Por GERMÁN AYALA OSORIO
En el país de las filtraciones de procesos judiciales, el propio expresidente Álvaro Uribe contó que el Tribunal Superior de Bogotá había negado la solicitud de preclusión del caso de manipulación de testigos y fraude procesal en el que está en calidad de imputado.
El ladino político antioqueño usa a los medios para victimizarse y, por supuesto, para estigmatizar a los magistrados y a los abogados de las víctimas que le descubrieron el plan que con el abogánster Diego Cadena diseñó para torcer los testimonios de varios confesos exparamilitares a los que les ofrecieron dinero para el señalado propósito. Uribe habló de «abogados de izquierda», como si militar en esa orilla ideológica fuera un delito.
En este largo proceso judicial se confirma la politización de la fiscalía de Francisco Barbosa, convertida en la defensora de oficio del exjefe de Estado. Las dos solicitudes de preclusión anteriores son una vergüenza para el ente acusador y los fiscales que se prestaron para deslegitimar las pruebas recaudadas por los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia.
Negada la preclusión por parte del Tribunal Superior de Bogotá el único camino que le queda a la Fiscalía es el llamamiento a juicio de su protegido.
Ya es tiempo de que Uribe deje de manosear a la justicia, victimizarse y, sobre todo, de estigmatizar a quienes él ve como sus enemigos políticos, cuando realmente son víctimas de sus maliciosas y temerarias actuaciones. Insisto: después del asesino serial Pablo Escobar Gaviria, Uribe Vélez es el personaje público que más daño le hace y le sigue haciendo al país. Por eso, en varios sectores de la opinión se escucha el grito, ¡por fin! Con el que se celebra y se guarda la expectativa de que Uribe Vélez sea llevado a juicio y se ha condenado por las conductas punibles que le fueron imputadas.
@germanayalaosor