En la trinchera húmeda se regodea la agonía de la espera
resuenan los tambores de la guerra
el aullido de los perros se adentra en el monte como un pájaro agorero
El futuro es una tumba abierta, sin nombres, sin dolientes
Yo maldigo la guerra que como sombra nos acompaña desde siempre
maldigo sus jinetes apocalípticos, a sus dioses de barro
maldigo su ambición de despojo, sus eufemismos, su avaricia
maldigo su indiferencia ante el dolor y el llanto.
Yo maldigo la guerra por su comercio de odio, de quimeras, de muerte
el gemido melancólico y desgarrador de sus trompetas
Maldigo a sus defensores de oficio, a sus estafetas
la maldigo por sembrar los campos con cadáveres, con luto, con miseria
por robar la sonrisa de los niños
y convertir sus noches estrelladas en una pesadilla de espanto
Yo maldigo la guerra por la mujer violada, por el campo envilecido, la sangre derramada
maldigo el brillo de su capa suntuosa, sus falsos honores, sus condecoraciones
la maldigo por la juventud truncada, por los sueños fallidos, por el futuro incierto
maldigo a su horda paranoica, su hedor a estiércol, a pólvora, a miedo
Maldigo su sed de venganza, sus gritos, sus lágrimas
maldigo la cobardía de sus armas, su rol de estrategias, su arrogancia
maldigo su reticencia al perdón y a la reconciliación
maldigo su descomposición putrefacta…
En la televisión observo, como desde lo más alto de un circo romano
esa lucha irracional entre seres que no se conocen, que nunca se han visto
junto a mí la muerte que impasible espera, celebra las emboscadas que se tienden a la verdad
“odiaos los unos a los otros”, grita eufórica y ríe con mirada esquizofrénica
Sin sosiego, me adentro en los campos desolados, en los ríos envenenados con sangre inocente, y veo bajar la esperanza mutilada
trozos de cuerpos macheteados, descuartizados, desfigurados por la metralla
y presiento historias desgarradoras, historias de horror, historias perturbadoras, tristes
Yo maldigo la guerra que se ensaña con los humildes y desvalidos
que incendia sus casas, que arrasa sus cultivos
Yo maldigo la guerra que desdeña la vida
las súplicas, la compasión, la palma siempre abierta de las palabras
maldigo el insomnio de sus noches oscuras
maldigo el llanto amargo de sus huérfanos, de sus viudas
La maldigo por anteponer la fuerza a la razón, el rencor sobre el amor
por convertir muchachos buenos en cadáveres o en asesinos…
Yo maldigo la guerra, maldigo su desesperanza.