Por SANDRA GARCÍA
Malas noticias asedian al expresidente de Estado Unidos, Donald Trump. Para empezar, el pasado martes 13 el comité de Ética del congreso comprobó su participación en los eventos ocurridos el 6 de junio del 2021, cuando extremistas de derecha se tomaron el Capitolio, minutos después de que la autoridad electoral validara el triunfo de Joe Biden. Resultado final: nueve muertos, muchos heridos y 850 procesos judiciales.
Entre las múltiples pruebas se encuentran trinos del expresidente incitando a sus seguidores, testimonios de personas cercanas, indultos políticos a cambio de apoyo, vídeos de grupos extremistas convocando a actos violentos, manipulación de testigos y comentarios públicos: “podría disparar a la gente en la Quinta Avenida y no perdería votos».
Una de las pruebas contundentes es un audio preelectoral publicado por el medio Mother Jones. En el audio Steve Bannon, exestratega de Trump, sostiene una conversación con varios simpatizantes de Guo Wengui -un magnate chino exiliado- sobre las elecciones en EE. UU. y cómo planeaban realizar un fraude para permanecer en el poder. La estrategia consistía en aprovechar la demora en el conteo de votos demócratas, mientras Trump culpaba a Biden de fraude y se “declaraba ganador sin ser ganador”, para desatar violencia y caos. En ese audio además se revelan temas delicados, como el despido de miembros activos de la CIA y el FBI después del supuesto triunfo, o la difusión de vídeos sexuales para dañar la imagen de Biden. Mienytras tanto, sin ningún argumento sólido difundían el rumor de que China había creado el virus del Covid-19.
La reacción por parte de la ciudadanía no se ha hecho esperar. Por un lado, los seguidores de Trump dicen que es persecución política, mientras que sus opositores afirman que se estuvo gestando un golpe de Estado y habría por tanto traición a la patria. Medios y ciudadanos cuestionan si habrá justicia, si la ley va a castigar a Trump o si lo apartarán de la política definitivamente. El tema es tan complejo que republicanos serios aseguraron que si Trump vuelve a ser candidato, votarán por los demócratas o se abstendrían de depositar su óbolo.
La cosa se complica más cuando John Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional republicano, en entrevista con la CNN y tratando de justificar las acciones de Trump, confirma un secreto a voces: la participación del gobierno americano en golpes de estado a países opositores. Debilitar las democracias de otros países no era algo nuevo en su carrera: Irak, Afganistán o Libia fueron algunos ejemplos. Bolton en la entrevista afirma que el gobierno de Trump propició varios golpes de Estado. Aunque no nombró todos los países afectados, si dio suficientes datos sobre el intento de derrotar la democracia venezolana en 2019, confirmando la sospecha de muchos políticos y ciudadanos latinoamericanos que veían la política de Trump como desestabilizadora y abusiva.
En mi Columna anterior como Trump logró hacer elegir algunos gobiernos de derecha latinoamericanos “pro Trump”, que llegaron al poder bajo su mandato. Uno de ellos Iván Duque, por supuesto.
Con base en la confesión de John Bolton, surge una pregunta sensata: ¿Qué tan involucrados estuvieron el uribismo y el presidente Iván Duque en el intento de golpe de Estado en Venezuela?
La democracia en Estados Unidos es intocable, ellos saben que es asunto innegociable de seguridad nacional, fortaleza como nación y potencia. ¿Hasta dónde llegarán las investigaciones? ¿Incluirían a los políticos colombianos que hicieron proselitismo en Miami a favor de Trump? Cabe recordar que desde la posesión de Biden, el contacto de este con el gobierno uribista ha sido mínimo, algo evidente si lo comparamos con la acogida que le han dado al electo presidente Gustavo Petro.
Donald Trump no atraviesa su mejor momento político, más bien lo contrario: el comité del 6 de Junio anuncia nuevas pruebas para la próxima semana.
ADENDA: Iván Duque también reconoció a Jeanine Añez Chávez, hoy presa, como presidenta interina de Bolivia, después del golpe de Estado del 2019. Tampoco se puede pasar por alto el asesinato del presidente de Haití el año pasado, a manos de ex militares colombianos.
Son datos y hay que darlos.
* Foto de portada, tomada de The Washington Post