Por DIEGO OTERO PRADA
Entre los economistas hay muchas divergencias sobre el déficit fiscal y el endeudamiento del sector público. En esto Colombia y Chile son de los países más conservadores, porque la penetración de las ideas neoliberales ha sido muy fuerte.
En Chile, cualquier gasto debe pasar el filtro de lo que llama los ortodoxos la sostenibilidad fiscal: si se cumple con la regla fiscal, se coloca un límite máximo al déficit, es decir a la diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno.
En Colombia, en 2011 el Congreso aprobó la ley 1473 que estableció la regla fiscal. Se definía en esta ley que el déficit estructural no podía ser mayor a 1,0% del PIB en 2022. En 2020 y 2021 el gobierno central suspendió la regla fiscal para atender la pandemia del Covid-19. Pero, en 2021 como resultado de la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla alcanzó a aprobarse metas del Balance Estructural de 4,7% en 2022 que debería llegar a 0,5% de superávit fiscal en 2025. Igualmente se introdujo un ancla del 55% del PIB a la deuda neta del gobierno nacional central y un límite del 71%.
Con las cifras que se conoce las metas del déficit fiscal no se cumplirán en 2022 y 2023 y difícilmente en 2024 y 2025.
En cuanto a la deuda pública, en 2022 se está por debajo del límite del 71% del PIB.
El déficit fiscal ha evolucionado hacia arriba
En el gráfico 1 se presenta la evolución del déficit del gobierno central como proporción del PIB de 2010 a 2021 y una proyección para 2022.
Hasta 2019 el déficit estuvo por debajo de 4,0 por ciento, pero en 2020 y 2021 creció aceleradamente a 7,8% y 7,42% como consecuencia de la pandemia del Covid-19. Para 2022 se proyecta un déficit de 5,6% o 7,6% si incluye las deudas al Fondo de Estabilización de los Combustibles como quieren los neoliberales.
Gráfico 1 Déficit fiscal del gobierno central como proporción
Fuente: cálculos con base en información del Banco de la República
EL endeudamiento externo es creciente
En el período 2010 a 2022 el endeudamiento total del sector central ha aumentado de 34,9% a 65% como proporción del PIB. La deuda creció de 190 billones de pesos en 2010 a 701 billones en 2021 y se estima terminará en 2022 en 872 billones de pesos.
Gráfico 2 Tasa de endeudamiento del gobierno central como proporción del PIB
Los déficits fiscales y las tasas de endeudamiento en el mundo aumentan
La discusión que se da en el mundo por los críticos a las reglas fiscales y de endeudamiento público son que esas metas son sacadas del sombrero, que no hay ninguna lógica ni razones que expliquen por qué se colocan.
Por ejemplo, en Europa la regla para el déficit fiscal (3,0%) y la tasa de endeudamiento (60,0%) como proporción del PIB que se definieron en el tratado de Maastricht en 1992 entre François Mitterrand de Francia y el canciller Helmut Kohl de Alemania no obedecieron a ningún estudio. Fue una idea de Mitterrand para atraer a Alemania a la Unión Monetaria. Pero, esas normas casi nunca se han cumplido. Hoy casi todos los países de Europa tienen déficits fiscales por encima de 3,0 % y tasas de endeudamiento superiores a 100% y nadie ha vuelto a recordarlas. Aún más, se habla de flexibilizarlas y para unos de eliminarlas.
En 2020 y 2021, una proporción alta de los países del mundo tuvieron déficit por encima de 3,0%, la mayoría de los europeos por encima de 6,0 %, Estados Unidos 10,91% en 2021. Y nadie ha protestado ni puesto en el grito en el cielo.
Lo mismo pasa con las tasas de endeudamiento externo que en los países desarrollados están por encima de 100%. Por ejemplo, en 2021, fue de 128,0% en los Estados Unidos, 96,3% en Inglaterra, 118,3% en España, 69,3 % en Alemania, 258,43% en Japón y así sucesivamente. Y en Colombia fue de 62,7%, se coloca en la mitad entre 176 países. entre las bajas del mundo. Y aquí los economistas ortodoxos se dedican a asustar y a hacer predicciones apocalípticas.
Por supuesto, que a mayor déficit fiscal se requiere endeudamiento y la tasa de endeudamiento con respecto al PIB debería aumentar.
La discusión en Colombia
En Colombia la regla fiscal no se ha cumplido, pero la tasa del endeudamiento como proporción del PIB ha estado por debajo de 71%.
