«No nos escucharon cuando pedimos detener el genocidio en Gaza»: Petro en la ONU

Estos son algunos apartes del discurso del presidente Gustavo Petro ante la 79° Asamblea General de la ONU – Nueva York, el martes 24 de septiembre de 202.

«Señoras y señores presidentes del mundo, en este recinto la capacidad de comunicación de un presidente depende de la cantidad de dólares que tenga en su presupuesto. En la cantidad que tenga de aviones de guerra y en el fondo en la capacidad que tenga su país de destrucción sobre la humanidad. El poder de un país en el mundo ya no se ejerce por el tipo de sistema económico o político o de ideas que irradie, sino por el poder de destruir la vida de la humanidad. Los que no tenemos ese poder de destrucción, al contrario, los que tenemos el poder de sostener la vida en el planeta, hablamos sin mucha atención prestada y muchas veces quizás sólo para nuestros propios pueblos».

«Por eso no nos escuchan cuando votamos que se detenga el genocidio en Gaza. Aunque seamos la mayoría de los presidentes del mundo y representantes de la mayor parte de la humanidad, no nos escucha una minoría de presidentes que pueden detener el bombardeo. Es decir, no nos escuchan los presidentes de los países que pueden destruir la humanidad».

«Si pedimos que se cambie la deuda por acción climática, no nos escuchan las minorías poderosas. Si pedimos que dejen las guerras para concentrarnos en la transformación rápida de la economía del mundo para poder salvar la vida y la especie humana, tampoco nos escuchan. Es el poder de destrucción de la vida lo que da volumen a la voz en el recinto de las Naciones Unidas y congrega a la mayoría de sus representantes y delegados».

«Hoy las cosas están peor que hace un año. Se han quemado 11 millones de hectáreas en la selva amazónica en tan solo un mes por el calentamiento global y la crisis climática. Los científicos dijeron que si se quemaba la selva del Amazonas, llegábamos al punto de no retorno climático, donde las decisiones humanas para detener el colapso ya serán inocuas».

«Ha comenzado el fin. Hace un año pedí una conferencia de paz por Palestina en este mismo lugar, sin que hubiera estallado aún la primera bomba. Hoy tenemos 20.000 niños y niñas asesinados bajo las bombas y los presidentes de los países de la destrucción humana se ríen en estos pasillos, con ayuda del poder de comunicación de los medios mundiales, que hoy están en propiedad de los grandes capitales, reordenan el mundo sin democracia, sin libertad».

«El proyecto democrático de la humanidad está muriendo con la vida, mientras los racistas, los supremacistas, los que creen estúpidamente que los arios son la raza superior, se aprestan a dominar el mundo escribiendo el terror de las bombas sobre los pueblos. El control de la humanidad sobre la base de la barbarie está en construcción y su demostración es Gaza, el Líbano. Cuando muera Gaza morirá la humanidad toda».

«Resulta que el pueblo de Dios no era el pueblo de Israel, no es el pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica, sino que el pueblo de Dios es la humanidad toda y los niños de Gaza, eso eran humanidad, el pueblo elegido de Dios. Están matando el pueblo elegido de Dios, los niños de la humanidad. Hay una razón para este armagedón del mundo contemporáneo».

«En la sin razón de los gobiernos que aplauden el genocidio y que no actúan pronto para cambiar las economías hacia la descarbonización hay una lógica. La lógica no está en el mundo político ni en este atril donde hablan todos los presidentes. La lógica está afuera y se llama desigualdad social».

«Oxfam dice que el 1% más rico de la humanidad tiene más riqueza que el 95% de toda la humanidad junta. Es en esta desigualdad alcanzada la mayor de nuestra historia como especie donde se encuentra la lógica de la destrucción masiva desatada en la crisis climática y la lógica de las bombas que suelta a un criminal como de de Tanjao sobre Gaza. De Tanjao es un héroe para el 1% más rico de la humanidad porque es capaz de mostrar que los pueblos se destruyen bajo las bombas».

