Por DIEGO OTERO PRADA
Ya van 27 días de la tercera ola del Covid, con una característica especial: está concentrada por regiones, especialmente en la costa Atlántica.
Vuelven a aparecer las voces apocalípticas, como al comienzo de la pandemia, en marzo de 2020. Otra vez dibujan panoramas tortuosos, jugando con las cifras. No se escapa ningún gobernador, alcalde o gobierno nacional. Entre estos, la líder en confinamiento es la alcaldesa la alcaldesa Claudia López, quien decidió encerrar de nuevo a los bogotanos y contribuir así de nuevo al desempleo, al desplome de la economía bogotana y del país, sin hacer un análisis juicioso de las medidas. Es increíble, puesto que Bogotá está en cifras relativamente bajas: alrededor de 1,500 por día de acuerdo con su historia en 2020 y principios de 2021. Y se inventa el sistema venezolano, que no ha dado resultado, de cuatro días abiertos y tres de encierro generalizado, sin ningún sentido.
A nivel mundial hay ya una segunda ola para muchos países y una tercera parea otros, cuya superposición ha llevado a una nueva ola mundial desde comienzos de marzo.
En lo internacional hay diferencias notables: los países africanos y asiáticos se mantienen muy bien, excepto India, Turquía, Sur África e Indonesia. En los países europeos, Francia, Italia, España, Alemania, Checoslovaquia, Polonia y Ucrania han incrementado sus contagios desde enero.
Estados Unidos ha mejorado sustancialmente desde febrero.
En Latinoamérica se destacan por su mal comportamiento Colombia, Brasil, Chile y Argentina.
Los países exitosos
Muy provechoso es analizar los países que han sido exitosos en el combate al Covid-19, para aprender de sus políticas. Recomiendo la investigación empírica realizada por Alexandra Fotiou y Andrea Legorbor, Smart containment: Lessons from countries with path experiencies, de marzo de 2021, publicado por el Centro de Investigaciones Europeas CEPR. Estudiaron la experiencia de más de 150 países durante 2020, tomando como variables casos y muertes por millón de habitantes.
Siempre ha existido una discusión sobre si hay un trade-off entre salvar vidas o la economía. Estos autores llegan a la conclusión de que sí hay estrategias que conjuntamente salvan vidas y no impactan tanto la economía. Muestran que las llamadas políticas que defienden algunos de acuartelamientos generalizados, tipo Bogotá, toques de queda, picos por cédula, cierre de establecimientos pueden salvar vidas, pero dan lugar a grandes costos económicos y sufrimientos para la población que requieren altos costos fiscales para disminuirlos.
No se trata de resumir aquí todo su ensayo porque sería demasiado largo. Quiero enfatizar algunas de sus conclusiones que son las siguientes:
“Algunos países fueron más exitosos que otros y respondieron de una manera inteligente y más efectiva en cuanto al análisis de costos. Nuestro análisis sugiere que los países con historias exitosas en combatir el Covid-19 lo han sido porque actuaron con medidas duras inicialmente (por ejemplo, monitoreo de viajes internacionales) y aplicaron medidas de salud muy fuertes (por ejemplo, pruebas a nivel global, seguimiento de contactos y campañas de información pública). Así, países asiáticos, como Hong Kong, Taiwán, Singapur y Vietnam, actuaron rápidamente con medidas fuertes de salud pública y rigurosas localizadas, enfocadas en control de viajes internacionales, cierre de colegios y cancelación de eventos públicos, pero no enfocadas en imponer medidas tales como permanecer en la casa, cierre de lugares de trabajo y transporte, o restricciones sobre reuniones y movilidad interna”.
“Los países han tomado una variedad de enfoques para “aplanar la curva” del Covid-19 Nuestros resultados muestran que los países que impusieron medidas de contención más fuertes en promedio experimentaron pérdidas muy altas, mientras que los países que fueron capaces de controlar la expansión del Covid-19 a través de confinamientos inteligentes lo hicieron mejor en términos económicos. Lecciones pueden aprenderse de estos ejemplos. Algunos de los casos más exitosos, incluyendo países con experiencia en el control de epidemias pasadas, confiaron en una combinación de restricciones tempranas (incluyendo el control de viajes) y estrategias de contención inteligentes basadas en políticas audaces de testeos a gran escala. seguimiento a contactos y aislamiento de infectados, y de campañas importantes de información pública”.
