Por GERMÁN AYALA OSORIO
La misiva que acaba de enviar Rodrigo Londoño Echeverry, líder del partido Los Comunes, al Nobel de la Paz Juan Manuel Santos Calderón, constituye un clamor, casi un grito desesperado de un firmante de la paz que ve cómo se desvanece la posibilidad de la reconciliación y de la consolidación de una paz estable y duradera, por cuenta del desinterés y falta de empatía de quien nominalmente actúa como presidente de la de Colombia: Iván Duque Márquez.
Alias ‘Timockenko’ le pide al expresidente Santos que por favor se reúna con Iván Duque. Además, lo invita a que mire en los ojos a los firmantes de paz, para que vea cómo se reflejan en estos la desesperanza y sus almas exhaustas ante las gravísimas amenazas que se ciernen de tiempo atrás sobre el proceso de implementación del Acuerdo Final (II).
Consciente de que Iván Duque no acompaña y mucho menos apoya la idea de consolidar la paz, Londoño Echeverry señala que él “no puede darnos su mano, eso es un hecho. Quizás sus propias manos estén atadas por influencias de agendas partidistas extremas o estén paralizadas frente a otras tantas manos que secretamente promueven la guerra y añoran el espantoso pasado”.
Esta epístola recoge los miedos y las dudas que sentimos los millones de colombianos que votamos SÍ ese 2 de octubre de 2016, frente al real compromiso que tiene esa parte del Establecimiento que se lucra de la guerra, de cumplir con lo acordado en La Habana.
El sentido mensaje de Rodrigo Londoño viene acompañado de una clara denuncia del poco o nulo compromiso que el actual gobierno tiene con la construcción de una paz estable y duradera. Lo que está haciendo el líder de Los Comunes es llamar la atención de los países acompañantes y garantes del Acuerdo Final, porque él sabe que la paz en Colombia está en riesgo. Y que precisamente el partido de gobierno, el Centro Democrático (CD), como vocero de esos agentes enemigos de la reconciliación y del Tratado de Paz, viene haciendo ingentes esfuerzos para cumplir la sentencia del exministro Londoño Hoyos: <<hacer trizas ese maldito papel que llaman el Acuerdo Final>>.
No veo probable que Santos Calderón intente dialogar con Duque. De todas maneras, de darse ese encuentro, los crímenes contra los firmantes no van a parar, lo mismo que los ataques contra los líderes sociales y reclamantes de tierras. Y es así porque ya los enemigos de la paz, agazapados en este gobierno y dentro del régimen político, hacen parte de la inercia institucional y social puesta en marcha en pro de impedir que se cumpla con el punto 6 de la Agenda pactada en La Habana.
No hay marcha atrás. Hay militares, empresarios, sacerdotes, policías, hacendados, terratenientes, ganaderos, periodistas y políticos profesionales que le vienen apostando al fracaso de la implementación del Acuerdo de Paz. Y los líderes de estos son Iván Duque y Álvaro Uribe.
Mientras la implementación del Acuerdo sigue en riesgo, la carta de Rodrigo Londoño bien podrá servir en poco tiempo de epitafio para la enorme tumba que están cavando los enemigos del proceso de paz.
Cuando se envían cartas, quienes lo hacen esperan una respuesta positiva. Como estoy casi seguro de que no pasará nada con esta misiva de “Timockenko”, solo me resta preguntar si con el tiempo esta epístola se convertirá en un largo, pero doloroso epitafio.