«Si la riqueza la medimos en co2 emitido y no en dólares tenemos la respuesta. El 1% más rico de la humanidad es responsable de la crisis climática que avanza y se opone a acabar el mundo del petróleo y del carbón porque es su propia fuente de riqueza. Los políticos incluidos los presidentes de los países más poderosos de la tierra simplemente les obedecen».

«Ellos son los que dicen que se piensa, que se dice y que debe ser prohibido y silenciado. En su poder de prohibición y censura gritan viva la libertad carajo, pero es sólo la libertad del 1% más rico de la población mundial que en su sentir mercantil y libre nos lleva a la destrucción de la atmósfera y de la vida. El libre mercado no era la libertad como decían sino la maximización de la muerte».

«Ese 1% más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía global es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano o de Sudán. O se bloqueen económicamente los países rebeldes que no encajan en su dominio como Cuba o como Venezuela porque necesitan mostrar su poder de destrucción al 99% restante de la humanidad para que los dejen seguir dirigiendo el poder del mundo y apropiándose y acumulando cada vez más su riqueza. La oligarquía global lleva a la humanidad a su propia extinción y es para allá y la política le rinde pleitesía abandonando por completo la idea de la libertad y del poder de los pueblos, la idea de la democracia».

«La pregunta que hay que hacer desde esta tribuna es si los pueblos lo permitirán. Ya no hay más tiempo, los gobiernos son incapaces de detener la extinción de la vida. Hoy hay que escoger si es la vida o es la codicia, si es la humanidad o es el capital».

«Una nueva riqueza debe construirse ya no basada en el petróleo, sino en la intensidad, en el trabajo creador y libre que permite la altísima productividad alcanzada ahora, incluida la inteligencia artificial a la que hay que controlar desde un poder público mundial. La productividad permite el tiempo libre y creador. La juntura en red de los cerebros humanos, la mayor potencia jamás alcanzada y esta red neural de la humanidad es la que puede permitirnos vencer con la bandera levantada, la bandera de la vida».

«Ya no le hablo a Biden, a Macron, a Charles o a Xi Jinping o a Putin. De la China recojo su idea de un diálogo entre civilizaciones, de Europa su proyecto de pacto social, de Estados Unidos su amor a la democracia original, de sus padres fundadores, de Sudamérica su diversidad huracanada, su jinete abanderado, su Simón Bolívar, del África sus tambores que llaman a comunicarnos con los espíritus de la naturaleza, de Jesús la idea del amor universal, su juntura de la luz con la vida, de esas fuentes civilizatorias y más que están en todos los pueblos del mundo, debemos tomar las fuerzas de la mayor batalla por la vida de la historia humana. Esa batalla indudablemente es una revolución mundial».

«Necesitamos construir el mayor ejército de todos los tiempos, compuesto de guerreros y guerreras de la vida. El ejército de la vida no tendrá las armas de la oligarquía global, no tendrá armas nucleares, no competirá por armas, ni tendrá los dineros a manos llenas de los bancos, ni el poder de destrozar los niños en los genocidios de la oligarquía, pero tendrá el mayor poder de todos, el poder de una humanidad unida que no se dejará quitar su existencia en el planeta».

«Si los gobiernos no pudieron, como aquí se demuestra, y decidieron jugar con bombas y guerras sin sentidos y matar niños y niñas, juegos de poder, entonces es la hora de tomar la solución de los grandes problemas de la humanidad en las manos de la misma gente, de la gente sencilla de la humanidad. En lugar de dirigirnos a gobernantes insensibles, dirijámonos a nosotros, el común, dirijámonos a los pueblos para concertar las acciones comunes, las demostraciones de otro poder democrático. En medio de ese poder de la humanidad, convertida en conciencia actuante, aparecerán nuevos gobiernos, nuevos liderazgos».

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