Por DIEGO OTERO PRADA
Hoy, con lo que ha ocurrido en EPM, es bueno definir cómo debe ser la composición de las juntas directivas de las empresas de servicios públicos del estado. ¿Deben ser botín de los empresarios privados, de grupos económicos?
Lo de EPM constituye la captura de una empresa estatal por un poderoso grupo financiero antioqueño, lo cual venía sucediendo desde 1994. Es como si la empresa se hubiera privatizado y utilizado para beneficio de un grupo empresarial, en esta oportunidad el Grupo Empresarial Antioqueño.
Pero, que está pasando en Bogotá, en la alcaldía de Claudia López, ¿con la composición de las juntas directivas? ¿Cómo es el manejo en la capital, de supuestamente una alcaldía popular que se iba a diferenciar de la de Enrique Peñalosa? ¿No se está dando una privatización por la puerta de atrás?
A continuación, vamos a analizar los presidentes y la composición de las juntas directivas de la Empresa de Energía de Bogotá, la Empresa de Telecomunicaciones y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado.
Análisis de los presidentes de las empresas
Sorprendente el nombramiento de Juan Ricardo Ortega como presidente de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), un conservador ortodoxo, de derecha, que ha estado en los gobiernos de Pastrana, Uribe, Santos y que Duque lo quería nombrar ministro. Es un economista egresado de la universidad de los Andes.
La presidente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá es la economista de la universidad de los Andes Cristina Arango Olaya, una profesional que trabajó en el ministerio de Hacienda con Álvaro Uribe, con Samuel Moreno y en la alcaldía de Cali. Fue nombrada gerente interventor de Empresas Municipales de Cali-Emcali, donde recibió fuertes críticas por los trabajadores. Es un alfil de Mauricio Cárdenas, hombre que ha estado en todos los gobiernos de derecha.
Igualmente, el nuevo presidente de la ETB es un economista egresado de los Andes.
En conclusión, los tres nuevos presidentes de las empresas de servicios públicos de Bogotá son egresados de los Andes, muy vinculados al poder, de origen partidista tradicional y dos de ellos vinculados con Mauricio Cárdenas y Juan Carlos Echeverry.
Análisis de la composición de las juntas directivas
- Empresa de Energía de Bogotá-Grupo de Energía de Bogotá
De nueve miembros, seis se graduaron de los Andes, cuatro como economistas, uno en ingeniería industrial y otro de ingeniería eléctrica. Los tres restantes son una abogada, un licenciado en economía agrícola y un administrador de empresas. Todos con estudios de posgrado en Estados Unidos, con la excepción de Rafael Pardo, quien hizo un posgrado en Holanda.
Ninguno tiene experiencia en el sector eléctrico, como funcionario o como ingeniero de proyectos, diseño o interventorías. Nadie ha trabajado en una empresa eléctrica o en una consultora en energía eléctrica. Sobran los economistas y faltan ingenieros eléctricos, mecánicos, civiles. Y ambientalistas.
Características: ser de la universidad de los Andes, haber estudiado en EE. UU., ser del sector privado, haber sido funcionario de gobiernos anteriores y ser ortodoxo.
- Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá
De siete miembros cinco son egresados de los Andes, uno del Rosario y otro del Colegio Superior de Administración, CESA. Hay más variedad en los estudios de posgrado: tres en Estados Unidos, uno en Alemania, uno en la Sorbona, uno en España y otro en Colombia. Igualmente, vienen de gobiernos anteriores o del sector privado financiero y empresarial
- Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá
Aquí hay un buen cambio, ya que de los nueve miembros cuatro vienen de los usuarios y el sector laboral. Dos son funcionarios actuales de la alcaldía, están el exalcalde Luis Eduardo Garzón, el director de Fedesarrollo Luis Fernando Mejía y la señora Martha Lasprilla Michaelis.
Dos son egresados de los Andes, uno de México, otro desconocido y un quinto no tiene pregrado. Los posgrados son en su mayoría de los Estados Unidos.
