El uso permanente de tecnología digital puede convertirse en adicción. ¿Quién no lo sabe? Es por eso que una buena parte de la población puede estar aquejada de al menos una de las numerosas patologías relacionadas con la manipulación diaria de estos aparatos.
Entre las consecuencias que provocan dichos desórdenes psicológicos se cuentan trastornos de la alimentación, ansiedad, tendinitis del pulgar, problemas de memoria, desconcentración, cansancio, compulsión maniaca, bajo rendimiento escolar, deterioro del autocontrol, crisis asmáticas y, por supuesto, depresión. Si presenta usted alguno de los síntomas anteriores, es posible que su origen radique en alguna de estas “tecnopatologías”.
Síndrome de vibración fantasma: Lo que sienten muchas personas cuando creen que el móvil ha vibrado y se apresuran a mirar quién les ha llamado o enviado un mensaje. Lo curioso es que eso ocurre también en ocasiones en las que no se lleva el teléfono encima… o está apagado.
Síndrome del mensaje múltiple: Necesidad imperiosa de manejar múltiples chats, redes sociales o emails para estar recibiendo todos los mensajes, o respuestas posibles y así sentirse incluido en temáticas o grupos sociales.
Tecno ansiedad: Incomodidad o desasosiego que se siente cuando no se tiene un dispositivo a la mano para comunicarse.
Síndrome de alienación: Sentimientos de soledad, tristeza y depresión acompañados de pensamientos de baja autoestima, o de menosprecio de los otros, por no estar conectado.
Taxofrenia: El estrés que provoca el teléfono cuando no suena o nadie escribe.
Sexting (contracción de sex y texting): Anglicismo para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por teléfonos celulares. En español se sexteo como sustantivo, y sextear como verbo.
Nomofobia: Miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. El término es abreviatura de la expresión inglesa “no mobile phone phobia”.
El efecto Google: Tendencia a no recordar inclusive información básica sobre los lugares donde vivimos o las personas que nos rodean, porque sabemos que tendremos acceso a ella con solo entrar a Google. El fenómeno fue descrito por primera vez por Betsy Sparrow (Columbia), Jenny Liu (Wisconsin) y Daniel M. Wegner (Harvard) en julio de 2011. La facilidad de acceso a Internet hace que seamos más propensos a olvidar todo dato que sea accesible con solo dar clic.
Ciberbullying: Uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online) para ejercer acoso psicológico entre iguales. No se trata aquí el acoso o abuso de índole estrictamente sexual, ni los casos en los que personas adultas intervienen.
Textofrenia: Tensión psicológica o confusión por creer que el móvil recibe constantemente mensajes o notificaciones, sin que esté sucediendo.
Texiedad: Ansiedad que se siente al enviar un mensaje y no recibir respuesta rápida. Si usted es de los que envía un mensaje y revisa el celular cada cinco segundos en busca de respuesta, pellízquese: ya presenta un primer síntoma de dicho desarreglo psicológico.
Whatsappitis: Una mujer de 34 años de California fue la primera en ser diagnosticada con este mal, también conocido como tendinitis en el pulgar, debido al uso compulsivo del servicio de mensajería instantánea Whatsapp.
Selfies: Un egocentrismo exagerado puede terminar en paranoia o depresión, segúnlos especialistas por “prestar demasiada atención a las fotografías que ha publicado, revisando compulsivamente quién las mira, a quién les agrada o quien las comenta, con la esperanza de lograr la mayor cantidad posible de “me gusta”.
Cibercondría: Tendencia a consultar en Internet los síntomas de afecciones o patologías que creen estar sufriendo… y convencerse de que las padecen.
Phubbing: Se inició hacia el año 2007 con el nacimiento del smartphone o teléfono inteligente. Término formado a partir de las palabras inglesas phone y snubbing, consistente en menospreciar a quien nos acompaña por prestar más atención al móvil.
Sex-selfies: La moda del autorretrato ha variado y se ha creado una nueva y extraña tendencia: los “sex selfies”, consistente en tomarse fotos en el momento de tener relaciones sexuales (antes, durante o después).
Según un reporte publicado por el portal de citas AshleyMadison.com, el 60% de sus usuarios confesó haberse tomado un “selfie sexual” y haberla publicado. En una encuesta realizada en Gran Bretaña, encontraron que los hombres (71 por ciento) son más adeptos a este nuevo fenómeno que las mujeres (69%), aunque por ligera mayoría.
Esta nueva moda es especialmente popular en naciones asiáticas como Taiwán y Japón. Por otro lado, en Francia el 38 por ciento de los hombres y el 34 por ciento de mujeres dijeron que prefieren tomarse un “sex-selfie” en solitario.