Héctor Moreno Galvis es hipertenso, tiene 70 años y cargaba con problemas de obesidad. O sea, presentaba los principales factores de riesgo que complican la salud de un paciente de covid. Debido a una gripa que se agravó con el paso de los días, fue internado en la Clínica Colombia de Bogotá, donde fue entubado y lo pusieron en estado comatoso, conectado a un respirador artificial.
Así permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos por más de un mes, hasta que un día el cuerpo médico llamó a la esposa de Moreno para informarle que no existía ninguna posibilidad de que se recuperara y por tanto iban a desconectarlo; que la estaban llamando para que se acercara a despedirse de su marido. Pero ella les dijo, sin asomo de duda: “nadie puede disponer de la vida de otra persona, la última palabra la tiene Dios”. Así que siguió conectado, y dos días después presentó una asombrosa recuperación que terminó por regresarlo a la vida.
Moreno cuenta que “consumía 15 litros de oxígeno y no me alcanzaba. Así que tomaron una decisión trascendental, me rompieron la tráquea y me abrieron el cuello para poner por ahí el respirador artificial. Eso me permitió volver a respirar”.
En su memoria quedan algunas imágenes de ese momento: “Me veía introducido en una esfera transparente con muchas bolas de colores. Pensaba que era el proceso de recuperación, pero eran alucinaciones. Ahí no tuve ninguna percepción racional”.
En su condición de agnóstico, asegura que su odisea lo puso a pensar en que quizás “puede haber una energía superior, una arquitectura superior que interviene de alguna manera en la vida de los seres humanos. Lo cierto es que soy de los pocos que hemos logrado -con mi morbilidad- salir de una situación tan espantosa”.
Luego de esos 35 días con respirador artificial, Héctor Moreno permaneció 50 días más en la clínica: “prácticamente le toca a uno aprender a caminar como un niño. Afortunadamente el cerebro no se me alcanzó a afectar, esa era una de las preocupaciones médicas”.
Hoy dice con tranquilidad: “ya me quitaron la traqueotomía, estoy aprendiendo a caminar. Es un proceso largo, complejo y difícil, pero lo que sí puedo asegurar como testigo viviente de ese monstruo invisible que es el covid, es que el tema que hay que asumirlo con mucha seriedad. Esto no es un juego”.
Moreno Galvis está convencido de que el covid es un producto de las barbaridades que los seres humanos tienen con la madre tierra, con la naturaleza, con el medio ambiente: “es una de las primeras advertencias reales de que nos puede suceder si la humanidad sigue con una visión meramente capitalista, de favorecimiento individual”.
Héctor Moreno es un abogado que ejerció su profesión en los 80 y se vinculó al Frente de Izquierda Liberal (FILA) que dirigía Horacio Serpa Uribe. Fue concejal de Bucaramanga y remplazó a Serpa en el Senado cuando él hizo parte de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1991. Ocupó la Secretaría de Gobierno de Santander y fue viceministro de Estado.
En 1998 se retiró de la política, cuando Serpa perdió las elecciones con Pastrana. Regresó al ejercicio político en el 2010, porque Horacio Serpa le pidió reemplazar al alcalde de Bucaramanga, Fernando Vargas, quien había sido destituido. “Yo acepté el encargo y ahí vinieron los dolores de cabeza, porque yo nunca había tenido problemas de investigaciones ni nada por el estilo. La verdad es que yo no nombré a nadie, todos los funcionarios venían de la administración anterior”.
El remplazo era por tres meses: “En ese tiempo me presentaron el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para que lo firmara, yo no lo firmé porque no me correspondía firmar un documento que no conocía. Y ese fue el problema, porque detrás había muchos intereses económicos, políticos y de toda índole”.
Moreno menciona un editorial de Vanguardia Liberal donde lo trataron de bruto por no haber firmado. “Cuando la política la manejan con un criterio de venganza, de retaliación y cuando la justicia se presta para eso, me abrieron no sé cuántas investigaciones en la Contraloría. Todas quedaron archivadas porque no había nada, pero me abrieron otras tantas en la Procuraduría y se archivaron 10, quedó una en el Consejo de Estado. Y mientras tanto lo ponen a usted en la picota pública. El solo hecho de que digan que usted es un corrupto le quita cualquier posibilidad de participar en la escena pública. De ahí en adelante debe dedicarse a demostrar que no es corrupto”.
Respecto a la coyuntura política actual, Héctor Moreno cree que los partidos tradicionales ya no llaman la atención de la sociedad colombiana y da varios ejemplos: “en Medellín ganó un joven amigo de la propuesta de la Colombia Humana, nadie lo esperaba, le ganó a las maquinarias del expresidente Uribe. En Bogotá ganó un movimiento nuevo, los Verdes. En Bucaramanga ganó un señor que ni siquiera vivía en la ciudad. En Cúcuta ganó un señor que no tenía nada que ver con la vieja política, en Cartagena sucedió lo mismo. En Cali ganó el hijo de un comandante guerrillero del M-19 que firmó el acuerdo de paz hace unas décadas. Yo creo que el 2022 va a ser un punto de quiebre de la vieja política”.
El exalcalde de Bucaramanga es además un defensor del medio ambiente, y en esta entrevista para El Unicornio recordó que presentó el borrador de un proyecto de ley, que ya ha sido escuchado por algunos congresistas, el cual pretende que el páramo de Santurbán sea convertido en Parque Nacional, ya que en la actualidad es considerado un parque o zona regional por una resolución expedida por una corporación regional. Así lo escribió él para El Unicornio.
Sea como fuere, Héctor Moreno Galvis acaba de demostrar que es más fácil salir bien librado del coronavirus que de las trampas que suele tender la vieja clase política.