Hoy con lo sucedido en EPM, la derecha y los ortodoxos hablan del llamado gobierno corporativo, que no es otra cosa que una idea impulsada por el Banco Mundial, el FMI y la OCDE, que significa la privatización de las empresas de servicios públicos. Ese llamado gobierno corporativo impide que los presidentes de las juntas directivas sean alcaldes o ministros y entienden que sus miembros deben ser representantes del capital financiero y empresarial. En otras palabras, si no se venden las acciones públicas porque la sociedad se opone, entonces entreguemos su manejo a burócratas y tecnócratas de las clases dominantes. Y eso es lo que está pasando en las empresas de servicios públicos de Bogotá.
Así, los presidentes de las juntas directivas de estas empresas de servicios públicos de Bogotá son: para la EEEB, el economista uniandino Andrés Escobar Arango, hombre de Juan Carlos Echeverry; para la ETB, otro economista uniandino, de las entrañas de Antanas Mockus, Rafael Orduz.
Propuesta para un gobierno progresista
Un gobierno de izquierda haría un manejo muy diferente de las empresas estatales, en las antípodas de la centrista Claudia López.
Propondría la cogestión, tal como ha venido operando en Alemania y otros países. Se daría asiento en las juntas directivas a representantes de los trabajadores y empleados elegidos dentro de las empresas.
Adicionalmente, se tendrían representantes de los usuarios (residenciales, comerciales, industriales), de especialistas en los temas que corresponden a cada empresa, solicitando ternas a las asociaciones de profesionales, ingenieros, especialmente para estas empresas tan técnicas. También, representantes del sector privado.
En un gobierno de izquierda no habría representantes de los partidos tradicionales, ni de derecha ni ortodoxos.
Por supuesto, todos los miembros deben ser profesionales de altas calidades académicas, con experiencia en el manejo de las empresas.
Se trata de una política inclusiva, de darles posibilidades a personas muy diferentes de las élites, ya sea académicas o del poder. No se trata de reproducir el poder de las clases que siempre han dominado a Colombia, sino de producir un verdadero cambio, dando la posibilidad a los que siempre han estado excluidos.
En un gobierno de izquierda ninguno de los escogidos por Claudia López sería llamado a dirigir o integrar estas juntas directivas, ni a ser miembro del gobierno. Ahí está la gran diferencia. No se trata de complacer al poder, sino de remplazarlo.
Un gobierno progresista, de izquierda y popular tiene un concepto diferente. No tendría este tipo de juntas directivas elitistas, representantes del poder y de los partidos políticos tradicionales, defensores del statu quo.
Y los presidentes de las juntas directivas serían el alcalde o su representante.
Resumen
De los 25 miembros de las tres juntas directivas, exceptuando los tres vocales y un representante laboral para la EAAB, 13 son profesionales egresados de los Andes, uno de la Santo Tomás, uno de CESA, uno de México, uno de Barcelona, uno del Rosario y uno sin pregrado.
Igualmente, de los profesionales, 12 tienen estudios de posgrado en Estados Unidos, uno en Alemania, uno en Holanda, uno en Barcelona, uno en Francia, tres en Colombia y dos no tienen posgrado.
Son los mismos que se vienen rotando en posiciones gubernamentales en los últimos 40 años. Es muy propio del elitismo colombiano de las clases dominantes, que premia a los que defienden sus intereses.
En la administración de la alcaldesa Claudia López, para ser miembro de las juntas directivas y presidente de estas se requiere, entonces, con base en el análisis empírico que hemos hecho, ser de los Andes, con posgrado en Estados Unidos, ser funcionario de gobiernos anteriores de derecha, ser ortodoxo y haber trabajado con el sector financiero y empresarial internacional o colombiano.
Son juntas totalmente elitistas, de miembros de las clases dominantes, incluyentes con el poder, pero excluyentes. No dan lugar a la entrada de otras fuerzas.
