Por HERMANN SÁENZ PRIETO
Claudia López apareció en la última encuesta de percepción con un 89 por ciento de favorabilidad, convirtiéndose así en el mandatario local con las mejores cifras de aceptación. Algo que hacía muchos años no pasaba en Bogotá.
Esa cifra puso nerviosos a sus opositores, quienes empezaron a enfilar baterías en contra suya, no importa que sea a punta de juego sucio y de patrañas. Lo que importa, al parecer, es bajar la buena imagen que hasta ahora alcanza Claudia en sus primeros cuatro meses de mandato.
Todo esto empezó a percibirse cuando se conocieron imágenes de Claudia López con su pareja, Angélica Lozano, en un supermercado. Esto estaba prohibido, pues durante la cuarentena solo una persona por núcleo familiar podía salir a hacer compras. Eso lo quisieron vender sus enemigos como el más grande de los delitos, pese a que ella reconoció su error, pidió excusas y hasta recibió (Lozano) el respectivo comparendo.
Lo cierto es que el Fiscal General de la Nación le abrió investigación a la alcaldesa, dejando ver así una eficacia inusual del ente fiscalizador, algo que no se vio cuando se descubrieron tres laboratorios de fabricación de cocaína en la finca del exembajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclemente.
Aunque esto fue antes de conocerse la encuesta de percepción, se notó a leguas que más que una acusación de trató de una persecución embozada. Queda entonces la certeza que a la alcaldesa no le van a perdonar el más mínimo error, sin importar que tan buena sea su gestión.
Ahora el concejal Emel Rojas la acusa de gastar más de 6.000 millones de pesos para mejorar su imagen, y hasta el periodista deportivo Carlos Antonio Vélez se le fue lanza en ristre en su programa Planeta Fútbol. La alcaldía de Bogotá, por su parte, aclaró que esos recursos se usaron para divulgación de campañas en diferentes medios de comunicación contra el covid-19.
De otro lado, la columnista María Isabel Rueda cuestionó a Claudia López por no seguir los lineamientos del presidente Duque en cuanto a las medidas para frenar la expansión del coronavirus y calificó a la mandataria de “populista”. La alcaldesa no estuvo de acuerdo en que se les diera salida a trabajadores de obra y manufacturas sin seguir unos protocolos previos y unos horarios para evitar la congestión en el sistema masivo de transporte, como en efecto luego se hizo.
Un 89 por ciento de aceptación muchos lo ven como algo que se traduce en grandes posibilidades de llegar a la Presidencia. Pero aún le falta un largo camino por recorrer, y los contradictores le van a poner más obstáculos. Con lupa en mano, van a estar revisando cualquier movimiento en espera de un resbalón, con el fin de armarle un escándalo que la haga descender de su altísima popularidad.
Al respecto, Claudia ya calmó un poco las aguas embravecidas al contestar en una entrevista de Blu Radio sobre su aspiración presidencial para el 2022: «Afortunadamente está prohibido dejar tirado el puesto para lanzarse a otra cosa (…) Yo terminé mi mandato como senadora y esto es el gran honor de mi vida: ser la primera alcaldesa de Bogotá”.
Sus contradictores saben que una buena alcaldía le brindará la gran oportunidad de “trepar” con holgura del Palacio Liévano a la Casa de Nariño en 2026. Esta cifra de aceptación se la ha ganado con su irrefutable liderazgo ante el manejo de la pandemia. A pesar de todo, fue citada en el Congreso para rendir cuentas, pues hay quienes consideran que las acciones no han sido suficientes para enfrentar el coronavirus en la capital.
Un nuevo obstáculo que deberá enfrentar, pero ella ya ha demostrado que siempre tiene los suficientes argumentos para defenderse y creo que le van a alcanzar para el resto de su mandato.