El ciclismo colombiano ha tenido un mal año. Se tenían muchas expectativas con el regreso de Egan Bernal al escenario francés, pero después de sufrir las lesiones ocasionadas por ese tipo de caídas, no es fácil. La recuperación es lenta, se debe recomenzar poco a poco.
En el Tour de France que acaba de terminar el danés Jonas Vingegaard se coronó campeón por segundo año consecutivo, en una batalla excepcional con el esloveno Tadej Pogačar. El mejor colombiano fue Harold Tejada, en el puesto 34.
Egan Bernal volvió al Tour luego de un largo periodo de recuperación, tras haber sufrido una aparatosa caída, en la que incluso se temió por su vida. Sin embargo, el ciclista de Zipaquirá se sometió a extensos tratamientos que le permitieron volver a montarse en la bicicleta a nivel competitivo.
Bernal ganó el Tour de Francia en 2019, convirtiéndose no sólo en el primer colombiano, sino el primer latinoamericano en lograrlo. Y en 2021 logró el máximo título del Giro de Italia, que ya había conseguido para Colombia Nairo Quintana en 2014.
Una de las cosas que más daño le hace al ciclismo y en general a los deportes son los narradores histriónicos. Y Colombia es líder en este asunto. Gritones al estilo del argentino Mario Sábato, quien pese a ser considerado uno de los grandes, le hacen mucho daño al deporte de las bielas. Su gritería es exagerada, se la pasa endiosando con calificativos como “Superman López”, “Nairoman Quintana” o The Monster Higuita”. Ah tiempos aquellos de narradores como Carlos Arturo Rueda, Pastor Londoño Pasos, Jairo Moncada, el mismo poeta Rubencho, entre otros…
Es importante destacar además que el ciclismo colombiano ha sufrido un notorio desgaste no sólo por el bajo nivel competitivo de los ciclistas, sino porque se han involucrado en la política. En el caso de Egan Bernal, muchos dejaron de seguirlo después de que adhirió a la campaña de Federico Gutiérrez. Y en la segunda vuelta, a Rodolfo Hernández. Después del accidente dijo que había comprendido el verdadero sentido de la vida. Sin embargo, habló contra Gustavo Petro. Igual ocurrió con el futbolista James Rodríguez, quien a pesar de sus respuestas diplomáticas ante la manipuladora Vicky Dávila, unos días después estaba de visita en el Ubérrimo.
Una característica especial e importante es que la mayoría de los deportistas han pertenecido a clases de estratos bajos, tal vez no les basta la fama que alcanzan a nivel deportivo y para mostrarse más y más quieren que los vean en compañía de los políticos y personalidades importantes, del país o del mundo.
Por eso ‘Supermán’ López anda de capa caída, ‘Nairomán’ no tiene equipo, Egan Bernal en el Tour ocupó el puesto 36 a 2 horas 38 minutos, incluso superado por su compatriota Harold Lozada, que ocupó el 34 a 2 horas y 34 minutos. Caso aparte es el del bacán Rigoberto Urán, quien con su despreocupada y dicharachera manera de ser siempre la lleva con muy buen humor. No fue un tour bueno para él por muchas circunstancias, pero a pesar de ser viejo para el ciclismo, su positivismo lo mantiene activo y mostrando que hay ciclismo colombiano para rato.
El ciclismo a nivel mundial no ha tenido un buen año. Las caídas no sólo han afectado a Egan, en el tour hicieron que Colombia perdiera a Esteban Chaves y a Daniel Felipe Martínez, quienes tuvieron que abandonar por esa razón. Colombia ha perdido a nivel competitivo, pero ello no quiere decir que a futuro no van a nacer otras estrellas que puedan competir al lado de eslovenos, daneses, belgas, franceses o británicos. Se necesita menos endiosamiento y más apoyo por parte de las empresas y del gobierno. Se debe impulsar el potencial humano y moderar el endiosamiento.
Recuerden que el fanatismo es peligroso a todo nivel. Y es tendencia mundial: la novia de Philipsen fue amenazada de muerte por una acción que su novio tuvo con otro ciclista y que no le gustó a mucha gente. Nairo Quintana también fue amenazado de muerte por no haber ganado el Tour de Francia, porque nuestros locutores lo daban como el seguro vencedor, el indestronable, el rey de la montaña. Y magnificada la expectativa por gritones como el argentino Sábato, que se desguargüera cuando un colombiano va adelante o cuando cree que va a ganar, más si lo da como campeón. Hay que pedir moderación para estos comunicadores, que recuerden que se trata de enseñar de manera entretenida, no de generar odios ni resentimientos.
Por EDGAR URUBURU:
Comunicador Social- periodista Universidad Los Libertadores. Locutor y director de programas de radio. Autor del libro de poemas «Sueños». Amante de la paz y el servicio social. Le gustan el dibujo, la pintura y la caricatura.