Por GERMÁN AYALA OSORIO
El fiscal general Francisco Barbosa censuró a La Nueva Prensa y Noticias Uno. El ladino personaje y precoz candidato presidencial del uribismo para 2026, no invitó a su última rueda de prensa a los periodistas de estos medios, donde informó que sacará a su familia del país por unas supuestas amenazas que recibió después del rifirrafe con el presidente de la República.
Al negar la presencia de reporteros críticos, Barbosa se evitó el dolor de cabeza de explicarle al país qué fue lo que pasó con los 200 homicidios que la Fiscalía no evitó que perpetrara el Clan del Golfo y que el periodista Gonzalo Guillén viene denunciando de tiempo atrás.
Tampoco contó de dónde provienen esas amenazas contra su familia. Barbosa indicó que Petro le puso una lápida a él y a su familia. En un medio radial afecto al uribismo, señaló que “el presidente me acaba de poner una lápida a mí, yo responsabilizo a Gustavo Petro de lo que me pueda pasar a mí y a mi familia. Y recuerden que los magnicidios en Colombia fueron magnicidios de Estado”. Se trata de una temeraria e irrespetuosa sindicación contra el presidente de la República.
Si hubiera permitido la presencia de algún reportero de Noticias Uno y/o del propio Guillén, seguramente no se hubiera sentido tan cómodo como al final se sintió con los periodistas que no preguntan ni cuestionan, actuando como simples mensajeros, porque es la orientación editorial de los medios para los que trabajan. Es común ver en las ruedas de prensa a periodistas asentir como perritos de taxi. Estas son algunas de las preguntas que los reporteros censurados pudieron hacerle al Fiscal: ¿Sacará a su familia del país, o está tan solo anticipándose a los negativos resultados de una investigación internacional en su contra?
En la red Twitter, Gonzalo Guillén, en conversación con Cecilia Orozco, directora de Noticias Uno, dijo que a esas “ruedas de prensa sin contra preguntas solo son invitados los periodistas del servicio doméstico de la Fiscalía”.
Lo hecho por Barbosa se llama censura, acción que quedó proscrita en la Constitución de 1991 y que de manera olímpica y temeraria practicó el Fiscal contra ambos medios, porque se siente más poderoso que el propio presidente de la República.
En honor a la verdad, por diseño constitucional los fiscales generales en Colombia son ruedas sueltas que se mueven entre el código penal, el ejercicio del clientelismo y las relaciones de amistad con los presidentes de turno, cuando hacen parte de su misma línea ideológica. Es por eso que Barbosa convirtió a la Fiscalía en la defensora de oficio del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez, en el proceso al que está vinculado en calidad de imputado, por los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos. En dos ocasiones Barbosa solicitó la preclusión del caso, para favorecer al jefe directo de su gran amigo y jefe, Iván Duque Márquez (2018-2022).
Las ruedas de prensa son el escenario ideal para entender el grado de sumisión de la prensa al poder político. En este caso, vimos en la rueda de prensa y antes, a un grupo de reporteros (mensajeros) temerosos de confrontar al reyezuelo. Al unísono, periodistas de todos los medios tradicionales se volcaron a construir la narrativa que señala que el presidente Petro violó la división de poderes y que estaba el país ad-portas de sufrir una terrible dictadura.
Francisco Barbosa sueña con ser presidente de la República, para continuar sirviéndoles a las redes clientelares que conforman que lo que se conoce como uribismo. Noticias Uno, Gonzalo Guillén, Daniel Coronell y demás periodistas críticos quedaron notificados. Si llega a convertirse en jefe del Estado, Barbosa los volverá a silenciar. ¡Ajúa!
ADENDA: El llamado de atención que le hizo la Corte Suprema de Justicia (al parecer, no hubo consenso entre los magistrados, pero primó la línea del presidente de esa corporación) enrarece de manera temprana la elección del próximo fiscal general. En menos de un año el presidente Petro enviará la terna para que allí se elija el remplazo de Barbosa. A pesar de que el presidente acogió con gallardía el llamado de la CSJ, el malestar generado podría terminar en una especie de boicot de magistrados que no gustan de él. Si esa situación se presenta, el país tendría en interinidad un fiscal que, muy seguramente, continuaría con la línea de nula colaboración con el Ejecutivo, en materia de orden público y política criminal.
@germanayalaosor