Por HERNANDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Una semana muy dura
la que nos tocó vivir;
intentemos sonreír,
por si la sonrisa cura.
Un caudillo de impostura,
de su corcel en el lomo,
sin la prudencia en asomo
que es madre de los aciertos,
solo sembró desconciertos,
con el llamado a “echar plomo”.
Para salir del atajo
este gobierno flojongo,
por jugar al quito y pongo
cayó a un hueco más abajo.
Rotó uno de perfil bajo,
en vez del tal Carrasquilla,
que quedó solo en la orilla
por la reforma tan mala,
pero siguió la manguala
de la misma camarilla.
No fue acto de solución
para enfrentar el fracaso,
porque ya no le hacen caso:
tiene encima la opinión.
De sus promesas faltón,
se mueve hacia varios lados,
con pasos equivocados
que muestran incoherencia,
porque esta presidencia,
no nombra, ella hace traslados.
Sí, convocó a reuniones
de un acuerdo nacional,
pero comenzó bien mal
primero con comadrones.
Citó a palacio: bribones,
Cortes, gremios y partidos,
candidatos engreídos,
embajadores sumisos,
todos juntos en gran guiso,
y ausente el pueblo ofendido.
El Fiscal, antes viajero,
prepotente y presumido,
cree que el que grita es bandido,
y alborotó al camionero.
Dispuso, muy altanero,
confiscar automotores,
por ser ellos los autores
de esos terribles delitos:
protestar ¡carros malditos!,
y obstruir a ‘los doctores’.
Él, que es el más preparado
de esta generación,
experto en gran sumisión,
no muestra ser abogado.
Sin asomo de togado,
y sapiencia de refrito,
con un concepto inaudito,
olvida que la protesta,
con paro, trancón u orquesta,
nunca, jamás es delito,
ÑAPA UNO:
Uy, don Barbosa Francisco
absolvedor de bribones
defraudadores del fisco;
el delito -fiscal bizco-
es confiscar los camiones.
ÑAPA DOS:
Al final de su mandato,
este Fiscal tan ‘borolas’,
arbitrario y sin reato,
del Derecho en desacato,
confiscará cacerolas.
ÑAPA TRES:
Mientras la muchedumbre
baila zapatiao.
En el gobierno
marca el paso Zapateiro.
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