Colombia a media asta

Por GERMÁN AYALA OSORIO

Si algo caracteriza al gobierno de Iván Duque es por su nula empatía con las víctimas que viene cobrando el Covid19 y las que vienen dejando los sicarios paramilitares, al servicio del narcotráfico y de ciertos agentes económicos. Hablo de los crímenes sistemáticos de líderes sociales, reclamantes de tierras, defensores del medio ambiente y de los derechos humanos, a los que se suman los firmantes de la paz y desmovilizados de las Farc asesinados por una combinación de fuerzas legales e ilegales.

La muerte no escapa a las lecturas de clase que suelen hacer los agentes del Establecimiento colombiano y los medios de comunicación.

Se trata del mismo talante y la poca afinidad con las señaladas víctimas, propio de lo que se conoce como el “uribismo”. Por ello, Duque, fiel a esa <<doctrina ideológica>>, se muestra indiferente ante los muertos que a diario se registran en el país, bien por el coronavirus o por las acciones violentas de los sicarios paramilitares, con la anuencia de los servicios de inteligencia del Estado.

Con la muerte del ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo García, el gobierno declaró duelo nacional por tres días. Ya vemos ondear la bandera de Colombia a media asta, como símbolo del dolor institucional por la partida del político vallecaucano. Tuvo que sobrevenir la muerte de un alto funcionario para que el gobierno manifestara algo de empatía con las víctimas del letal virus. Pero por las víctimas de los esbirros paramilitares, jamás una muestra de dolor.

La muerte no se escapa a las lecturas de clase que suelen hacer los agentes del Establecimiento colombiano y los medios de comunicación, cuyos voceros encarnados en ciertos periodistas, lamentan afligidos, la muerte de Trujillo García. Eso sí, con bastante menor empatía informan de la muerte del líder sindical Julio Roberto Gómez.

Tan lamentable es la muerte del ministro de la Defensa y del sindicalista de marras, como de los demás colombianos que han perdido la vida en una UCI o en su casa a causa del Covid19. Pero el clasismo moral es de tal magnitud, que la empatía social es un concepto desconocido en las huestes uribistas y en la Casa de Nariño.

Resulta curioso que el escudero de Duque, el ya fallecido Holmes Trujillo, haya partido de este mundo en parte por la negligencia del Presidente al que tanto defendió. Negligencia y desidia que en este 26 de enero de 2021 tiene al país sumido en la incertidumbre, porque no hay claridad sobre el comienzo de la vacunación contra el coronavirus.

Duque y el ministro de Salud le mintieron al país con la compra de las vacunas. Solo tenemos simulacros de vacunación y sonadas despedidas por la partida del ministro. Pero nada más.

A la falta de empatía de Iván Duque Márquez, de su gobierno y de quienes le apoyan desde de la sociedad civil, se suman su ineptitud, su clasismo moral y el desacertado manejo económico de los efectos dejados por la pandemia.

Los tres días de duelo, con las banderas a media asta, representan a un gobernante que jamás se sintonizó con los problemas reales del país. La indolencia, incapacidad, ineptitud y la nula empatía de Duque servirán para explicar la muerte de Carlos Holmes Trujillo García.

Paz en su tumba, pese a la responsabilidad política que la muerte le impidió asumir como jefe de la cartera de Defensa por hechos violentos generados por sicarios paramilitares que una parte del Establecimiento colombiano defiende y con los cuales muy seguramente tienen total empatía, -ahí sí- así  la deban expresar en reuniones clandestinas o mediante entradas a hurtadillas a la Casa de Nari.  

@germanayalaosor

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