“Información negativa” sobre el gobierno

 “Sigo creyendo en los beneficios del proyecto de la Colombia Humana: a nadie, salvo a los buitres y a las funerarias, le conviene el fracaso de este Gobierno”. Julio César Londoño

Lee usted Semana y encuentra, por supuesto, solo información negativa sobre el gobierno del Pacto Histórico. Dije en trino reciente que había dejado de ser un medio de comunicación para convertirse en uno de oposición, pero ahora se aprecia con claridad que pasó a ser un medio de persecución, y que en cumplimiento de su tarea desestabilizadora aplica dos consignas laureanistas: tratar de «hacer invivible la República» y «calumniar, calumniar, que de la calumnia algo queda».

Pero no son los únicos. En esa tónica de brindar solo información negativa -o sea de sembrar pesimismo- están los poderosos medios tradicionales que aún quedan, por una también poderosa razón corporativa: no les conviene que Gustavo Petro logre hacer realidad sus promesas de cambio, pues tales éxitos irían en contravía de los intereses de los dueños de esos medios, afincados en propósitos egoístas de acumulación de capital antes que en altruistas compromisos de apoyo a políticas de beneficio para toda la población.

Basta ver los noticieros de Caracol y RCN para constatar que tienen una morbosa preferencia por las noticias negativas, como si quisieran -de forma adrede o subliminal, noche y día- convencer a los televidentes de que el país va muy mal y de que las cosas se pueden poner peor.

A lo anterior se suma la oposición cerrera -y sediciosa- que en dúo dinámico han entablado desde sus respectivos frentes institucionales el fiscal Francisco Barbosa y la procuradora Margarita Cabello, y dentro del mismo objetivo estratégico está la información negativa que en forma de avalancha transmiten los partidos de oposición, cargada de mentiras y tergiversaciones.

Para el caso de la oposición se diría que están en su derecho, pues su meta es recuperar el poder perdido, así sea acudiendo a “todas las formas de lucha”.

Ahora bien, el problema de fondo es cuando la información negativa emana del mismo gobierno. Así lo señala el exsenador Gustavo Bolívar cuando en columna para Cuarto de Hora se refiere a “escándalos mediáticos como el de la compra de las colchas de plumas, el caso de Nicolás Petro o las disputas internas entre Laura Sarabia y Armando Benedetti”. (Ver columna). Y es él mismo quien desde una óptica autocrítica señala que «estamos perdiendo la batalla de las comunicaciones. Hay que reconocerlo, ellos son más eficientes con las mentiras que nosotros con las verdades. Si se mejora este aspecto, lunar gigante de la gestión, pronto el país sabrá que vamos por buen camino».

Llama la atención entonces que hay gente cercana al gobierno, ya consciente de las fallas garrafales que en lo comunicacional se vienen presentando. Pero el problema quizá se podría ahondar si no hay quien le hable al oído al presidente Petro para explicarle que la única manera de contrarrestar a neutralizar los ataques de información negativa que se reciben desde todos los flancos es… suministrando información positiva.

Información negativa es por ejemplo la que el presidente percibe en artículos de prensa donde se estaría faltando a la verdad, aunque el error se presenta en su reacción momentánea, según intenta señalar una colega que no quiere que al gobierno le vaya mal, Cecilia Orozco, y en tal medida trata de aportar con su diagnóstico: “Petro polemiza desde su cuenta de Twitter (…) con periodistas comunes de un sector de la prensa (a los que) con sus respuestas el mandatario “eleva” a su categoría de presidente de la República”. (Ver columna).

“Eleva”, dice la columnista, y yo agregaría: “rebaja” la majestad presidencial cuando se lo ve cazando peleas con aquel o aquella que le llevan la contraria, hasta un punto en que el espectador desprevenido se pregunta si no será que el presidente olvida que ya no está en campaña política y hay asuntos más trascendentales de los que debería ocuparse.

Llegados a este punto está lo que plantea Yezid Arteta en lúcida columna para El Comején, de la que extracto este aparte: «Hay que aceptar que no está bien cazar peleas de salón con periodistas, aunque digan mentiras. El gobierno debe nombrar, como en la Casa Blanca, un vocero oficial sobre los temas trascendentales y reorganizar las comunicaciones para evitar mensajes contradictorios». (Ver Petro: espera lo mejor, prepárate para lo peor).

Si el problema de fondo -como se dijo arriba- tiene que ver con la información negativa emanada del mismo gobierno, un segundo problema de fondo tendría que ver con la falta de una respuesta adecuada a las crisis de imagen que con inusitada frecuencia se vienen presentando, y cuya solución comienza por algo que ya esbocé también atrás: asumir ante cualquier ‘tormenta perfecta’ una actitud positiva, que refleje firmeza institucional y empatía con los críticos, antes que debilidad o ánimos de retaliación.

En tal medida, en lugar de andar desde una posición soberbia o arrogante cazando peleas baratas con periodistas o medios contestatarios, podría pensarse en tratar de acercarlos para dialogar con ellos y preguntarles, por ejemplo: “bueno, ¿qué creen ustedes que debemos corregir? pongámonos en modo de reconciliación nacional, conversemos”. Algo así.

Parte de la solución pasaría además por aprender del más grande teórico de las comunicaciones, el canadiense Marshall McLuhan, cuando manifestó que “el que tiene la información, tiene el poder”. Para el caso que nos ocupa, podría invertirse la ecuación y asumir que el que tiene el poder tiene la información, de modo que esta solo espera ser transmitida como un aporte positivo a la Nación, con la plena seguridad de que así se estaría contribuyendo a crear un ambiente favorable para la divulgación de las realizaciones del gobernante, tanto entre sus críticos como entre sus más fervientes seguidores.

Así las cosas, tratemos de abogar por no más información negativa, no más pugnacidad, no más generación de ambientes dañinos o agresivos. Pongámonos más bien gobernante y gobernados en modo empático, propositivo, optimista, constructivo.

Publíquese y cúmplase, fin del comunicado.

Post Scriptum: Según la Paca Zuleta, directora de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes, hay una sobreexposición de Gustavo Petro desde su cuenta de Twitter, y en contraste una escasa exposición de sus ministros. Esto hace que se vea más a un presidente solo que a un equipo de gobierno trabajando, y no transmite una señal positiva. Coincido con este diagnóstico. CHAO

@Jorgomezpinilla

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