Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Ya comenzó la novena
de otro aguinaldo feliz
y un decimero aprendiz
concreta así su faena.
Seguro, ¡qué cosa buena!
pesebre tradicional,
con buey y mula normal,
y abundancia de animales,
que recuerden días normales
del Congreso nacional.
Ovejas por montoneras,
en los riscos empinados,
que vigilan los soldados
entre sustos y carreras.
Hay alegría de veras
convertida en emoción,
porque hubo conciliación
en el monto del salario
que luchará en su calvario,
hasta morir de inflación.
El pesebre de Palacio
tendrá sala de ortopedia
para aliviar la tragedia
de ir cayéndose despacio.
En el petulante espacio
del poder que siempre embruja,
cuando la consciencia estruja
con la soledad sin luces,
y Martha Lucía de bruces
porque un fantasma la empuja.
Jugar aguinaldos toca:
a dar y no recibir,
al sí o no sin mentir
o al de la pajita en boca.
Por eso a todos provoca
rezar novena con gozos,
entre cantos y alborozos
y viandas tradicionales,
que responden a rituales,
unos viejos y otros mozos.
ÑAPA 1:
Claro, se hundió la reforma
de reducir vacaciones
al Congreso que, por norma,
según la prensa lo informa,
en gran parte es de bribones.
ÑAPA 2:
Se presentaron las listas
de elección congresional:
unas buenas, no previstas;
otras de viejos artistas
de teja, rumba y tamal.
@pedrojdelvalle