Tocata y fuga de un pintor clandestino

Georgy Kurasov es un artista que en la antigua URSS se distinguió por ser un categórico fracaso. Nacido en 1958 en el antiguo Leningrado, hoy San Petersburgo, desde muy niño supo que quería ser pintor. Su madre a la edad de 13 años lo inscribió en la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Allí, sus maestros evaluadores lo enviaron a la sección de escultura porque «el joven no tiene sensibilidad hacia el color, por tanto, no puede estudiar pintura». Y como era el dictamen de unos especialistas del partido, había que hacer lo que ellos dictaban. Se formó durante seis años hasta que se graduó como escultor. Pocos años después de terminar sus estudios en el Academia, lo enviaron al frente de guerra como soldado, supongo que a Afganistán, pero se libró de ir al frente porque lo escogieron como maestro de escultura para los programas de ocio y relax de los soldados. Acabó el servicio militar en 1984, tras casi una década en él.. Así que retornó a su labor de escultor que era lo que el Estado le permitía hacer.

Pero siempre, durante la época de la URSS, fue un pintor en la clandestinidad. Para sus compañeros camaradas no pasaba de ser un escultor mediocre, que no hacía daño porque no era conflictivo, como la mayoría de artistas. Y le permitieron vivir en paz, sin ser perseguido por los temibles servicios secretos comunistas. Participaba con sus esculturas en exposiciones colectivas, en las que jamás se destacó. 

Con la caída de la URSS, pudo sacar de su escondite un grueso número de pinturas que tenía casi que abandonadas. No sabía qué hacer con ellas. Con la apertura de la nueva Rusia hacia el exterior, fue descubierto por un galerista estadounidense que visitó San Petersburgo en busca de jóvenes artistas. Quedó prendado con sus pinturas. Lo suyo, lo de Kurasov era pintar figuras humanas geométricas. Su obra entonces, a comienzos de la década del 90 del siglo pasado, y que había elaborado durante al menos dos décadas, dejaba ver que estaba claramente influido por el cubismo. Pero además de la originalidad de su propuesta al pintar cuerpos matemáticos, precisos, el color, según su descubridor, es también el gran protagonista de su pintura.

Desde entonces Georgy Kurasov se convirtió en un gran pintor, que tiene toda su clientela en Estados Unidos, aunque jamás ha vivido fuera de Rusia. Actualmente en este país es completamente desconocido. Los pocos que allí lo conocen aseguran que es una artista estadounidense. También, los pintores rusos dicen de él que es un escultor y los escultores aseguran que es un pintor.

OLGA GAYÓN/Bruselas

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