Por HORACIO DUQUE
En Colombia está en curso una profunda transición que involucra diversas facetas del sistema social, político, económico y cultural.
Con el ejercicio y la presencia del gobierno de Gustavo Petro y del Pacto Histórico, están emergiendo nuevas realidades, que conviven con las viejas formas e instrumentos del poder oligárquico que se niega a morir y a retirarse del escenario político, ofreciendo resistencia y haciendo sabotaje para bloquear los procesos de cambio.
La Revista Semana, de reconocida inclinación derechista, ha dibujado en su edición de este 14 de enero un cuadro golpista, con movidas de la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas mediante reuniones, debates, posturas, estratagemas y propuestas para desestabilizar el gobierno a raíz de los recientes desarrollos de la estrategia de Paz Total.
Sin lugar a duda, el cese bilateral del fuego es la medida de mayor impacto estratégico en la erradicación de la violencia, con acciones humanitarias para garantizar el derecho a la vida de las poblaciones más vulnerables en aquellos territorios donde la brutalidad se ensaña contra las comunidades afros, indígenas y campesinas, como en el Bajo Calima, Docordó, Medio Baudó, Tumaco, Arauca y Putumayo.
La solicitud del levantamiento de las órdenes de captura contra los integrantes de los Urabeños y Pachencas es otro desencuentro del presidente con la Fiscalía General de la Nación, -y otro foco de sabotaje- en cabeza de una reconocida ficha de la ultraderecha uribista, empeñada en poner trabas en la rueda de la paz total, como se ha observado además frente a la libertad de los integrantes de la Primera línea encarcelados con montajes judiciales de la Fiscalía, la Policía, el Ejército y los jueces corruptos que proliferan en las oficinas del poder judicial, supuestamente independientes.
Los oficiales militares ligados al general (r) fascista Eduardo Zapateiro, relacionado este con masacres, desfalcos y el exterminio de líderes sociales, de acuerdo con Semana se estarían reuniendo y organizando redes sociales para masificar el bloqueo del cese al fuego bilateral con acciones ofensivas en los territorios donde presencia la resistencia guerrillera.
La Fudra Omega (en el Yarí, Caquetá, Meta y Guaviare) y la Tercera división del Ejército en el Cauca, al mando del general John Jairo Rojas, un fanático de la ultraderecha neonazi uribista (compadre de Zapateiro y del ex general Leonardo Barrero, ex candidato uribista a la gobernación del Cauca y reconocido aliado de mafias), son los dos bloques militares más importantes encargados del sabotaje al cese bilateral del fuego.
La Fudra Omega es un apéndice directo del Comando sur de Estados Unidos, responsable de la deforestación de la selva amazónica, pues oficiales del ejército de esta estructura de guerra se han enriquecido autorizando de manera criminal la deforestación de los Parques Naturales Tinigua, Macarena, Lindosa y Chiribiquete, no obstante ser los encargados del Plan Artemisa para proteger la Amazonía, lo cual ha sido un absoluto fracaso, propiciando así su suspensión por parte de la ministra del Medio Ambiente.
La Tercera división del Ejército, con presencia en el Cauca y el suroccidente colombiano, es parte de las redes del tráfico de cocaína por el Naya, Buenaventura, Guapi, Timbiquí, Gorgona, Izcuandé, Tumaco y el Pacífico. Oficiales de esta unidad militar participan directamente en el negocio de las drogas hacia Centroamérica, México y Estados Unidos.
Sin lugar a duda, el cese bilateral es un paso trascendental en la construcción de la paz total que requiere del apoyo de la sociedad civil, tanto a nivel nacional como regional. Es por tanto prioritario adoptar los correspondientes protocolos, que ojalá no repitan los esquemas acordados con las Farc de Timochenko, porque implicaron la destrucción de la resistencia guerrillera revolucionaria en un proceso controlado por el esquema de la paz neoliberal de Juan Manuel Santos.
En ese sentido, la participación de las comunidades es crucial mediante la conformación de veedurías y comités de control social del cese bilateral del fuego, para denunciar oportunamente el sabotaje y la acción criminal de los militares y de los políticos corruptos. Tan solo en el Meta es notoria la acción contra la paz de su gobernador, Juan Guillermo Zuluaga, jefe de la corrupción en Villavicencio y socio de los paramilitares organizados en los Puntilleros y el Bloque Meta, de acuerdo con denuncias de varias organizaciones defensoras de derechos humanos.
El presidente Gustavo Petro debe perseverar en sus acciones para alcanzar la paz total. Todos debemos respaldarlo, a pesar de ciertos tropiezos, que se pueden subsanar con la reunión que la delegación de paz del gobierno, en cabeza de Danilo Rueda, sostendrá este 15 de enero con la delegación del Eln en Caracas. Los desencuentros y los malentendidos no deben afectar la agenda establecida con dicha organización guerrillera, para erradicar la violencia.
Hay que estar alertas a todas las movidas de la extrema derecha, que ya anuncia paros de camioneros y otras actividades ilegales para destruir el gobierno progresista del Pacto Histórico.
Se requiere que el movimiento social se organice si es el caso mediante movilizaciones callejeras, pues es la única manera de parar todo esta ruta golpista de la caverna política colombiana.
@HoracioDuque6