Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Ya se eligió mandatario,
después de campaña tensa:
a sanar la herida inmensa
y a cambiar vocabulario.
Salgamos de ese calvario;
al insulto vade retro;
al que ganó trono y cetro;
pues la frase pertinente
dice “soy su presidente,
me llamo Gustavo Petro”.
Para Petro, bienvenido:
se acoge con alegría.
Y al que estaba, llegó el día
de expresarle que bien ido.
El pueblo estaba aburrido
murmurando a gritos: “fuera,
que usted es un cualquiera;
haga pronto la maleta
y viaje como estafeta
de la tecno carrilera”.
Se sabe ya el resultado
con la cifra contundente,
y aunque el gobierno lamente,
se va muy desprestigiado.
Entre bravo y asustado,
¡ay Iván, ya no se queje!,
la mente mejor despeje,
“no haga lo que venga en gana”
pues solo usted se ufana,
de obedecer siempre al jefe.
Entonces, si obedecer
ha sido su gran virtud,
le hago la solicitud
de no cambiar parecer.
El que llega hizo saber
en clara declaración,
auscultando la opinión,
llena siempre de pasiones:
que no compre más aviones,
porque eso es ser muy avión.
ÑAPA:
No irán de viaje en el metro
después de este gran debate.
Que les vaya bien impetro:
en góndola se va Petro
y Rodolfo se va en yate.
@pedrojdelvalle
Sobre el autor o autora
