Juan David Ochoa nos presenta en su última columna para El Espectador, sin pelos en la lengua, la falsa información presentada por el presidente Iván Duque en sus últimos indicadores de presidencia. Estos apuntan a que la tasa de homicidios en el 2020 ha sido la más baja desde 1974, pretendiendo hacer creer que su mandato ha significado una alta reducción en los homicidios, claramente omitiendo que esta tasa se redujo gracias a los meses en los que el país estuvo completamente cerrado.
Además, pasa por alto las 74 masacres que han ocurrido a lo largo del año, a pesar de que el país estuvo cerrado por varios meses, y la muerte de 291 líderes sociales «que cayeron acribillados en ese espanto sistemático que no ha querido enfrentar por las conveniencias silenciosas de una política de raseros múltiples».
También nos habla de cómo el presidente alardea de la reducción de más de 118 mil hectáreas de cultivos ilícitos, de la destrucción de más de 4.000 laboratorios para la producción de drogas y de la incansable lucha contra el narcotráfico que su gobierno ha tenido, pasando totalmente por alto las investigaciones contra su embajador en Uruguay, implicado en el descubrimiento de un laboratorio de producción industrial a pocos kilómetros del Aeropuerto Eldorado.
Por último, agrega los incumplimientos descarados frente al acuerdo de paz con las Farc, del cual hace énfasis en el incumplimiento de las obligaciones por parte del gobierno, de la mano con la reducción de la violencia en el conflicto armado gracias al acuerdo de paz, cerrando con la frase: “su partido lo ha empezado a olvidar para posicionar la imagen de su próximo súbdito: el hijo del señor de las sombras que tendrá el único fin que han tenido los ungidos por su nombre: distorsionar la historia, indultar a los culpables y negar todos los muertos”.
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