Los autores se preguntaban sobre qué medidas y estrategias serían las efectivas y los efectos sobre el PIB, el balance fiscal y la deuda de los gobiernos.
Casos en Colombia
La tasa de crecimiento promedio diaria de los contagiados del 10 de marzo al 6 de abril ha sido 0,29 por ciento en comparación con 0,78 por ciento para la etapa expansiva de la segunda ola que fue de 0,78 por ciento, así que hasta el 6 de abril la tercera ola no ha sido tan fuerte como la segunda, contrario a todo lo que dicen los apocalípticos en los gobiernos y los medios de comunicación. Y esto va para los médicos y epidemiólogos que no saben de estadística e inventan cuentos (gráfico 1).
Otro dato que muestra esta segunda ola es que no es tan fuerte como la segunda si se compara en cuántos días se requieren para duplicar los contagiados totales. Antes se requirieron 94 días, del 26 de septiembre al 29 de diciembre, y ahora vamos en 98 días y faltan por lo menos 50 días para que esto ocurra, es decir que se completarían unos 148 días, o sea, la velocidad del contagio ha disminuido.
Gráfico 1 Evolución del Covid-19 a nivel nacional del 1 de enero al 6 de abril de 2021
Fuente: cálculos del autor con información del INS
Muertes y tasa de letalidad
La tasa de letalidad viene disminuyendo, lo que es una muy buena noticia. En plena tercera ola ha bajado de 2,658 por ciento el 10 de marzo a 2,617 por ciento el 5 de abril. Esto nunca lo mencionan los apocalípticos.
En cuanto a las muertes, se pasó de 99 en promedio móvil el 10 de marzo, comienzo de la tercera ola, a 181 el 6 de abril. Como referencia, el pico en la segunda ola fue de 392 casos el 24-25 de enero, es decir, estamos bastante lejos de alcanzar ese valor.
Por regiones, en Bogotá, las cifras no confirman el escándalo de la administración de Bogotá, porque el 10 de marzo se tenían 18 muertos, cifra igual para el 5 de abril.
Para el Valle del Cauca hubo una reducción leve, de 11 a 10 muertos del 10 de marzo al 5 de abril.
Para Antioquia el aumento sí fue importante, de 10 muertos el 10 de marzo a 29 el 5 de abril.
Para Barranquilla el incremento fue muy grande, de 4 muertos diarios el 10 de marzo a 24 el 5 de abril.
Las tasas de recuperación
Las tasas de recuperación vienen disminuyendo. Pasaron de 95,1 por ciento el 30 de marzo a 94,7 por ciento el 6 de abril.
Pruebas
Seguimos muy mal en pruebas. Aquí hay que hacer una reflexión que no tienen en cuenta los supuestos expertos en la academia y los medios de comunicación. La positividad está relacionada con las pruebas realizadas: a menor número de pruebas mayor la positividad.
En efecto, con especto a enero, el promedio bajó de 54 801 pruebas de promedio diario a 42 763 en los seis primeros días de abril.
Si se realizaran 100 000 pruebas por día, al comienzo la tasa de positividad debería estar cerca de 10,0 por ciento, claro daría inicialmente más contagiados por día, pero si se hace seguimiento y aislamiento con el tiempo disminuyen los contagiados y la tasa de positivad baja. Esta es la experiencia de los países exitosos.
Vacunación
El plan del gobierno, de acuerdo con sus metas, es un fracaso total. Hasta el 5 de abril el promedio móvil diario de siete días bajó a 73 517vacunas, para un total de 2 479 671. Solamente del 29 de marzo al 2 de abril se superó la cifra de 100 000 vacunas.
