Por GERMÁN AYALA OSORIO
Sin duda alguna, el país aplaude la firma del cese bilateral que por seis meses firmó el Estado colombiano con los plenipotenciarios del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que dialogan en Cuba. Aunque dicho cese de hostilidades inicia el 8 de julio, la medida acordada en La Habana representa un alivio para las comunidades rurales víctimas de las operaciones de los elenos, de las disidencias farianas y de los narcos paracos del Clan del Golfo. Mientras llega ese día son previsibles enfrentamientos, secuestros por parte del ELN, voladuras del oleoducto Caño Limón-Coveñas o todo tipo de acciones criminales.
Con el mecanismo de verificación se espera que las partes cumplan con lo acordado y que no se presenten actividades de inteligencia y hostigamiento, acciones estas muy propias de procesos de paz que se adelantan en medio de la guerra.
Eso sí, esta buena noticia no puede servir para ocultar las dificultades políticas que se han presentado en la mesa de diálogo y posible negociación del desmonte de esa estructura armada ilegal. Petro se adelantó a decir que en mayo de 2025 espera que la guerra entre el Estado y el ELN llegue a su fin.
El país sabe que la dirigencia del ELN es difícil de tratar y que la operación confederada de esa guerrilla enrarece cualquier proceso de negociación que se decida adelantar. Recientemente, el presidente Petro señaló, ante generales y almirantes, que el Ejército de Liberación Nacional transitaba en la etapa 3 de la violencia política en Colombia, que no es otra cosa que su transformación en una estructura armada financiada por los dineros de la economía ilegal (narcotráfico). Esa lectura del presidente fue rechazada por los voceros de la mesa de diálogo y le tocó al propio jefe del Estado recular y reconocer el carácter político y revolucionario del ELN. En ese mismo encuentro con la cúpula militar, Gustavo Petro puso en duda la legitimidad de los viejos comandantes y dirigentes del Comando Central. Se preguntó: ¿“realmente mandan”, tienen control sobre los guerrilleros que operan en los territorios?
Creo que la firma de este histórico cese al fuego por seis meses, el más largo pactado con esa guerrilla, servirá para medir no solo el real compromiso de los elenos con el proceso de paz, sino el control efectivo que el Coce tiene sobre los subversivos y las milicias que operan en territorios rurales y urbanos. De igual manera, será la oportunidad para que el presidente Petro mida la obediencia debida de las fuerzas armadas, pues en ocasiones dentro de las filas se toman decisiones operacionales que afectan la viabilidad de los procesos de paz.
Lo más probable es que se presenten problemas con el cumplimiento del cese bilateral del fuego. Se espera que el mecanismo de verificación y sus agentes rápidamente expliquen lo sucedido y se establezcan las responsabilidades. Generar confianza entre las partes será clave para acabar de convencer a los frentes de guerra del ELN de que jamás se tomarán el poder a tiros. Ojalá entiendan que Insistir en su lucha armada los convierte a cada instante en una guerrilla anacrónica.
El Espectador explica que el “mecanismo tendrá un espacio de sesión nacional que será Bogotá, ocho regionales y 20 locales. Los regionales se establecieron en Valledupar (Cesar), Bucaramanga (Santander), Popayán (Cauca), Cali (Valle del Cauca), Ibagué (Tolima), Medellín (Antioquia), Quibdó (Chocó) y Arauca (Arauca), donde estarán delegados de las entidades mencionadas anteriormente, con el fin de realizar un mejor monitoreo”. De ese comité de verificación y monitoreo hacen parte las Naciones Unidas, la iglesia católica, los países garantes (Cuba y Noruega) y delegados de la sociedad civil integren el mecanismo de monitoreo y verificación.
El país atraviesa por un momento histórico importante por la llegada del primer presidente de izquierda al poder. No aprovechar esa circunstancia para reincorporarse a la vida social, económica y política del país constituye una verdadera torpeza política. Ojalá los viejos comandantes y dirigentes comprendan que se envejecieron echando bala sin lograr transformar nada por lo que se levantaron en armas hace ya más de 50 años.
ADENDA: la fotografía que registra el momento en el que Antonio García y el presidente Petro estrechan sus manos le da a ese cese al fuego bilateral casi la misma dimensión política que en su momento se le dio al saludo entre Juan Manuel Santos y alias ‘Timockenko’, entonces comandante de las Farc-Ep. Ojalá esa imagen permita soñar con que es posible lograr la Paz Total que con tanta persistencia o terquedad nuestro mandatario.
@germanayalaosor