Para este lunes 17 de junio la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) que representa a más de 300 mil docentes, ha citado a una movilización contra la enmienda de corte neoliberal insertada en el texto de la Ley estatutaria que reglamenta el derecho fundamental a la educación consagrado en la Constitución.
Desde hace 15 meses la ministra de Educación, Aurora Vergara, y su equipo de asesores, presentaron un sólido proyecto para precisar los alcances de este derecho fundamental, las obligaciones del Estado y las posibilidades para los sectores más vulnerables. El texto recogía la base programática del Pacto histórico, luchas populares como el estallido social de 2021 y las reivindicaciones históricas del profesorado.
Como era de esperarse, sectores de la derecha desestimaron la propuesta legislativa afirmando que era innecesaria y redundante, porque bastaba con lo dicho en la Carta Magna y en la jurisprudencia correspondiente. Adicionalmente, protestaban porque el proyecto le declaraba la guerra al sector privado y a las universidades privadas, unas empresas familiares que prosperaron con el anclaje y auge del modelo neoliberal en las últimas tres décadas, ayudadas por un programa que se inventó la cúpula mercantilista denominado “Ser Pilo Paga”, con el que financiaban los estudios en las grandes universidades privadas y que en su momento de mayor fuerza acreditó presupuestos con origen público superior al asignado a todo el sistema universitario estatal colombiano. Una monstruosidad, por el drenaje de recursos desde el Estado hacia los negociantes de la educación superior. Rectores y voceros del gremio de entidades privadas no disimulaban el goce al ver la abundancia de dineros girados desde la Tesorería de la Nación.
En tanto el debate ganó terreno entre la opinión pública, las redes del negocio educativo se infiltraron en el trámite legislativo para reformular el texto educativo; así, al llegar a su última etapa en la Comisión I del Senado, el texto de la Ley sufrió un viraje de 180 grados. Con la complicidad de uno que otro senador del Pacto Histórico despistado, les dio por tejer una alianza con voceros del uribismo (como Paloma Valencia), los que ni cortos ni perezosos se lanzaron como fieras a despedazar el articulado y a colocar piezas estratégicas del negocio neoliberal con la educación.
Fueron unos “articulitos”, pequeñas y eficaces grageas para dejar sin valor el resto del articulado.
Infiltraron cosas como el uso de recursos públicos para la matricula en colegios privados, buscando así debilitar la educación pública; establecieron un sistema empresarial y antipedagógico de evaluación de los educadores para debilitar sus procesos organizativos, construidos durante décadas; entronizaron la educación terciaria para igualarla con la educación universitaria, con el fin de ampliar los negocios establecidos; restringieron el acceso a la educación superior con un sistema “meritocrático” que anula la gratuidad de este nivel, alcanzada en años recientes por los movimientos estudiantiles de la MANE; dejaron al garete la educación preescolar, cuando las normas iniciales ordenaban su gratuidad y financiación.
Todo este paquete uribista pronto fue desenmascarado y denunciado por el campo progresista y popular, pero en primera medida por Fecode.
Un proyecto de estirpe popular se perdió por el camino y pasó a convertirse en bandera de la derecha retardataria. Los delegados del Pacto Histórico y funcionarios del Ministerio de Educación adujeron que todo era fruto del Acuerdo Nacional y que se trataba de “pequeños” ajustes, que no alteraban los 48 artículos principales de la herramienta legal en camino. Algo ingenuos estos funcionarios. Deberían asumir su responsabilidad política con entereza y pagar las consecuencias políticas correspondientes.
En todo caso, Fecode, que sabe cuánto sudor y lágrimas han costado los derechos conquistados en centenares de huelgas, rápidamente denunció el “embuchado” que tenía muy sonrientes a las señoras neoliberales del uribato.
De la denuncia pasaron a la movilización como actor configurado en la acción popular. Durante la semana que terminó, los profesores han realizado diversos eventos de protesta y han emitido comunicados detallando los pormenores de la versión neoliberal y mercantilista de esta ley que, de ser aprobada, implicaría un retroceso descomunal para el derecho fundamental a la educación de los colombianos.
Es por eso que este lunes 17 habrá grandes concentraciones magisteriales en Bogotá, el Eje Cafetero, los Llanos, Cali, Medellín, Ibagué, Neiva, Bucaramanga y otras ciudades. En cierta medida se trata de la manifestación del Poder constituyente convocado desde abril por el presidente Petro para avanzar en la remoción del bloqueo institucional al Plan Nacional de Desarrollo y al programa popular de la transición hacia la paz.
Estamos ante una variación táctica de las movidas de la ultraderecha frente a lo que fue toda la arremetida contra la reforma a la salud, que obligó al presidente Petro a realizar este proceso por la vía de decretos ejecutivos y giros directos a la agónica infraestructura sanitaria del país, arruinada por el robo descarado de las EPS que desviaban los dineros aportados por el Estado.
Lo cierto es que representantes del Centro Democrático se colaron en la esencia misma del proyecto para acomodarlo a su visión y negocios, con la deplorable colaboración de algunos delegados del gobierno y del Pacto Histórico. ¡Qué majaderos!
Al bloque histórico popular, cuyo eje es Fecode, le tocé retomar el repertorio de las luchas histórica para por la vía de la acción de masas defender las conquistas alcanzadas y las nuevas reivindicaciones. No hay que ceder un milímetro frente a este coletazo neoliberal.
@HoracioDuque8