Transcurría abril de 1986 y la prensa británica reveló el escándalo de ese año en Europa: el vicepresidente del partido conservador británico, Jeffrey Archer, fue descubierto contratando prostitutas a domicilio, escándalo por el cual le tocó renunciar.
Los escándalos sexuales y la política han sido aliados y recurrentes en la historia moderna y aún más con el avance de la tecnología y la filtración de la información. O cómo olvidar el escándalo de la ministra costarricense Karina Bolaños, a quien en 2012 se le filtró un video erótico donde le declaraba su amor a alguien diferente a su esposo. ¡Y muchos escándalos más! Como el del ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, o el del primer prinistro italiano Silvio Berlusconi. O cómo el del expresidente de Paraguay Fernando Lugo, que le aparecieron hijos sin reconocer.
Pero de ahí nace un debate interesante, viejo, pero interesante: ¿tienen derecho a la vida privada los personajes públicos? La respuesta es sencilla:
La vida privada de un político no debería ser “de interés público”, pero, por ser precisamente un personaje público, este debe cuidarse de que su información privada no se filtre, para que continúe siendo privada. Todos somos seres humanos, tenemos nuestros secretos íntimos, fantasías, manías y hasta aberraciones sexuales.
Pero, ¿qué pasa cuando esa información privada es revelada torpemente por el mismo personaje público? Y no cualquier personaje, se trata del “Gran Colombiano”, el impoluto, el probo, el salvador para muchos, el verdugo de otros 10 mil, aunque esto ya es otro tema. Personaje al cual las iglesias cristianas y los más radicales conservadores de Colombia tienen en el más alto pedestal.
A Álvaro Uribe Vélez su ya nombrada torpeza y distracción le hicieron una mala pasada este sábado en la mañana, cuando en un trino, subió un pantallazo completo de su celular donde aparecía una mujer tocándose su vagina. Irrelevante resulta querer conocer la identidad de la dama, ella no comete ahí ninguna conducta punible ni reprochable.
Ahora bien, como reza el viejo adagio, “no aclare qué oscurece”. Al caer la noche, el expresidente dio RT a una cuenta con el nombre de Faruk Urrutia: @farukurritia (Ver imagen1)
Se trataba de una cuenta recién creada, que no había tenido ninguna interacción. (Ver imagen2). Además, el primer seguidor era el propio Uribe, y fue él quien le dio RT al primer y único trino de la cuenta. (Ver imagen3).
Hay un detalle en apariencia estúpido e irrelevante, pero que lo delata aún más: cuando envió la primera imagen dijo que olvidó recortarla, pero la segunda imagen no solo la recortó, si no que mágicamente cambia el marcador con el que resalta el texto. (Ver imágenes comparadas).
Un segundo (o tercer) dato sorprendente es que el señor Faruk Urrutia sí existe: es un miembro del Centro Democrático de Valledupar que fue senador en 2008 en reemplazo de Paloma Valencia, quien para esa fecha tenía licencia de maternidad. En su página de Instagram aparece en varías fotos con el expresidente. (Ver imagen5).
La pregunta del millón es: ¿no le habría quedado más fácil enviar un video explicando lo sucedido? O mejor: ¿no habría sido más fácil que el mismo expresidente hubiera admitido el error y a continuación se quedara callado…?
Al cierre de esta columna, Twitter continúa encendido con el tema. ¿Se imaginan si el error de publicar una foto porno le hubiera ocurrido a un opositor de Uribe como Petro o Iván Cepeda? No los habrían viajado de violadores.
Un tercero o cuarto (o quinto) hecho sorprendente es que no es la primera que Álvaro Uribe comparte material pornográfico, ya en 2015 le había dado RT “por error” a una escena pornográfica que rápidamente eliminó, con lo cual el asunto quedó corregido y no tuvo mayor repercusión. (Ver imagen6).
A modo de resumen, esto daría para pensar que no estamos ante ningún faro moral, Más bien, estamos frente a un mitómano torpe y compulsivo que nos cree torpes. Si miente en ese aspecto, ¿se lo imaginan en aspectos graves como aquellos en los que está involucrado, como Odebrecht, paramilitarismo, las masacres de El Aro y La Granja, los ‘falsos positivos’, la manipulación de testigos o las acusaciones de homicidio?
P.S.: La verdadera escena porno fue la que el Congreso nos metió hasta el fondo a los colombianos con la “mañanera” aprobación de la “reforma tributaria”. Por eso, #ElParoTieneQueSeguir.
@BetoCoralg