Por ISMAEL OROZCO*
A toda hora, día y noche, los medios hegemónicos nos bombardean con versiones disímiles o no concordantes, unas con otras, para refundir el asunto principal. Ayer el tema desbordante era Pegasus, gracias a la noticia-bomba de un periódico capitalino según la cual “fuentes del gobierno de Estados Unidos le confirmaron a El Tiempo que fue esa administración la que proporcionó el dinero para la compra del software con recursos lícitos”.
Y uno se pregunta: ¿cómo hacen para ingresar “lícitamente” once millones de dólares en efectivo a Colombia, sin que haya alguien que se apersone declarándolos en Aduana? En lo hasta ahora establecido, no se registra que los aviones hayan desviado su ruta para entrar a USA (quien dice haber dado el dinero) a recoger el efectivo, clandestinamente.
Tampoco aclaran cuál banco colombiano, caja de cambio o personas entregaron el efectivo a quienes vinieron directamente desde Israel a recogerlo. El asunto sin resolver se ajusta entonces al dicho popular: averígüelo, Vargas…
Sí, Vargas (Jorge Luis), el entonces comandante de la Policía, quien sin duda alguna debe estar enterado de esas andanzas y subterfugios. Sea como fuere, creemos que se trata ante todo de un lavatorio, no de pies sino de manos, para quitarles pecados a algunos.
De manera simultánea, la radio esconde el tema y se traslada a lo que le parece “más importante”: la creación de un nuevo sindicato, pero ahora político, que se define como la conjunción del bloque Anti-Petro. Y aparecen en el tablero algunos reyes y reinas: Clara Luz Roldán (Partido la U), Nadia Blel (Partido Conservador), César Gaviria (gran monarca del Partido Liberal), Juan Manuel Galán (Nuevo Liberalismo) y el apenas alfil Alexander Vega, también de La U.
Casi todos los anteriores se pasearon por lo que fue el glorioso Partido Liberal de Uribe Uribe, López Pumarejo y Jorge Eliecer Gaitán, pero evolucionaron en reversa, porque hoy son más retrógrados y oscurantistas que los de la Inquisición de hace 500 años.
Los seguidores de Gaitán intentaron que los distinguieran del Partido conservador por algo diferente el color de un trapo, porque el problema no era ese. El problema era miseria y riqueza, oligarquía y pueblo, y convocaba a luchar por algunos principios básicos para liberales y conservadores. Fue la época en que a muchos liberales les tocó huir a las selvas y Los Llanos para salvarse de la persecución de Chulavitas y Pájaros, dedicados a asesinar sin miramientos.
En 1953 con la llegada del general Gustavo Rojas Pinilla al poder, los guerrilleros pactaron la entrega de las armas y el gobierno se comprometía a:
1) Dar garantías a toda la población combatiente.
2) Indemnizar a las víctimas del conflicto.
3) Dar trabajo a los guerrilleros amnistiados.
4) Liberar a los presos políticos.
5) Reconstruir pueblos.
6) Construir escuelas y colegios.
7) Crear cooperativas agrícolas con crédito y maquinaria.
Lo anterior es tomado del libro Guadalupe Salcedo y la historia de los incumplimientos a la paz.
Pero el gobierno no cumplió con ese mínimo. En cambio, Guadalupe fue asesinado el 6 de junio de 1957 por la Policía, a los pocos de días de la caída de Rojas Pinilla. Otro de los firmantes de ese acuerdo, Dumar Aljure, también fue asesinado.
Cabe ahora preguntarnos por qué tantas coincidencias entre lo planteado hace 70 años en ese programa mínimo de los guerrilleros liberales, y lo que sucede ahora con las Farc, a quienes tampoco les cumplen y también les asesinan los reincorporados (van 490). El gobierno Duque, a instancia de sus jefes, se encargó de “volver trizas” los acuerdos. Al M-19 también le asesinaron su máximo dirigente y candidato presidencial, el “comandante papito”, Carlos Pizarro.
Es el momento de preguntarnos, con la mano izquierda en el corazón (para diferenciarnos de otros) si es posible creer que los partidos ‘sindicalizados’ de hoy y con los antecedentes que tienen -como ser anti-paz, anti-progresistas y anti- democráticos-, tienen la intención de lograr mejoras sociales, o más bien la de recuperar sus espacios de confort e impunidad, para seguir jodiendo al colectivo. Del pensamiento de todos ellos y exprimiéndoles el cerebro, no se obtiene ni siquiera la mitad de uno de los puntos pactados con la guerrilla de Guadalupe, como objetivo irrenunciable.
Después de tantos meses de oposición al gobierno, tienen el cerebro echando humo, se les recalentó ideando el coro 2fuera Petro”. Y nada más para mostrar.
No es el momento de poner la otra mejilla para que nos metan otra cachetada. Es el momento de abandonar montoneras sin programa político viable y responsable. Hay que proceder a organizarnos, al menos, bajo tres de los puntos principales (5,6,7) del mínimo programa de la otrora sufrida guerrilla liberal.
* Ingeniero de Transportes y Vías de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). Exalcalde de Floridablanca, gerente de los Ferrocarriles Nacionales división Santander, director del distrito 15 de Carreteras del entonces ministerio de Obras Públicas.