A este ritmo no se llegaría ni siquiera a 22 millones de vacunas, la tercera parte de lo presupuestado por el gobierno cuando lanzó el plan de vacunación. Es decir, que apenas 11 millones de colombianos estarían vacunados en 2021. Hay todavía tiempo para superar el rezago, pero implica realizar más de 230 000 vacunas por día a partir del 6 de abril. Es super clave aumentar el ritmo de vacunación para evitar una cuarta ola fuerte y una quinta en el 2022, y disminuir radicalmente la tasa de letalidad.
Encierros, cuarentenas, picos por cédula, toques de queda no servirán para nada, simplemente es alargar la agonía, no se rompe el contagio definitivo con estas medidas porque para que sean efectivas deberían permanecer en el tiempo hasta que se logre la inmunidad de rebaño con la vacunación.
Caso Bogotá
Bogotá merece un capítulo especial, ya que, en esta tercera ola, hasta ahora no ha sido el factor más importante en las cifras de los contagios nacionales, a diferencia de las dos olas anteriores. Hasta el 5 de abril, su crecimiento era lento, pero el 6 de abril aumentaron los contagios diarios a 2242 en comparación con 1137 el día anterior. Como ocurre en esta pandemia, por un día no se pueden sacar conclusiones, hay que esperar una semana más para dar una opinión firme. Por ahora, los apocalípticos, comenzando por la alcaldesa van a poner el grito en cielo y a confirmar sus medidas sin sentido.
Por promedio móvil de siete días, los contagios diarios aumentaron en Bogotá de 1081 el 29 de marzo a 1496 el 5 de abril, y sufrieron un salto a 1591 el 6 de abril por las razones anotadas.
La gráfica es muy clara, hay saltos hacia arriba y abajo en los infectados diarios, de ahí la necesidad de un procedimiento de suavización como lo hemos venido haciendo de un promedio móvil semanal que permite apreciar mejor las tendencias.
Gráfico 2 Evolución del Covid-19 en Bogotá del 1 de febrero al 6 de abril
Fuente: cálculos del autor con base en información del INS
Hasta el 6 de abril, las regiones con incrementos acelerados en contagios diarios según promedio móvil eran:
- Antioquia con 2586
- Atlántico con 2483
- Valle del Cauca con 630
- Magdalena con 496
- Guajira con 252
- Córdoba con 241 y
- Cesar con 203
En total, estas siete regiones totalizan 6891 casos, de un total de promedio móvil diario el 6 de abril 10 072, o sea explicaban el 68,4 por ciento. Si se agrega Bogotá, se llega a 8482 y el 84,2 por ciento.
De estas ocho regiones, cinco departamentos de la costa atlántica daban lugar el 6 de abril a 3675 contagiados diarios, a diferencia de las primeras dos olas, en que Bogotá era preponderante con el 30,0 por ciento de los casos.
El resto de los 25 departamentos, que explicaban el 6 de abril 1590 casos, en su mayoría están en la etapa creciente, pero a ritmos lentos.
Conclusiones
Dos grandes fallas hay que mencionar. La primera tiene que ver con las pocas pruebas que se están haciendo, algo que he venido reiterando todas las semanas.
La segunda se refiere a la realidad de la vacunación del 17 de febrero al 6 de abril que es todo un fracaso.
En esta tercera ola, Bogotá está en el tercer lugar en contagiados diarios, cuando antes era la primera, con cifras por encima de 4000, que llegó a tener en su pico del 19 de enero 5808 casos diarios de promedio móvil, en comparación con 1591 el 6 de abril, o sea, está muy lejos de las cifras de la segunda ola.
Como lo muestra el artículo Fotiou y Lagerborg, una estrategia inteligente es la que combina menor número de muertes con menor incidencia económica, y Colombia no lo está haciendo. Esta política de confinamientos generalizados, de encierros estrictos como dicen algunos, de toques de queda, de salidas por cedula, pueden bajar o limitar los contagios, pero a costa de grandes pérdidas económicas y traumas mentales. Hay que llevar a cabo una estrategia inteligente de contención (smart containment), que implica muchos testeos, confinamientos focalizados, prohibición de reuniones grandes y mucha, mucha información al público para que tome conciencia del autocuidado. Si esto se hace, pues todavía hay tiempo porque esta pandemia va a durar todo el año 2021 y parte del 2021.