La talanquera Petro

Es cierto que el actual gobierno ha demostrado ser una piedra en el zapato; una talanquera para los procesos que venían dándose en el país desde el siglo pasado. Así lo hemos visto en la información que bulle de manera alternativa en las redes sociales.

Precisamente, en un mensaje nos cuentan que por culpa de este gobierno nos hemos enterado de muchas cositas; entre otras: de los altos costos del servicio de energía; del asalto de las EPS al dinero de la salud; del robo continuado de los carteles de la gasolina; del desvío de la SAE de propiedades incautadas; del robo de dineros con la excusa de la pandemia y del proceso de paz y de las regalías; de la compra de software espía; del activismo político de periodistas, y del engaño, la manipulación y las mentiras de medios de comunicación politizados; de la manguala entre la Fiscalía y la Procuraduría para proteger un sector non sancto; de que la economía del país ha dependido en gran porcentaje del narcotráfico, y que la “mercancía” salía por toneladas con la complicidad de altos mandos militares y de policía; de la corrupción que mina al Congreso, que legisla para beneficiar a sus grupos económicos, y las altas cortes están contaminadas y protegen a los más poderosos; de la negación de la derecha frente al cambio climático, que hace lo posible por continuar sus negocios mintiendo sobre el bienestar del planeta: se hacen los ciegos, como cuando niegan el genocidio en Gaza.

Y desde afuera hay quienes también nos ven más cositas. Como dijo don Pedro Antónimo, es «realmente interesante que dos de los tres galardonados con el Premio Nobel de Economía de este año tengan tan absolutamente clara la relación entre el paramilitarismo y Álvaro Uribe Vélez. El libro “Por qué fracasan los países” explica muy rigurosamente esta relación, y llaman con nombre propio al expresidente de marras, al tiempo que lo ponen como un ejemplo de nuestro fracaso como nación. Por curioso que parezca, los autores no aluden a los movimientos guerrilleros como causantes de nuestras desgracias. Por algo será. Como sea, queda pues registrado este escueto hecho. Los que se lean el mamotreto este, ya juzgarán. […] Además de interesante, el artículo de uno de los Nobel de Economía, escrito para una revista universitaria de Colombia, nos recuerda el asesinato de Orlando Sierra, compañero de estudio, de lecturas y de bellas tertulias con este suscrito allá en Manizales. Siempre es bueno que, de vez en cuando, un Nobel nos recuerde que las mafias locales de políticos vomitables han sido tan asesinas como paracos y guerrilleros. Y que, en el fondo, es ahí donde radica parte de nuestra desgracia». 

@PunoArdila

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