Bicentenario de un magnífico desconocido

Por JORGE SENIOR

Todo el mundo conoce a Charles Darwin como el famoso barbudo que en el siglo XIX se craneó la teoría de la evolución por selección natural y autor del que para algunos es el libro más importante de la historia: El origen de las especies. Pero pocos reconocen a Alfred Russell Wallace, nacido el 8 de enero de 1823, quien llegó a ideas similares en forma paralela. Ideas revolucionarias que se incubaron en Suramérica, pues ambos naturalistas estuvieron explorando este continente, aunque sólo Wallace estuvo en Colombia.

El épico viaje de Darwin en el Beagle tuvo lugar en el período que va de finales de 1831 hasta 1836. La mayor parte de esa exploración ocurrió en Suramérica entre 1832 y 1835, pasando unos tres años en tierra firme, aunque sin alejarse del litoral. Wallace, en cambio, sí se adentró en el continente hasta las profundidades de la Amazonia, entre 1848 y 1852. Los ejes de su exploración fueron el Río Negro y el Río Vaupés, por el cual ascendió desde Brasil hasta territorio colombiano. Esa aventura terminó mal, pues en el viaje de regreso al Reino Unido el barco se incendió en altamar, perdiéndose toda la esforzada colección de especímenes y la mayor parte de sus escritos en el terreno. Wallace y la tripulación escaparon en un bote y estuvieron a la deriva 10 días, hasta ser rescatados.

Wallace es considerado el padre de la biogeografía y su trabajo en el Amazonas le permitió escribir sus dos primeros libros con aportes a ese campo. Sin embargo, su idea equivalente a la ‘selección natural’ de Darwin maduró en su siguiente expedición en el archipiélago malayo entre 1854 y 1862. Ese archipiélago fue para Wallace como las Galápagos para Darwin.

La historia de la ciencia reconoce a Wallace como “codescubridor” de lo que popularmente se conoce como la teoría de la evolución. El 1 de julio de 1858 sendos artículos de Darwin y Wallace fueron leídos ante la Sociedad Linneana de Londres, fecha que se toma como partida de nacimiento de la teoría evolutiva. No obstante, Wallace no fue consecuente con la visión naturalista y tuvo múltiples deslices esotéricos. Desde 1865 cayó en el espiritualismo, considerando a la especie humana como excepción y a la evolución como algo dirigido a un fin. Tal visión antropocéntrica y teleológica es anticientífica. Aun así, hizo diversos aportes específicos que complementaron las ideas de Darwin, quien más que un rival fue su amigo y mentor.

Wallace vivió 90 años, fue un intenso activista social de ideas progresistas y obtuvo en vida importantes reconocimientos. Publicó 22 libros, más de 500 artículos en revistas científicas (191 en Nature) y muchos escritos en la prensa. Por eso resulta extraño que no tenga la fama que merece.

Aquí en Colombia, la Universidad de los Andes y Villegas Editores han publicado hace apenas algunos meses un espectacular libro de lujo titulado En busca del origen. El subtítulo es más descriptivo: Las exploraciones de Alfred Russell Wallace en la Amazonia 1848 – 1852. Su autor es el biólogo colombiano Felipe Guhl, profesor de Uniandes y ganador de diversos premios de ciencia. Lo más interesante es que Felipe realizó en 2016 -con 67 años de edad- la Expedición Wallace, navegando 2175 kilómetros por los ríos Vaupés y Negro, desde Yuruparí hasta Manaos. “El propósito de la expedición –dice el autor- era cotejar la información de los diarios de viaje, los mapas y dibujos de Wallace, con la propia experiencia”. El investigador también escudriñó en Inglaterra los antiguos archivos de la Sociedad Linneana, el Museo de Historia Natural y la Real Sociedad Geográfica. El resultado es un volumen riguroso de extraordinario valor en una época en que la salvación de la selva amazónica es un objetivo de importancia mundial.

Al final de la presentación dice Felipe Guhl: “Este libro es una contribución, un homenaje a un científico que pisó tierra colombiana en varias oportunidades, a un explorador que, con la formulación de sus teorías, transformó el pensamiento de la cultura occidental”. De la humanidad entera, precisaría yo.

Nosotros también, desde El Unicornio, hacemos un humilde homenaje a este magnífico desconocido, a los 200 años de su nacimiento.

@jsenior2020

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