Por GERMÁN AYALA OSORIO
En pasados escenarios electorales, el uribismo y la derecha recalcitrante que representan asustaron a millones de incautos con el cuento del <<castrochavismo>>, o con la fábula de que nos íbamos a convertir en Venezuela y que no en tiendas y supermercados no habría ni siquiera el amado papel higiénico. Ahora que en aspectos institucionales nos parecemos al vecino país, por ejemplo en la captura de los organismos de control por parte del gobierno de Iván Duque, y casi nos igualamos a Haití en hambre, anomia social y desempleo.
Así las cosas, ese viejo fantasma o “coco” ya no les sirve. En su lugar ahora tratando de imponer la idea de que la democracia y Colombia están en riesgo”, clara alusión a una eventual llegada al poder de Gustavo Francisco Petro Urrego.
Uno de los que ha usado la frasecita es Óscar Iván Zuluaga, el gris monigote del Gran Imputado. En su momento señaló: “El riesgo de tirar a Colombia a la basura está latente”: Óscar Iván Zuluaga. Para el candidato presidencial del Centro Democrático el futuro del país está en juego. Propone construir un mejor país con ideas y no con discursos de odio”.
Expertos en generar miedo y crear narrativas como estrategia para ocultar los desastres sociales, culturales, económicos e institucionales generados en por lo menos 20 años de uribismo, a los precandidatos y candidatos presidenciales afectos al régimen solo les queda, como último instrumento para continuar engañando incautos, señalar que “Colombia está en riesgo”. No. A lo que realmente le temen es a que sus patrocinadores y ellos mismos como estafetas de los mecenas electorales, pierdan los enormes privilegios que tienen en materia fiscal y burocráticos, pero sobre todo, que ya no puedan ejercer el control del Estado corporativo que vienen consolidando desde 1990, con el firme propósito de evitar el cumplimiento de lo que la Carta política de 1991 prescribe para la operación de un Estado Social de Derecho. Y claro, tienen miedo de perder el acceso a millonarios contratos y a que las redes clientelares que por años construyeron al interior de varias instituciones estatales, sean desmanteladas o remplazadas por unas nuevas.
Entonces, cuando ‘Fico’ Gutiérrez, Óscar Iván Zuluaga, Sergio Fajardo y Alejandro Char hablan de que “Colombia está en riesgo”, lo que pretenden ocultar, al mismo tiempo que validan, es que hacen parte estratégica de un régimen oprobioso, violento, criminal y corrupto que en buena medida se viene sosteniendo sobre el ejercicio de coerción y limitación de derechos por parte de las fuerzas armadas y los siempre oscuros organismos de seguridad del Estado. En eso somos igualitos a Venezuela.
Comparto lo dicho por Streeck (2016) cuando señala que “hoy es virtualmente imposible afirmar dónde termina el Estado y dónde comienza el mercado, y si los gobiernos han nacionalizado los bancos o los bancos han privatizado el Estado” (p.49). Las gracias del neoliberalismo no solo han llevado a la privatización del Estado, sino al empobrecimiento de la idea de vivir. Quizás por ello y otras razones, expliquen la caída en la participación electoral en las democracias capitalistas, asumida por Streeck no como un signo de satisfacción sino de resignación (p. 63).
Los miembros de las coaliciones de derecha que hoy buscan desesperadamente contrarrestar el avance a segunda vuelta de Gustavo Petro, saben muy bien que cada uno, desde sus cargos públicos y acciones políticas ha coadyuvado a la consolidación en Colombia de un régimen ignominioso, en buena medida asociado al enorme poder que específicos agentes del Establecimiento colombiano le entregaron a Álvaro Uribe Vélez, el líder político que más daño le ha hecho a Colombia, superando, con creces, a Laureano Gómez y Turbay Ayala.
Veremos si el nuevo “coco” les sirve para contrarrestar la desazón, tristeza, miedo y la desesperanza en millones de jóvenes colombianos que solo están pensando en largarse de este país, pues no ven aquí futuro alguno. O si por el contrario, con ese nuevo fantasma logran consolidar la estampida de la gente más joven del país. Estamos en mora de evaluar los daños que en la cultura viene dejando ese ethos mafioso (el Todo Vale) que se impuso y se naturalizó en Colombia desde 2002.
@germanayalaosor