Lo economistas conservadores siguen presionado para que se cumplan estas normas. Estos se encuentran en todas partes, en la academia, en los gremios, en el gobierno y, por supuesto, en el Banco de la República, el centro neoliberal en Colombia.
Con motivo de la propuesta de comprar 3 millones de hectáreas a los ganaderos, con un costo superior a 60 billones de pesos, se planteó endeudarse en esa cantidad para hacer los pagos correspondientes.
Infortunadamente, desde el ministerio de Hacienda, se contradijo al presidente de la República y a la ministra de agricultura, basado, supuestamente, en un documento elaborado por la Dirección de Crédito Público, que apelaba al argumento de que se incrementaría la tasa de endeudamiento, acercándose a la meta de 71%, en una posición muy conservadora.
Hay que dejar el conservadurismo económico
Para los economistas antineoliberales, el gobierno puede apelar a la emisión de bonos, o a la emisión monetaria, que hoy es imposible llevarlo a cabo por la orientación neoliberal de todos los miembros de la junta del Banco de la República. Esto lo hacen todos los días en Estados Unidos y en el Banco Central Europeo, pero en un país tan imbuido por las ideas neoliberales desde los ochenta es muy difícil.
Estas idas neoliberales, si no se derrotan, van a llevar a que el gobierno no pueda cumplir sus promesas. Hay que revocar la regla fiscal que impide a los gobiernos actuar.
Como dicen muchas corrientes keynesianas y post keynesianas, el gobierno no es un hogar. Se puede endeudar y emitir dinero con objetivos claros de fomentar la producción y el empleo, que, al crecer la economía, el déficit fiscal bajará, así como la tasa de endeudamiento.
Así, la corriente postkeynesiana de la Teoría Monetaria Moderna -MMT que los gobiernos con soberanía monetaria, es decir, que emiten su propia moneda, como el dólar, la libra, el rublo, el yuan, no tienen problema en endeudarse.
Un país como Colombia tiene su propia moneda que es el peso, pero digamos que es una soberanía monetaria limitada porque el mercado interno de capitales es muy débil y debe acudir a endeudamiento externo, con todos los problemas que esto implica.
Sin embargo, el Banco de la República podría prestarle plata al gobierno, o comprarle TES a períodos de muy largo plazo y con tasas de interés cercanas a cero. Esto lo hace todos los días la Reserva Federal en los Estados Unidos que le compra bonos al tesoro. Y en Europa, el Banco Central Europeo emite bonos y con estos recursos se los presta a los países y les regala parte de los recursos obtenidos.
Pero en Colombia es tan fuerte el pensamiento económico conservador que esto se considera un crimen, y mucho menos hablar de emisión monetaria.
Conclusión
Es necesario realizar en Colombia este debate sobre las reglas fiscal y de endeudamiento del sector central del gobierno, un país que, como Chile, es muy conservador en política económica que no permite crecer más rápido.
Lo irónico está en el hecho que ha llegado un gobierno con un programa que se decía antineoliberal y que está sufriendo está ideología tan enraizada en el sistema. La burocracia es muy fuerte y el presidente ha nombrado equivocadamente a neoliberales y muchos que vienen de los gobiernos desde hace treinta años permanecen en sus cargos, tecnocracia fundamentalmente de neoliberales.
Son muchos los ejemplos, los miembros de la junta del Banco de la República, de todas las comisiones de regulación, de las superintendencias, de los ministerios.
No importa ganar el gobierno si sigue la misma tecnocracia que siempre ha respondido a los intereses del sistema. Ella sabotea a los gobiernos del cambio aquí en Colombia y en todas partes.
Defiendo que el Banco de la República le compre bonos al gobierno, o que este los emita para el sector privado. Igualmente, dejar el mito del déficit fiscal, que no es bueno ni malo por principio. Depende de para qué se usan los recursos, si para fomentar la producción, el empleo o gastos de funcionamiento o de guerra. Cuando ha crecimiento, el déficit disminuye.
El mundo está cambiando, los mitos están cayendo y el neoliberalismo ha mostrado sus flaquezas.
Seguir las ideas ortodoxas no permitirá un país más sólido, con un mayor crecimiento y reducción del desempleo. Por el contrario, continuaríamos con tasas de crecimiento raquíticas alrededor de 3,0 por ciento, alto desempleo, informalidad, pobreza y desigualdad.
@DiegoOteroP