Corría el año 2007. En plena campaña electoral, Samuel Moreno y Enrique Peñalosa se disputaban el voto para remplazar a Lucho Garzón en la alcaldía de Bogotá. Contrariando toda lógica política, los socios y vecinos del Country Club –estrato 6 para arriba- anunciaron su apoyo al candidato ‘izquierdista’ del Polo Democrático, diríase en instintiva defensa ante el anuncio que les hizo Peñalosa: “el Country Club tiene que irse, porque el tema no es político sino administrativo”. Lo dijo en una caótica reunión con residentes del barrio La Carolina, donde los ánimos se exaltaron tanto que el hombre fue sacado casi a empellones del recinto, en medio de insultos para él y vivas para Samuel Moreno.
Para entender la ‘piedra’ de ese escándalo, hay que retroceder al año 2000: primera alcaldía de Peñalosa, él mismo a cuenta y riesgo inicia el proceso de expropiación administrativa de la cancha de polo del Country Club, para la construcción de un parque público. Fue tan solo un lote de diez hectáreas, de las casi 100 que tiene, pero el meollo reside en que se trataba de la segunda fase de un Plan de Reordenamiento del Country Club que comprendía dedicar el 61 por ciento de su extensión a un parque metropolitano similar al Simón Bolívar, con lo cual desaparecían los campos de golf y se le daba continuación a la carrera 15 hasta la calle 134.
Había de por medio una especie de gana-gana, pues el tráfico de la ciudad recibí un ramalazo de alivio sobre la congestionada carrera 15 con 127, frente a Unicentro, mientras que el 30 por ciento restante del terreno era entregado a los socios para que desarrollaran proyectos urbanísticos de vivienda.
Pero no, ellos querían -y siguen queriendo- quedarse ahí, trancando todo. ¿Alguien puede entender por qué la carrera 15 se estrella contra la portería de dicho club privado, taponando no solo el tráfico sino todo el desarrollo urbanístico del sector, y los bogotanos de todos los estratos sociales que a diario se ven obligados a pasar por ahí se lo aguantan como si nada?
Después de que -gracias esos encopetados votos- Samuel Moreno ganó la alcaldía de Bogotá, detuvo la expropiación por vía administrativa del Country Club iniciada por Peñalosa, perfeccionada por Mockus y llevada a buen puerto por Lucho Garzón, en lo referente a la cancha de polo. Moreno simplemente se desentendió del asunto, de modo que los socios del Country pudieron seguir jugando golf tranquilos en sus dos campos de 18 hoyos cada uno, hasta el día presente.
Pero he aquí que llegamos a la campaña electoral de 2015 que le permite a Peñalosa acceder de nuevo a la alcaldía de Bogotá, y vaya cosa misteriosa, se silencia toda alusión a si el Country Club debe irse o quedarse ahí, a ningún periodista se le ocurre preguntar. Y Peñalosa termina entonces haciendo lo mismo de Samuel Moreno, se desentiende del asunto, y cuando algún periodista acucioso -el único que no se olvidó del tema- le pregunta si “¿sigue con la idea de expropiar el Country para hacer un gran parque?”, tres semanas después responde: “Tenemos que terminar de hacer un parque en las siete hectáreas de la cancha de polo que compró el Distrito. (…) A largo plazo no se puede descartar que se haga un parque en los demás terrenos del Country, pero no será en mi Alcaldía”.
Ese “no será en mi alcaldía” refleja lo que se veía venir para su segunda alcaldía: que Peñalosa mató el tigre y se asustó con el cuero. O sea, prefirió tragarse los insultos que había recibido ocho años atrás, con tal de no perder los encopetados votos de La Carolina y demás residentes próximos al Country Club. Y echar por la borda el plan original de darle fluida movilidad al tráfico del sector, por supuesto. Se tragó ese sapo, digamos.
Casi veinte años después de dar comienzo al juicioso plan de reordenamiento ideado por Antanas Mockus, encontramos que a la hora presente ninguno de los candidatos que aspiran a ser el (la) alcalde(sa) de Bogotá a partir de 2020, se ha pronunciado al respecto. Así que en El Unicornio hemos juzgado pertinente conocer la opinión de los cuatro primeros -Claudia López, Carlos Fernando Galán, Hollmann Morris, y Miguel Uribe- para formularles esta única pregunta:
¿Cree usted que el Country Club debe permanecer donde está, o trasladar sus instalaciones a un lugar que permita desembotellar el tráfico del norte de Bogotá?
Por favor responder con el encabezado “Durante mi alcaldía…