Rudolf Hommes o la insoportable desfachatez del cínico

Por FELIPE VILLA DE LA TORRE*

Rudolf Holmes es la desvergüenza hecha carne… y verbo. El descaro en su máxima expresión. En un trino del pasado 17 de octubre publicó: “Qué vergüenza estar de tercero con Suráfrica y Namibia entre los países más desiguales del MUNDO!!!”. En ese acto que podría parecer sencillo, el de postear un pensamiento de apenas una frase, está reflejada, y sintetizada, la malignidad de quienes han dirigido los destinos de un país maltrecho como Colombia.

Por un momento pensé que nuestro insolente exministro, en un acto de contrición y pesadumbre, reconocía su inmensa culpa por el desbarajuste social que él mismo fomentó. Pero no, no fue así, porque Rudolf Hommes es la mezquindad, la perversidad, la desvergüenza hecha carne… y verbo.

Hommes fue ministro de Hacienda durante el mandato de César Gaviria, el gobierno que destrozó con una medida política la producción local de nuestro país. Con la apertura económica, este truhan desestabilizó la economía, arruinó el campo y disparó el desempleo. Si tuviésemos que señalar una medida, una sola, que impulsó la desigualdad de nuestro país durante los últimos cincuenta años, sería sin duda la apertura económica, SU apertura. Veinte años después nos llega este cínico con su cara de palo, con su vergüenza sumergida en un trago de whisky, a recordarnos que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo. Y lo dice con una intención juzgadora, culpando de manera soterrada al gobierno de turno, al gobierno que precisamente más cartuchos ha gastado tratando de soliviantar esa desigualdad.

Pero el descaro no se detiene ahí. Como si no tuviese ya suficiente, el hombre nos refriega este pensamiento el mismo día en que una parte del Congreso hunde los artículos que pretendían otorgar a los campesinos un sueldo digno. Negaron la dignidad salarial a los campesinos del país, se opusieron a la posibilidad de cerrar un poco más la brecha de la desigualdad, y este mequetrefe no recoge la poca dignidad que le queda para siquiera mencionarlo. Deja su veneno en Twiter, da media vuelta y se aleja con su, imagino yo, sonrisa malévola mientras agita su vaso de whisky. Ahí está, en definitiva, retratada la oligarquía de este país, retratada con su egoísmo, su insolencia y su infinita desfachatez. La desfachatez de Rudolf Hommes.

@FelipeV17425860

* Periodista nacido en Barranquilla, cronista de El Pilón de Valledupar, Mundo Hispano y Tribuna Latina de Barcelona, Máster en Literatura Hispánica de la Universidad Autónoma de Barcelona. En la actualidad se desempeña como educador en Estocolmo, Suecia.

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