Mancuso, gestor de paz: la derecha revira

Anuncia el presidente Gustavo Petro que Salvatore Mancuso será gestor de paz. Antes de examinar los pros y los contras de dicha designación, hay que preguntarse si el regreso al país del excomandante paramilitar se dará en los próximos meses, pues la tarea de ser gestor de paz no tendría mayor sentido estando recluido en una cárcel en los Estados Unidos.

Tal nombramiento deviene con un carácter de reconciliación política a la que podrían no estar dispuestos los sectores de poder político y económico que Mancuso salpicó en sus declaraciones ante la JEP. Y no por miedo a que vayan a verse involucrados sus principales voceros en procesos penales, sino porque asumen lo dicho por el líder paramilitar como una traición, sobre todo en la medida en que colabora con quien los ha venido confrontando y denunciando desde que fungía como congresista: Gustavo Petro.

A las familias y empresarios que aportaron millonarias sumas a la causa paramilitar les preocupa la sanción mediática-moral que se desprenda de los eventuales llamados que haga la JEP para versiones libres, así no los comprometen en lo penal. Y más que esa sanción, les molesta que ésta llegue precisamente durante este gobierno.

Ahora bien, es evidente que con Mancuso el presidente Petro les está mandando un ramo de olivos a esos sectores de poder económico y político que osaron aportar millones de pesos a la causa paramilitar, que en últimas no buscaba acabar con las guerrillas sino despojar a campesinos de sus tierras para repartirlas entre hacendados, ganaderos y proyectos agroindustriales.

La apuesta del presidente de la República se entiende entonces como parte orgánica de la Paz Total, circunstancia maximalista que es difícil que se produzca porque demanda un alto nivel de formación política y desapego de las economías ilegales, asunto que no aceptan de buena gana los demás líderes paramilitares, guerrilleros e incluso los miembros de la clase política asociada a esas organizaciones criminales. Si hay algo que caracteriza a mafiosos, paramilitares, sicarios y guerrilleros es su bajo capital social y cultural y una formación política premoderna, anclada al temple de señores feudales que jamás entenderán el carácter público del Estado moderno.

No creo que Mancuso sirva mucho como gestor de paz al momento de buscar acercamientos con las estructuras narco-paramilitares que hoy operan en varios territorios, de la mano de prácticas sicariales. Es decir, Mancuso no tendría con quién dialogar pues esos nuevos grupos paramilitares deambulan acéfalos y con una baja formación política.

Imagino que las disidencias de las Farc exigirán al gobierno que gestione ante el gobierno de Biden el regreso de su líder Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, preso también en una cárcel americana, con una situación penal distinta a la de Mancuso.

Una vez llegue al país, las redes sicariales diseñadas desde los sectores políticos y económicos afectados entrarían en alianzas estratégicas con ciertas fuerzas oscuras hacia el objetivo táctico de tratar de asesinar al confeso paramilitar.

@germanayalaosor

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial