometti. Ella, la limpiadora, se apropia de ese arte. El fotógrafo ha captado el preciso momento en el que se apodera de la obra. ¡Majestuosa fotografía!

@OlgaGayon

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