En los Estados Unidos
también son rojos y azules
los que pelean las curules
entre gritos y mugidos.
Nos tienen medio aburridos
con sistemas muy complejos,
en los que vemos perplejos
cómo el que pierde gobierna,
en una disputa eterna
que confronta a un par de viejos
El uno es el presidente
y el otro ya Vice fue,
el precio es a como dé,
sin que importe ser decente.
Toca hacer reforma urgente,
que modernice el sistema,
para que no prime el tema
del colegio de electores,
en el que sabios doctores
eligen al que se quema.
Ya ha ocurrido varias veces
-dice la historia reciente-
en las que fue presidente
aquel que perdió con creces.
Como en establo de reses,
el toro que más embiste,
así tenga gran despiste,
con bramidos y patadas,
él mantiene arrinconada
a su manada; muy triste.
¿Quién va a ganar al final?
Ojalá que sea el primero;
no el cínico camorrero
de arrogancia sinigual.
Mensaje de intenso mal
y contundente torpedo:
“el conteo me importa un bledo;
hubo fraude” – orondo grita-
¡ah democracia inaudita!
“aquí estoy y aquí me quedo”.
Bueno, al final Biden gana.
Gobernará la prudencia.
La espera ya no fue vana.
Trump pierde de mala gana,
con cinismo y prepotencia.
GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