Por DIEGO OTERO PRADA
Ahora la justificación para el negocio maestro, es que hay que convertir a Ecopetrol en una empresa energética. ¿Por qué no hacerlo con ISA? ISA es una empresa transportadora de energía eléctrica, de comunicaciones TIC y de carreteras. Si se quiere que ISA sea empresa energética, que sería lo ideal, hay que permitirle que entre en el negocio de la generación descarbonizada: en las energías solar, eólica, geotérmica, de biomasa, de hidroenergía, mareomotriz, transporte eléctrico y similares. Y que explore estos nuevos negocios y promueva la industrialización de Colombia. Diversificación sí, pero con energías no convencionales.
El cuento de que por entrar Ecopetrol en transmisión de electricidad, telecomunicaciones, TIC y carreteras se convierte en una empresa energética, es falaz. Es hacerle juego al gobierno de Iván Duque. La transmisión de la energía eléctrica o las comunicaciones no tienen nada que ver con el concepto de energía, como se quiere a dar a entender.
Esto no tiene ninguna relación con el cuento de la transición energética. Sencillamente, una empresa petrolera-gasífera entra a los negocios de transporte de electricidad, comunicaciones y construcción de carreteras. Esto en nada facilita la transición energética, al contrario, le quita recursos y atención a Ecopetrol para concentrarse en lo correcto. Es una verdadera confusión de conceptos.
Cuando se habla de transición energética, quiere decir ir de los combustibles sólidos, líquidos y gaseosos a otro tipo de fuentes primarias de energía, como sol, viento, geotermia, hidroenergía, biomasa… Nunca se habla de transmisión, como líneas eléctricas, gasoductos, poliductos, carboductos.
He manifestado antes que lo que le conviene a Ecopetrol no le conviene al país, en parodia de lo que se decía en los Estados Unidos, que lo que le convenía a Ford le convenía al país. Supuestamente es un buen negocio, pero para que sea efectivo Ecopetrol debe endeudarse. Endeudarse para hacer la transición energética, esto sí es lo importante, pero no para comprar líneas eléctricas. Aquí el papel del presidente de Ecopetrol, en coordinación con el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, ha consistido en hacerle el juego al gobierno.
No hay ninguna empresa petrolera en la Tierra que haya comprado una empresa de transmisión eléctrica. Lo que están haciendo es entrar en estos negocios que he mencionado y están invirtiendo fuertemente en investigación básica y aplicada.
La transición energética no puede reducirse, como ocurre hoy en Colombia, a importar equipos como paneles solares, generadores eólicos y otros, sin pensar en un verdadero programa de industrialización. Es curioso, todo el mundo habla de industrialización, pero a la hora de la verdad es otra frase hueca más.
Hay que pasar de un sistema centralizado de energía para beneficio de oligopolios nacionales e internacionales a un sistema descentralizado donde los ciudadanos sean los dueños de sus propios sistemas solares o eólicos, y puedan vender energía a la red, si se trata de energía eléctrica. Ciudadanos dueños de sus propias decisiones energéticas, que no dependan de los monstruos del sector energético para ser explotados de por vida, con precios y normas impuestas sin su participación.
Este sí es un verdadero programa transformador, que se ha planteado por muchos investigadores, sociólogos, políticos, para beneficio de los ciudadanos, de los países y no para los monstruos energéticos. Es un verdadero programa de emancipación humana y de los países que acogen a esa compañías internacionales.
Dejemos a ISA como está y que amplíe las funciones, o si se quiere a Ecopetrol también, a EPM y al Grupo de Energía de Bogotá. No le hagamos el juego a este gobierno neoliberal inhumano.
Que Ecopetrol utilice los recursos escasos de que dispone para hacer una verdadera política energética alternativa, en lugar de gastar plata en líneas de transmisión. Hagamos de Ecopetrol una verdadera empresa energética, no de transmisión de energía eléctrica ni de telecomunicaciones y construcción de carreteras, que no tienen nada que ver con la transformación que buscamos los que pensamos en un mundo diferente post capitalista.
Sí a la diversificación, no con líneas de transmisión, sino para invertir en una verdadera revolución energética y productiva, impulsando la industrialización y la investigación y dejar de ser simples importadores de equipos de España, China, Holanda o Estados Unidos.
Que la revolución energética sea un programa de industrialización para Colombia. Y lo repito, esto no se hace comprando líneas de transmisión de energía eléctrica. Eso ya lo hacen muy bien las empresas de energía eléctrica.