Semana y el centro comercial de los hijos de Uribe

Desde que Vicky Dávila llegó a la dirección de Semana, su credibilidad como medio de comunicación se fue de bruces. Con la familia de banqueros Gilinski como sus nuevos propietarios, la revista tomó un marcado cariz político, al servicio incondicional del gobierno de Iván Duque, que incluyó en su debut una defensa acérrima del expresidente Álvaro Uribe frente a sus líos con la justicia.

Ante la pregunta que se le hizo al periodista y escritor Daniel Samper Pizano en entrevista para El Unicornio, sobre si aún leía Semana, Daniel contestó: “La leo, y también recojo la basura en la casa. Yo hago muchas cosas que no necesariamente son higiénicas. Poco después de que vino la crisis de Semana se me venció la suscripción, llamé y la renové. Ha bajado en calidad horriblemente, está muy mal escrita, hay muchos temas que inflan sin que tengan la menor importancia. Pero si uno no lee a aquellos de los que se diferencia, nunca sabrá exactamente lo que está pasando”.

Según Semana el centro comercial Nuestro Bogotá, de los hijos de Álvaro Uribe (a quienes no menciona en el artículo) abrirá en mayo.

En cierto que desde que Dávila está como directora la revista Semana no ha dejado de sonar, pero no propiamente por las investigaciones que antes tumbaban ministros o miembros de la cúpula del Ejército, sino por asuntos superfluos y siempre de corte amarillista, que acabaron de sepultar la buena imagen que tenía la marca de dicha casa editorial décadas atrás.

Una portada que clasifica como vergonzosa fue la de Juan Guillermo Monsalve, el testigo clave contra Álvaro Uribe, que no vale la pena replicar aquí por razones de estética, donde se le ve sacando la lengua con su rostro lleno de espuma. En esa ocasión se convirtió en tendencia, cuando los tuiteros la calificaron de sensacionalista y la pusieron al mismo nivel del diario Q’hubo. Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe compartió la carátula en su cuenta de Twitter.  

Semana quiso criticar los privilegios que Monsalve ha recibido desde que está en prisión, en un esfuerzo por contribuir al desprestigio de su imagen. Pero el tiro le salió por la culata, porque esa carátula terminó siendo rey de burlas en las redes.

Días después, en entrevista con la señora Dávila, el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla dijo que él creía que una docena de huevos costaba $1.800. Esto provocó una verdadera avalancha de críticas, por su desconocimiento de los precios de los productos de la canasta familiar. Demostró desconexión total con la realidad colombiana, en medio de la tormenta por una draconiana reforma tributaria que pretender hacer que pase en el Congreso.

Al margen de lo anterior, no debe quedar por fuera un artículo de Semana sobre la prevista inauguración del Centro Comercial Nuestro Bogotá, donde hablaron de todo como si fuera un artículo más, no como un publirreportaje: su ubicación, cercana al aeropuerto El Dorado; su costo, 650.000 millones pesos; los empleos que va a generar, 3.500. Un aspecto que tampoco puede pasar desapercibido es que el centro comercial de los hermanos Uribe tiene un avión DC-3 en su interior. Preferimos no entrar en conjeturas si llega a la memoria la avioneta de la Hacienda Nápoles.

En todo caos, lo llamativo de ese «artículo» es que al referirse a los inversionistas solo habla de la cadena Nuestro, y recuerda que esta compañía abrió centros comerciales en Apartadó (Antioquia), Montería (Córdoba), Cartago (Valle del Cauca) y Soledad (Atlántico). Y aunque nombra como director del proyecto en Bogotá a David Gómez Fleishman, no menciona para nada a los verdaderos dueños del proyecto: los hermanos Tomás y Jerónimo Uribe, hijos del expresidente de tan ingrata recordación.

Mientras medios como RCN Radio, Infobae, Pulzo o incluso La FM en sus titulares mencionaron que el nuevo centro comercial es de los hijos de Uribe, Semana tituló Nuestro Bogotá: ¿dónde queda este nuevo centro comercial y cuándo lo inauguran? En ningún momento mencionaron el apellido Uribe. ¿Cómo se puede interpretar que el único medio -impreso y digital- rabiosamente uribista que hoy existe, no haya nombrado a los hijos de Uribe en ese artículo?

¿Qué pretende ocultar, mejor dicho, si Semana y Uribe -y sus hijos- hoy en día son uña y mugre?

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