Por JORGE SENIOR
Cuando llegué al aeropuerto de mi viejo San Juan en mi Borinquen querida, el funcionario me hizo uno de los más extraños interrogatorios imaginables en una aduana. Todas las preguntas, y no fueron pocas, se referían a la posible existencia de vida extraterrestre inteligente. El curioso hecho tiene una sencilla explicación: había sido invitado por la Universidad de Cornell en representación de mi país a presentar una ponencia en el Congreso Internacional “Comunicando astronomía en Hispanoamérica”, a celebrarse en el Observatorio de Arecibo, al este de la isla.
Este observatorio radioastronómico era orgullo de Puerto Rico, pues su antena parabólica de 305 metros de diámetro era la más grande del mundo, desde su instalación en 1963. Luego acrecentó su aureola en la percepción pública, porque allí se desarrollaba el programa SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre, entre muchos otros proyectos.
En 1997 la inolvidable película Contacto, protagonizada por Jodie Foster y basada en una novela de Carl Sagan, catapultó aún más la fama del Observatorio de Arecibo. Dos años antes sus instalaciones fueron utilizadas para una espectacular pelea de James Bond en el film GoldenEye, segundos antes de que el gigantesco plato fuera destruido, en escena premonitoria. Pues bien, esta semana sucedió lo que ninguno de los 50 participantes en ese extraordinario congreso de septiembre de 2003 jamás hubiéramos imaginado: la megaestructura de 900 toneladas se derrumbó por completo, como podemos ver y escuchar en este dramático video.
El martes 1 de diciembre fue un día nefasto para la ciencia, con el patético final tercermundista de uno de los instrumentos más icónicos de la investigación científica en el siglo XX, protagonista de múltiples descubrimientos. He allí el legado de un gobierno de derecha que despreció tanto a los puertorriqueños como a la ciencia, con consecuencias críticas de desfinanciación para ambos.
Los borinqueños no olvidan las humillantes imágenes de Trump lanzando rollos de papel higiénico muchos días después de que la Isla del Encanto fuese arrasada por el huracán María en septiembre de 2017, dejando tres mil muertos. Debido a que los borincanos residentes en su tierra no pueden votar en las presidenciales, Trump tuvo allí una razón adicional a su racismo efervescente para desatender por completo a la isla. A la ciencia no le fue mejor con un personaje histriónico y negacionista del cambio climático, quien ha tenido un manejo desastroso de la pandemia y en buena hora resultó zapateado de la Casa Blanca por el voto popular.
La decadencia y colapso del Observatorio de Arecibo parece un acto simbólico de la decadencia del imperio norteamericano.
Es significativo que el mismo día del trágico desenlace del radiotelescopio, 1 de diciembre, China lograse una nueva hazaña tecnológica cuando la sonda Chang’e 5 alunizó en nuestro satélite natural y empezó su misión de traer rocas selenitas a la Tierra. Mientras la National Science Foundation de los gringos muerde el polvo, China se convierte en el tercer país en recolectar rocas lunares, tras la URSS y EEUU.
No menos significativo es el hecho de que desde 2016 el radiotelescopio chino FAST, de 500 metros, hubiese destronado a Arecibo como el mayor del mundo. Estos hechos se suman a muchas otras señales -no precisamente extraterrestres- que muestran al gigante asiático como la nueva potencia mundial.
Faltan pocos años para que la economía china se convierta en la número 1 del planeta, sobrepasando a Estados Unidos. ¿Estamos acaso presenciando la caída del gigante que dominó del mundo desde 1945?
Blog La Mirada del Búho