Por HUMBERTO TOBÓN
La inflación, las tasas de interés del mercado financiero, la pérdida de capacidad real de compra de las familias, el poco interés de inversionistas de ciertos sectores productivos de arriesgar sus capitales, la devaluación del peso y los impactos de la nueva reforma tributaria, son los factores internos que frenarán la economía colombiana.
Las predicciones para Colombia concuerdan en que el crecimiento será menor al 1% en 2023, e incluso algunos analistas creen que se podría entrar en un campo negativo.
A esta situación no se llega por culpa únicamente de las decisiones internas de política económica. Hay que tener en cuenta, y de manera muy importante, los impactos negativos de un entorno mundial bastante crítico, que tiene en serios aprietos a los gobiernos de los países más desarrollados.
Estados Unidos, por ejemplo, entró en recesión técnica luego de dos trimestres consecutivos con crecimientos negativos de 1,6% y 0,9%, generados por una inflación cercana al 10% que ajustó los ingresos de las familias a la baja, lo que conllevó a una disminución en el consumo. Adicionalmente, la construcción y el mercado inmobiliario no han reaccionado positivamente en lo corrido de 2022.
Alemania, la economía más grande de Europa, está sufriendo una desaceleración muy rápida por el incremento de los precios de la energía, especialmente del gas, que es un efecto directo de la decisión de Rusia de disminuir la venta de este combustible, en retaliación por el apoyo que le brinda a Ucrania. Las familias alemanas enfrentan un aumento histórico de la inflación, lo que ha desencadenado menores índices de consumo de mercancías y baja inversión del sector privado.
China, la segunda economía más grande del mundo, está dando muestras de un crecimiento muy moderado de su PIB, que podría llegar en 2022 al 4%, afectado por problemas con los precios de la energía, la crisis inmobiliaria, la baja demanda de sus productos en el exterior y la parálisis productiva en varias ciudades, por la adopción de medidas sanitarias previniendo la expansión de las variantes de la Covid 19.
El resfrío de estas tres economías se está volviendo contagioso para el resto del mundo. Y eso ha llevado a especialistas a asegurar que habrá una recesión económica orbital, con impactos desastrosos en el campo social, haciendo que los niveles de pobreza y miseria suban ostensiblemente en todos los países, llevando a que el desempleo crezca y ampliando la brecha de desarrollo entre las naciones.
La cadena televisiva CNN reveló estudios que hablan de una probabilidad del 98% de que el mundo entre en recesión económica, algo que ya se vio durante la pandemia en 2020. Fenómeno que estará acompañado de estanflación, o sea, una inflación alta y una producción estancada o en descenso.
A este riesgo recesivo contribuye también la apreciación del dólar estadounidense, que combinada con la inflación y las tasas de interés en ese país, encarecen la deuda externa, así como los precios de las importaciones de mercancías y materias primas, y los servicios de comunicación, transporte y turismo, entre muchos otros. No la vamos a pasar bien en el futuro.
@humbertotobon