Gaviria, Dilian, Cepeda, Vargas Lleras y ELN: todos contra Petro

Por GERMÁN AYALA OSORIO

El expresidente César Gaviria; la baronesa electoral del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro; el sumiso portero del insepulto partido Conservador, Efraín Cepeda; el eterno candidato presidencial Germán Vargas Lleras y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se juntaron circunstancialmente para torpedear el proyecto político de corte reformista que impulsa el presidente Gustavo Petro.

Los cuatro consumados políticos hacen parte del Estado invisible que opera en Colombia. Ese espectral Estado opera en las penumbras del clientelismo, la corrupción y el ethos mafioso. Entre tanto, el ELN sigue instalado en su anacrónico proyecto seudo revolucionario y se identifica con los afamados políticos en las prácticas ilegales (contratación sin requisitos) en las que probablemente los primeros incurrieron para acumular el poder electoral, económico y político que hoy ostentan. En uso de ese poder, a todas luces oscuro y con una alta carga de ilegitimidad, estos cuatro mosqueteros de la politiquería acaban de declinar su apoyo al proyecto de reforma a la salud que el gobierno presentó al Congreso de la República.

La coyuntura política es clara: el grupo armado ilegal referido y los cuatro operadores del Estado invisible están midiéndole el aceite al presidente Petro. Están probando su talante, con la intención de ponerlo contra las cuerdas y obligarlo a que gobierne por decreto o entregue más puestos, esto es, aumente de la burocracia oficial o, en el peor de los casos, invoque al pueblo que votó por las reformas a movilizarse en contra de quienes hoy, con su boicot circunstancial, las pusieron en riesgo.

Gaviria, Toro, Cepeda y Vargas Lleras representan al viejo régimen político. Estos ladinos personajes gozan de visibilidad política gracias a los medios de comunicación que les cubren sus turbios pasados y poco o nada controvierten sus posturas y la defensa a ultranza del modelo económico neoliberal. Su poder electoral no está fundado en altos índices de legitimidad social. No. Por el contrario, está soportado en las maquinarias que aprendieron a aceitar, para hacerse con un electorado ignorante, que recibe migajas cada que hay votaciones. Y en términos de la legitimidad política, esta está anclada exclusivamente al apoyo económico que reciben del gran mecenas, Luis Carlos Sarmiento Angulo, que les “regaló” al partido Liberal, de César Gaviria, 4.100 millones de pesos; al partido de la U, 2.800 millones y a Cambio Radical, de Vargas Lleras, 1.072 millones (Fuente: Cuentas Claras, publicado por la Silla Vacía). Por supuesto que esos cuantiosos recursos representan, realmente, la compra de sus conciencias, lo que los obliga a evitar que los proyectos de reforma a la salud, laboral y pensional del gobierno de Petro se tramiten y aprueben en el Congreso.

El presidente Gustavo Petro, por cuenta de estos cuatro pilares del Estado invisible que opera en el país, está perdiendo la pelea con uno de los plutócratas que está detrás de esa forma fantasmagórica de Estado con la que logran confrontar al Estado visible que Petro intenta manejar y consolidar. Todo lo anterior expone una realidad incontrastable: por más apoyo popular que ostente un presidente de izquierda, hay realidades que no podrá cambiar. Ya lo había advertido el poderoso momio, Luis Carlos Sarmiento Angulo: “Aquí no se viene con el cuentico de que vamos a cambiar todo”. Gaviria, Toro, Cepeda y Vargas Lleras están dando cumplimento a la orden que les dio el gran mecenas. Mientras tanto, el ELN aporta su grano de arena, haciendo explotar la idea de la Paz Total. Todos, al final, de la mano de las empresas mediáticas tradicionales, le apuestan a hacer “invivible la República”.

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