Álvaro Uribe sabía desde el domingo 2 de agosto que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) le dictaría medida de aseguramiento. Por eso el Centro Democrático lanzó un comunicado el día anterior, anunciando que la democracia estaba amenazada, según lo señaló Julio César Londoño en columna para El Espectador titulada “Esta vez no pudo embolar los zapatos”.
Londoño subraya que efectivamente la democracia está amenazada, pero no por la sentencia de la CSJ sino por un Gobierno que tiene fiscal propio y órganos de control de bolsillo, un Congreso que teletrabaja a media máquina, una cúpula militar demasiado cercana a la Casa de Nariño y unos medios de comunicación “demasiado cortesanos”.
“Al Centro Democrático ninguna de las cortes le sirve, mientras la JEP es un tribunal diseñado por las Farc”. El columnista afirma que Uribe es un sujeto capaz de ir a la Fiscalía a reírse y a que le embolen los zapatos, y gritar que los magistrados son «esos hijueputas» que escuchan sus conversaciones.
Y concluye Londoño: “Nadie cree en la inocencia de Uribe. Ni Paloma. Sus prosélitos lo adoran justamente porque les parece un bandido estupendo. Comparado con la patriótica malignidad de Uribe, el COVID-19 es un algodón de azúcar”. Lea la columna completa aquí.