Por GERMÁN AYALA OSORIO
Al final de la jornada electoral hay que señalar que en ciudades capitales y departamentos ganaron las maquinarias partidistas, en particular políticos del talante de Álvaro Uribe Vélez, Dilian Francisca Toro Torres y Germán Vargas Lleras. Es decir, más de lo mismo.
Ya habrá tiempo para decantar el mapa político que dejan los resultados de los comicios en el resto del país y en particular, el voto en blanco y la abstención. Mientras tanto, hay que decir que en Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla triunfaron las maquinarias electoreras, el clientelismo, el voto amarrado, el poder económico y político de los contratistas. Es decir, estamos ante el poder incontrastable del voto útil, económicamente hablando.
Para el caso de Bogotá, el triunfo inobjetable de Carlos Fernando Galán constituye una verdadera “pela” electoral y política al petrismo, al Pacto Histórico y al propio presidente de la República. Detrás de la victoria del hijo menor del inmolado Luis Carlos Galán están la élite excluyente de la capital, el ladino Germán Vargas Lleras y los sempiternos contratistas. Por supuesto que también aparece Claudia López, política cada vez más cercana al uribismo.
El rechazo a Petro como persona y político está contenido en la abultada victoria de Galán, lo que deja al presidente de la República bastante débil de cara a negociar y buscar con una parte de la élite bogotana cercana a los grandes Cacaos, un urgente pacto político que permita al Pacto Histórico y al propio gobierno superar esta difícil coyuntura política.
En cuanto al triunfo de Fico Gutiérrez, representa el resurgimiento de Álvaro Uribe y del GEA, golpeados fuertemente, el primero por la Corte Suprema que lo tiene en condición sub judice, y el segundo por la administración de Daniel Quintero. Así entonces, con los alcaldes de Medellín y Bogotá el presidente de la República deberá sentarse a hablar con tono pausado, si de verdad está comprometido en dejar andando el proyecto progresista que inspira, pero que aún no lidera como debería hacerlo. Petro deviene ensimismado, si tenemos en cuenta que no logra aún rodearse de líderes carismáticos capaces de convencer al electorado más allá de discursos grandilocuentes.
Por el contrario, si Petro plantea una relación conflictiva con estos y otros mandatarios locales y regionales, su plan de desarrollo quedará en letra muerta y la derecha lo usaría como lápida para sellar en 2026 la tumba del progresismo.
Los resultados en Cali dan cuenta del poder político de Vargas Lleras, político que apoyó al nuevo alcalde de la ciudad, Alejandro Eder. Estamos ante el triunfo de lo más excelso de la godarria vallecaucana y bogotana, en cabeza de Vargas Lleras y su partido, el más corrupto del país, seguido del Centro Democrático. Como epicentro del estallido social, la izquierda y el Pacto Histórico se equivocaron al llegar divididos a la contienda electoral y, sobre todo, al apoyar al frágil, acomodaticio y confuso Danis Rentería.
En la capital del Valle del Cauca solo hubo dos campañas: la de Eder y la del Chontico Ortiz, ambos representantes de la derecha y de las maquinarias políticas tradicionales. Las diferencias entre los dos corresponden a un asunto de linajes, nada más.
El poder de Dilian Francisca Toro quedó demostrado en su regreso a la gobernación, fortín político que da cuenta de la consistencia de su estructura clientelar y la de sus maquinarias. Recordemos que la saliente gobernadora Clara Luz Roldán fue puesta allí por la maquinaria electoral que logró consolidar Dilian Francisca.
El caso de Barranquilla es vergonzoso y vergonzante en términos democráticos. No era necesario hacer elecciones en la capital del Atlántico, porque de antemano el país sabía que iba a triunfar este hijo del inefable clan Char, recientemente involucrado en relaciones peligrosas con el cartel de Sinaloa. La relación entre los Char y Petro no pasa por su mejor momento, lo que permite pensar que de ser elegida fiscal general de la Nación, se podría ver afectado el clan Char.
Lo cierto es que el Pacto Histórico en su conjunto acaba de recibir un duro golpe electoral y político, que lo obliga a revisar sus procesos de formación de cuadros, mejorar las ejecutorias en las regiones y aprender a comunicar lo que se hace bien. Petro debe aprender que un verdadero líder es aquel que forma cuadros y no aquel que se rodea de gente que aplaude y asiente como “perritos de taxi”.
Adenda: El Centro Democrático también ganó las gobernaciones de Santander y Antioquia; y la alcaldía de Bucaramanga, compartida con el movimiento Colombia Justa y Libres.
@germanayalaosor