No hay ingenieros, lo cual es grave en empresas altamente técnicas que requieren de conocimiento de los temas para poder actuar inteligentemente. Las de la energía y telecomunicaciones son altamente sofisticadas. Predominan los economistas y administradores de empresas y hasta politólogos. En estas juntas directivas se requieren ingenieros electricistas, de telecomunicaciones, civiles, de sistemas, de aguas, ambientalistas. Sobran economistas, administradores y politólogos.
Hay varias asociaciones de ingenieros. La más importante, ACIEM, congrega en Bogotá a más de 20.000 profesionales de todas las ramas de la ingeniería. Allí hay una gama de profesionales de alta capacidad académica, con experiencia de muchos años en empresas como consultores, constructores, interventores y administradores.
Un gobierno popular, de cambio, no tendría este tipo de directivas elitistas, representantes del poder y de los partidos políticos tradicionales. Es defender al statuo quo.
La alcaldesa Claudia López vive enamorada del poder y de los profesionales de los Andes, especialmente economistas. Da la impresión de que no le gustan los ingenieros. Para ella, parece que en Bogotá solo existe esta universidad elitista. Hay tres universidades públicas que han graduado a muy buenos profesionales, como son la Distrital, la Nacional y la Pedagógica y más de 60 privadas.
Para la pandemia Claudia se ha apoyado en asesores de los Andes, que al comienzo presentaron proyecciones fantásticas, totalmente equivocadas y que son los que la han venido asesorando en la política de encerrar a Bogotá e implementar una serie de medidas muy discutibles.
De los 25 miembros de las juntas directivas, solamente dos tienen conocimiento del tema técnico, que son Rafael Orduz, porque es economista, y el ingeniero electricista Benavides. Los demás no conocen los temas de estas empresas en los aspectos técnicos, económicos y financieros. Digamos, para conceder, que la mayoría han estado en el sector financiero, experiencia que sirve. Hay solo dos ingenieros: un ingeniero eléctrico, Benavides, que tuvo alguna experiencia en una empresa eléctrica, y que, por lo menos, ha estado relacionado con análisis energéticos; y la ingeniera industrial María Lorena Gutiérrez, sin experiencia en el sector.
No se trata de criticar la calidad académica, todos la tienen. Pero estas juntas técnicas deberían estar integradas, cada una con por lo menos con tres ingenieros. Allí se manejan temas técnicos muy complicados. Por ejemplo, en la EEB, el sector eléctrico es lo más complejo. Miren lo que ha pasado en la EPM, con miembros todos del sector empresarial que no manejaban las áreas técnicas, y vean los errores garrafales cometidos.
Se suponía que iba a darse un cambio con Claudia López, que entraría otro tipo de funcionarios, que se les daría oportunidad a excelentes profesionales excluidos del poder, y lo que ha ocurrido es lo contrario, el afianzamiento de la tecnocracia elitista y de las clases dominantes. Es desafortunado, uno es el lenguaje para hacerse elegir y otro cuando se llega al poder.
Conclusiones
Lo más grave de lo que ha hecho la alcaldesa Claudia López es que privatizó las empresas de servicios públicos de Bogotá, sin enajenar el poder accionario. Las entregó al sector privado. Ni la alcaldesa ni funcionarios de la alcaldía son presidente de las juntas. Solamente hay tres subsecretarios en las juntas, uno en cada una de las empresas.
Lo que ningún gobierno nacional o distrital ha logrado, privatizar empresas públicas sin discusión abierta, lo logró Claudia López sin oposición de ninguna clase, muy calladita. No importa que las acciones sean del distrito, las entregó a privados provenientes del sistema y de los partidos tradicionales, la mayoría liberales y conservadores, y de corte neoliberal, casi todos ex funcionarios de los gobiernos de Santos, Uribe, Pastrana, Gavia y Betancur, y de origen del sector privado financiero.
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