Por HERMANN SÁENZ PRIETO
Felipe Martínez es una de las diez personas que trabajan en Desde Abajo, una empresa periodística de izquierda que incluye un proyecto audiovisual, una editorial con más de 200 títulos publicados, organización de seminarios, foros y conversatorios y, próximamente, una emisora de radio virtual.
Martínez y sus compañeros saben que el periódico, que en 2021 cumplirá 30 años, subsiste gracias al sacrificio que ellos mismos hacen, donde su salario depende de lo que se venda y de lo que trabajen, ya que el periódico no cuenta con financiación de ninguna ONG, partido político o empresario.
Desde Abajo tuvo una de las primeras páginas web de Colombia, creada en el 2000, cuando aún no había muchas medios electrónicos de expresiones alternativas, y se convirtió en un referente latinoamericano.
¿Cuáles son los orígenes de Desde Abajo?
El periódico nace a partir de la Constitución de 1991, cuando han sido desmovilizadas varias insurgencias y se va creando un nuevo escenario para la política alternativa. Desde Abajo hace parte de ese marco de procesos que surgen como una apuesta de comunicación. Nace inicialmente como periodismo comunitario y con el paso del tiempo se empieza a acercar gente académica, personas de distintos sectores sociales del país y de diversas luchas sociales y populares de Colombia.
¿Cuál es la línea o tendencia política del periódico?
Es un periódico que hace parte del movimiento social y popular de Colombia. Tenemos una mirada desde la izquierda, pero nuestra posición no es siempre avalando lo que hace la izquierda; somos una visión muy crítica, al interior de la izquierda y en el contexto de los movimientos sociales y populares del país. No hacemos parte de ningún partido político o tendencia de las existentes en el variado mapa de la izquierda en Colombia.
¿Cuál es la filosofía que ustedes quieren plasmar con el nombre Desde Abajo?
Desde Abajo vio la necesidad de crear un periodismo que muestre las luchas y gestas de comunidades organizadas, de movimientos sociales, que es la gente de abajo, el pueblo marginado que vive las inclemencias de un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre. Entonces, desde un principio nos propusimos desarrollar un periodismo que tenga esa otra visión de la realidad de la gente: desde abajo. Que no sea solo mostrar el sufrimiento de las mayorías, sino también mostrar las alternativas y luchas que se crean desde abajo para cambiar la sociedad, así sea en pequeños lugares o en alternativas más grandes.
Veo que ustedes acostumbran partir de una visión internacional para revisar la problemática local.
Para analizar la situación nacional, partimos de lo internacional. Así como tenemos una mirada local, también hay una mirada internacional. Nosotros también hacemos el diseño, la redacción y la diagramación de Le Monde Diplomatique para Colombia. Esto nos brinda la posibilidad de tener una mirada internacional.
¿Cómo ven ustedes la actual situación del país, frente a este gobierno de extrema derecha?
En la actualidad hay un sector de la derecha, la menos ilustrada, que representa unos intereses muy arcaicos dentro de un esquema capitalista, básicamente son ganaderos y gente que le interesa la apropiación de las tierras sin ninguna producción más allá de la ganadería o de la entrega de territorios y zonas del país a los grandes intereses de multinacionales. Esto genera diversos conflictos sociales y políticos. Colombia empieza a volver a un conflicto más crudo, que nunca se ha acabado, ni siquiera luego del acuerdo de paz con las Farc, sino que se ha mantenido permanente. Hoy el conflicto es entre los que luchan por la vida, a favor de la tierra y los derechos de las gentes que viven ahí, y quienes están en contra de la vida e imponen modelos que afectan a los territorios y a los derechos humanos.
¿Hay posibilidades de representación democrática en Colombia para los movimientos de izquierda?
