Los israelitas conmemoraron el Día de los Caídos el 12 de mayo. Este es un día de luto y a la vez un homenaje del pueblo a los héroes de la guerra y a las victimas del terrorismo.
Pero la conmemoración de este año no tuvo la solemnidad de las anteriores. Los funcionarios del gobierno y los familiares de las víctimas del atentado de Hamás el 7 de octubre de 2023, debieron escuchar las protestas de quienes afirman que Israel está cometiendo un genocidio con el pueblo palestino.
Este homenaje fue en memoria de 25.040 israelitas caídos en defensa de su territorio desde hace 164 años, sin contar los acontecimientos del Holocausto. Una cifra que palidece frente a las 37.000 muertes palestinas ocasionadas por el ejército israelí en los últimos 7 meses.
Esta cruel guerra se inició luego de los ataques terroristas de Hamás en territorio de Israel, que le costaron la vida y el secuestro a centenares de personas. Este hecho ocurrió en momentos en los cuales el primer ministro Benjamin Netanyahu estaba atravesando el momento más crítico de su gobierno, respaldado sólo por partidos de ultraderecha, con una presión interna imposible de controlar y con manifestaciones diarias por parte de sus contradictores.
Durante meses se ha sostenido la teoría de que Netanyahu había sido advertido por gobiernos aliados de la posibilidad de un ataque terrorista de Hamás. Pero ni el Primer Ministro ni el reputado servicio de inteligencia atendieron estas advertencias. Era evidente que se necesitaba una acción criminal que despertara solidaridad con el gobierno y el hecho ocurrió.
Netanyahu que ha sido primer ministro durante 18 años, en tres periodos distintos, el último de ellos desde 2022, encontró, en medio del dolor, la oportunidad de lanzar un ataque frontal contra los líderes y militantes de Hamás, el movimiento de resistencia islamico palestino, que controlaba la franja de Gaza y la ribera occidental del Jordán.
Un abrumador respaldo internacional recibió el gobierno de Israel en su respuesta militar contra Hamás. Sin embargo, con el paso de las semanas y los meses, la reacción se tornó desproporcionada. Los ataques israelies contra hospitales, barrios residenciales, campamentos de refugiados civiles y templos, se convirtieron en el pan de cada día en las noticias.
Del apoyo a Netanyahu se pasó a la recriminación y el odio. Y no sólo contra él, sino contra los israelitas, muchos de los cuales no están de acuerdo con esta respuesta sobredimensionada y criminal, dirigida contra ciudadanos palestinos indefensos e inocentes, y no únicamente contra los terroristas de Hamás, a quienes no han sido capaces de castigar plenamente.
Las manifestaciones que se observan en todo el mundo, está convirtiendo a Israel, una vez más, en un paria. Al igual que en 2021, la Corte Penal Internacional inicia en 2024 investigaciones para determinar posibles crímenes de guerra ordenados por Netanyahu. La presión mundial es impresionante. Los acontecimientos en las universidades norteamericanas, por ejemplo, es una muestra del desprecio por Netanyahu y su gobierno, que infortunadamente se está extendiendo al pueblo israelí.