En el año 2012, durante un debate en el Congreso, el senador Iván Cepeda a nombre de su partido Polo Democrático Alternativo (PDA) acusó a Álvaro Uribe de tener nexos con grupos paramilitares y narcotraficantes, y presentó testimonios de antiguos paramilitares.
Cepeda señaló a Uribe de haber fundado junto con su hermano Santiago el Bloque de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) grupo armado ilegal que enfrentó a las guerrillas durante décadas de manera sanguinaria y que dejó miles de civiles muertos.
En respuesta al debate en el Senado, Uribe Vélez demandó ante la Corte Suprema de Justicia a Cepeda, al que acusó de buscar en las prisiones colombianas a antiguos paramilitares con el objetivo de que sirvieran como falsos testigos en su contra.
La Corte Suprema investigó el caso durante varios años, en los que declararon tanto Uribe como Cepeda, así como todos los testigos implicados. En 2018 desechó las acusaciones contra Cepeda y fue aquí donde se volteó la torta, pues se le abrió investigación formal a Uribe por manipulación de testigos, lo que conllevaba los delitos de soborno y fraude procesal.
Iván Cepeda es el personaje de la semana, independiente del fallo que dicte la corte en contra o en favor de Uribe. Su defensa, con la ayuda de algunos periodistas que siguieron el caso, llevó a Álvaro Uribe a verse obligado a cumplir la detención domiciliaria, en lo que podría convertirse en el principio del fin de una de los políticos más influyentes de los últimos 50 años en Colombia.