Los sectores alternativos y de izquierda no tienen una propuesta democrática de país que llame a las mayorías, sino un nicho pequeño, que tiene un crecimiento mínimo, mientras que el uribismo o el santismo siguen manteniendo el control político de Colombia. Lo que existe en Colombia es una democracia formal, donde el único día para hacer parte de esta democracia es el día de las elecciones. No se ha constituido ni gestado el ejercicio de una democracia más profunda, que implicaría que las decisiones de la nación se tomen de manera real, en medio de asambleas o de consensos. No una democracia donde se elige a una persona para que decida por su vida. Se necesita que la gente de abajo haga parte de ese ejercicio de la democracia. Aquí no existe una democracia realmente, aunque tampoco podemos decir que estamos en un modelo fascista, porque hay elecciones y es una forma de participar. Pero es una democracia bastante limitada, y lo que hoy necesita es profundizarla y constituir otro ejercicio de la democracia, una democracia más amplia.
¿Cómo ve el papel que juega Gustavo Petro?
Petro es un referente, él ha logrado convocar a muchos sectores alternativos. Se constituye en un personaje que intenta disputar la presidencia, pero lo que vemos es eso y nada más, un personaje. Detrás de él no hay un movimiento, sino lo que él imponga. Como parte de un ejercicio que plantee una transformación profunda en la forma de hacer política, hasta eso hay que cambiarlo. Gustavo Petro dice que tiene ocho millones de votos y que esa es su base para las siguientes elecciones, pero la política es muy cambiante. También es alguien a quien le han puesto muchas trabas para que no dispute la presidencia con la clase política tradicional.
¿Cómo vislumbran ustedes lo que va a pasar en el 2022, ustedes creen que el uribismo va a entregar el poder fácilmente?
La crisis se va a mantener, porque no es solo de Colombia, es una crisis sistémica. El sistema capitalista está en crisis, la economía mundial está en crisis. Entonces no importa la persona que quede, por más que diga que es alternativa no va a tener mucho juego, porque no lo permite la política internacional. De llegar Gustavo Petro a la presidencia, al final va a generar una desilusión de ver el cambio solo en la elección de alguien diferente.
¿Ve posible una coalición hacia el 2022 para hacerle contrapeso al candidato uribista?
En la práctica se está haciendo esa coalición. Pero la fuerza con la que lleguen va a ser compleja, porque las elecciones se mueven a través de una mafia que compra votos, que acude a la propaganda negra. El uribismo con seguridad va a seguir acudiendo a la estrategia que ha usado todos estos años, basada en la mentira y en la compra de votos.
¿Cuál es su opinión sobre Sergio Fajardo?
Él es un uribista más. Se escuda en que es algo distinto, pero representa los intereses del Grupo Antioqueño, una visión finalmente de la extrema derecha. Él no es alternativa para nada.
Volviendo al periódico ¿Cuantos periódicos imprimen y cuál es su periodicidad?
Se imprimen 3.000 periódicos al mes, cada uno de 24 páginas. Tenemos cerca de 800 suscriptores fijos. El actual director es Carlos Gutiérrez. La fidelidad de los lectores nos lleva a que estemos a punto de cumplir 30 años. Tenemos puntos de venta en Medellín, Cali, Ibagué, Armenia y Bogotá.
¿Cuál es la diferencia entre ustedes y el periódico Voz, también de la misma tendencia?
Voz genera análisis semanales sin mucha profundidad. En Desde Abajo tratamos de mirar no solo el problema pequeño, sino lo que es estructural. Esto ha llevado a que digan que Desde Abajo es un periódico académico, muy denso de leer con un lenguaje que no es fácil de digerir. Pero es que damos una visión de la coyuntura, que debe permanecer por un mes.
¿En algún momento se han sentido señalados por el gobierno, ya sea el de Duque o el de Uribe?
Durante el gobierno de Uribe hubo un momento en el que Claudia Gurisatti salió con el periódico Desde abajo en el programa La Noche y dijo públicamente que era el periódico de las Farc. De ese tipo de calumnias y mentiras hemos sido víctimas.